[ Capítulo 9 ]

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Afortunadamente para Karma, las vacaciones de Invierno se atravesaron entre sus problemas. De esta manera, fue mucho más sencillo evitar al presidente del consejo estudiantil y quedarse encerrado en casa, jugando videojuegos.

Habían sido unas vacaciones incómodas, a decir verdad. La noticia de que lo más probable era que Koro-sensei no explotara, había caído en sus hombros como un gran balde de agua fría. Súmale eso a lo acontecido con Gakushuu y no pudo pegar ni un sólo ojo en la noche.

Lo decía literalmente. Grandes bolsas de color negro comenzaban a aparecerse en sus ojos, porque no podía conciliar el sueño. Incluso recurrió a esos extraños tutoriales en YouTube sobre como dormir, pero ninguno funcionó

Además del cansancio físico y mental, estaba ese constante aroma a podrido que todo su ser emanaba. Cuando intentaba comer algo, no podía hacerlo sin contener la respiración y posteriormente, enfrentarse a las arcadas que el desagradable olor le provocaban. Tal vez era un poco exagerado, pero incluso su piel se notaba más blanca en el espejo.

Había esperado que sus padres llegaran en navidad y poder hablar con ellos, pero no fue de esta manera; tal parecía que había aparecido un negocio importante del cual debían hacerse cargo. Como siempre, Karma no pudo pedirles más y simplemente aceptó sin decir nada.

Le hubiera gustado, al menos, pasar esta navidad —y su cumpleaños— juntos. A pesar de que ahora era seguro que la tierra no explotaría, era un gran deseo que guardó en lo más profundo de su corazón.

Justo el 24 de Diciembre, decidió salir y comprar el mandado. No tenía planeado hacer nada especial durante las fechas, pero nunca le dijo que no a un buen ramen instantáneo, una bebida fría y una tarde de videojuegos. Aprovecharía que saldría para comprar las demás cosas necesarias.

Se dio una buena ducha, tratando de apestar lo menos a podrido; se alistó y tomó su abrigo y llaves antes de salir. Se puso el afelpado gorro de la chaqueta y metió sus manos en los bolsillos: comenzaba a hacer frío y estaba arrepintiéndose de no haber tomado algo más con lo que cubrirse.

No tardó demasiado en llegar al súper mercado más cercano, el trayecto fue una agradable caminata que probablemente necesitaba. Después de tomar una bolsa para las compras, entró en el establecimiento y comenzó a meter las cosas indispensables: papel de baño, algunos jabones, sopas instantáneas, un par de bebidas y algunos ingredientes más. Nunca había sido del tipo que gastaba un montonal en las compras, simplemente tomaba lo primero y regularmente barato que encontraba.

Su madre, cuando hablaban por teléfono —en realidad pocas veces—, solía decirle que podía permitirse un poco más, que el dinero nunca fue un impedimento para ella y su padre; Karma, nunca se sintió realmente cómodo con ello.

Soltó un pequeño suspiro antes de tomar un paquete de pañuelos, encontrándose con otra mano que también buscaba el mismo objetivo. Parpadeó varias veces antes de levantar la vista, encontrando un rostro confundido, magullado, con ojeras, piel pálida y el cabello más desordenado que había visto nunca. Si no fuera por sus brillantes orbes violetas, Karma probablemente nunca lo hubiera reconocido.

Demonios, Gakushuu en serio se veía mal. Jodidamente mal.

Espera... ¡¿Gakushuu?!

Sus manos soltaron el paquete de pañuelos inmediatamente, dando un paso atrás y permitiendo que la otra parte se los llevara. Estaba seguro de que sus orbes color mercurio se habían hecho tan pequeñas como nunca antes, y estaba seguro de que su aroma ahora tenía dejes de preocupación.

Faulty Omega [AsaKaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora