Perdido en la realeza

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Solo una vela alumbraba su blanca piel, una vela y la blanca luna a sus espaldas quien esperaba pacientemente alumbrando casi toda la habitación. Una vez más el Rey Killer estaba en su palacio haciendo ni nada más que trabajo tras trabajo, llevaba meses en esa oficina trasnochando. Ya no tenía ganas de asistir a los banquetes reales y como él era el todopoderoso no estaba obligado a asistir, solo salía para inaguración de comercios o para discutir con algún otro rey de la zona. Él no se sentía cansado, simplemente amaba estar encerrado en la oficina haciendo el papeleo, preferiría mil veces a estar encerrado a tener que lidiar con duquesas dispuestas a una noche con él.

“toktok” levantó su cabeza de los papeles al escuchar el golpe en el vidrio, se dió vuelta y vió el ventanal abierto en par en par, eso le asustaba, esperó pacientemente a que su pequeño problema apareciera.

—Mira nada más a quien me encuentro.– el albino no pudo evitar sonreír al ver los bucles desordenados la camisa suelta y los pantalones cortos, lo veía como el niño más flexible del mundo, pero no era así, esa criatura de ojos falsos de piel morena y rulos irrespetuosos era nada más que un niño que se alimentaba de la sangre, uno muy mimado que solo tomaba sangre real, es por eso que había invadido la oficina de Killer ordenándole con la mirada atacarlo.

A Killer no le molestaba, al contrario, empujó su silla hacia atrás dejando de estar enfrente del escritorio abrió sus brazos para recibir a su pequeño y este solo sonrió para correr a los brazos del albino, se subió encima de él esperando pacientemente el brazo del mayor.

—¿Dónde estabas? Pequeño demonio– le entregó su muñeca acariciando sus mejillas, tenía al niño entre sus manos y este solo se dejó acariciar, tomó del brazo del albino para besarlo suavemente para tratar de clavar sus colmillos en él, los ojos blancos del moreno se iban llenando de lágrimas cyan, la esperanza de vida iba creciendo igual que él niño, al ver la descompostura de Killer justo ahí paró.

—No, sigue tomando Far.– solo lo Interrumpió, puso sus manos ahora ya grandes en su boca. — a.– solo musitó.

—Killer te extrañé.– se abrazó al mayor, su voz era apenas un susurro. Killer levantó la mirada del moreno acariciando sus rasgos ya adulterado, limpió sus lágrimas cyan besando de ellas, con sus manos en la cara de farfadox acariciando sus labios y abriendo la boca del menor viendo cómo poco a poco le iba creciendo la lengua cortada.

—¿Quien te hizo eso?.– el moreno dudó en responderle —La súcubo Cristinini, le he dicho cosas malas– comentó pícaro.

Killer estaba molesto —¿La emperatriz del sur es una súcubo?– Farfadox se levantó de las piernas de Killer, caminaba hacia el Sillón de al lado de la ventana siendo alumbrado por la luna llena, sus ojos completamente blancos brillaban, Killer también se quiso acercar hacía él.

Apoyó su rodilla entre las piernas de Farfadox, entrelazó su mano y apoyó la otra en el respaldo del sillón acorralando al moreno, los orbes grises de Killer cada vez se iban fundiendo convirtiendo su mirada completamente blanca con cada vez que se acercaba a su niño, apoyó su frente con el contrario mirándose fijamente, en un agudo silencio.

—¿Tú marido no dirá nada?– preguntó gustoso, siempre molestaba a Killer mencionando a su amor verdadero, haciéndolo sentir culpable cada vez que nombraba su nombre. —Él está en guerra con el país del sur.– se iba a separar junto a su mirada preocupada, Farfadox odiaba a su esposo, Rich era egoísta y solo pensaba en su sed de sangre.

—Tendremos que hacer honor a su nombre Killer.– apretó el agarre de sus manos, tironeo de él esperando que este se acercase pero aún nada. Su indiferencia le dolía y el dolor le hacía pequeño.

Iba volviéndose cada vez más adolescente, quería evitar eso —Killer basta– un sollozo trajo a Killer al mundo, vió la cara de un niño de unos dieciséis años, su nene de veintiuno había rejuvenecido —Farfa no, vamos soy solo tuyo.– se agachó al demonio, para unir sus labios dejando a Farfadox gustoso de su atención. Solo quería tener toda la atención de Killer y ahora lo que le motivaba era tener lejos al amor de Killer lo hacía cada vez divertido.

—Me cachis en la mar Killer.– bromeó, el albino frunció el ceño, levantó a su adolescente, Farfadox sonrió rodeando sus piernas en la cintura de Killer. —Te encuentras asquerosamente juguetón.– empezó a desatar el pecho de la camisa para dejar un sin fin de besos y marcas.

—Te estaba extrañando mientras vos estás jugando al rey.

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Un endemoniado Farfadox, extrañaba este Ship raro de Farfa y Killer.

Mil Y Tantos One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora