El lugar

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"Cuarto Capítulo"

Mientras Matt entraba en el salón comunitario del hospital, Megan no pudo evitar observar lo que había allí. Una mujer se hallaba en una esquina conversando consigo misma, había otra mujer riendo a carcajadas sin razón aparente, un anciano miraba hacia todas las direcciones y... ¿un hombre se acababa de orinar en los pantalones?
-Este es el único lugar al que tenemos permitido venir- dijo Matt - no debes tener miedo de ellos. Después de todo están tan locos como tu y yo.
-No estoy loca.
-Claro.
Era un lugar grande, con unas cuantas sillas y había un comedor en la parte izquierda del salón. Las paredes debieron de haber sido blancas en un principio pero ahora están sucias y tienen manchas y rayones por todos lados. Una gran alfombra se extiende por el suelo de un color rojo intenso. Hay una televisión antigua, de esas que solo tienen cinco canales y si quieres cambiar tienes que darle vueltas a una manecilla grande. Hay una radio y una librería blanca está al fondo de la sala.
Encontraron suficiente espacio para sentarse en un pequeño sofá que estaba en el centro del salón. Megan no quería estar allí, prefería ocultarse en la habitación y estar sola. "Nunca lo estarás" dijo un voz en su mente. ¿Por qué "él" no podía dejarla en paz?
La joven, instintivamente, puso sus dos manos en los costados de la cabeza y comenzó a susurrar. Le pedía que se fuera.
-¿Segura que no estás loca?
- No- respondió- Estoy igual que tú.
El joven rió.
-Entonces estas desquiciada y perdida.

Al regresar a su habitación Megan se acostó en su incomoda y pequeña camilla. Quería dormirse lo más rápido posible antes de que "él" apareciera. No lo logró.
"Sangre" dijo el demonio.
"¿Que quieres ahora?"
"Quiero tu miedo, tu infelicidad. Quiero ver sufrimiento a través de ti. Quiero verte derramar lágrimas por la pérdida de algo que quieres y que anhelas."
"¡Para!"
Megan no lo aguantaba. Se preguntó por qué tenia esta maldición. ¿Que había hecho para que la vida la castigara de esta manera?
Se preguntó cómo se enredó con "él", pero eso era algo que ella no podía olvidar.

Jamas lo haría.

Encerrada en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora