Odio

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Una vez más Cristinini estaba parada fumando en la ventana de su piso, contemplaba el paisaje urbano desde la ventana, su fiel amiga una planta ya con agua fresca la acompañaba, constantemente miraba al reloj para luego mirar la puerta.

Cada vez la odiaba más, siempre tardaba en todas las cosas que hacían, su compañera de cuarto, amiga y colega siempre la hacía demorar en todas las actividades que tenían, por eso la odiaba, la odiaba mucho.

Podía enumerar todas las razones por la cual Cristi odiaba a la castaña, justo ahora las estaba repasando mientras la esperaba junto al calor agobiante que había. Su cigarrillo estaba casi completamente consumido, miró a la repisa dónde siempre dejaba sus cosas cuando llegaba a casa, y una nueva razón de odiar a su compañera estaba en su mente.

La hija de su puta madre me robó los cigarros.

No era así, ella sabía que May no fumaba, pero prefería pensar en el hurto a ver los cigarros destrozados en el tacho de basura.

La odiaba demasiado, escuchaba su risa inocente y el coqueteo de una de sus parejas recientes por detrás de la puerta.

—Chao Fola~…– el sonido de la puerta cerrarse, el agotado suspiro de Mayichi y el ceño fruncido de Cristinini —Cris, ya llegué amor.– caminó sacándose la camisa quedando solo en su ropa interior, se pegó a la espalda de Cristinini esperando un saludo de su novia.

—Ala, y te dignas a venir, abrazarme y joderme la tarde, hace cinco minutos teníamos que estar aniquilando al imperio completo y tú de payasa por qué eso eres una payasa.– sintió las frías manos de su amante acariciando su cintura por debajo de la camisa, eso era lo que más odiaba.

Odiaba que aunque sintiera el infierno en su espalda Mayichi era la única que la podía relajar con una simple caricia.

—Cristi, ¿que te parece tomarnos unos minutos más solo para relajarnos?.– susurró —Ya tardé cinco minutos, podemos tardar unas cuantas horas más… juntas.– Mayichi no era tonta, más bien conocía muy bien a su orgullosa novia. Cristinini apagó el cigarro y se separó de la ventana.

Realmente odiaba como Mayichi la lograba comprar tan fácil.
Al ver que la castaña le daba su espacio, ella solo se dió vuelta y procedió a sacarse la camisa.

—Rapido, que tengo calor.– la sonrisa de May era de cumpleaños, ella amaba a Cristina y siempre la quería hacer un poco feliz, a pesar de sus trabajos, su prioridad era la felicidad de Cristinini.

Por que ella estaba completamente cegada amando a Cris, mientras que Cristina negaba con odiarla.

(°°°)
Fantaseando con ellas dos, sorry.
._.xD

Mil Y Tantos One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora