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Ir a la Universidad siempre te llana de millones de experiencias nuevas, como no dormir, no comer, no tener vida social y muchas otras cosas horribles, pero entre aquellas se esconden unas muy buenas, como esa noche. Los estudiantes de grados altos organizaron una quedada en la Universidad, las bandas de música de la universidad tocarían allí y según los maestros no habría alcohol, pero "según los maestros" claro que para los alumnos sería diferente y el alcohol era lo que más abundaba. Steve no planeaba ir a la fiesta, él realmente no era un alumno y tampoco encajaba mucho en esas "reuniones", así que su plan para esa noche era quedarse en casa trabajando en una nueva clase para sus alumnos y yéndose a dormir lo más temprano que su trabajo le permitiese.

Ya casi pasando las 12 una llamada le despertó en medio de una pequeña siesta involuntaria. Se levantó veloz e intentó buscar su teléfono entre las hojas que habían en su salón

—¿Bueno?— Se talló un ojo

—¡STEVE!— Escuchó un grito alegre por la bocina de este

—¿Tony? Tony...

—¡Hey! ¿Donde estas?— En la llamada se escuchaba con claridad el ruido de la música y también lo muy borracho que estaba —¡No seas aguafiestas y ven! Quiero bailar contigo

—Tony, por Dios. ¿Cuanto has bebido?

—No sé, a quien le importa

—¡A mi me importa!

—Uy... Tranquilizate bestia— Se escuchó unas risillas para después otra voz interrumpir la llamada, una voz masculina y quizá menos ebria que Tony —¿Con quien hablas? Deja eso y ven a bailar conmigo

—¿Tony? Tony, ¿quién es él?

—Alguien que me sacará a bailar si no vienes

—No, Tony. Espera...

Pero ya le había colgado. Steve apretó con fuerza el teléfono y después de un bufido corrió a ponerse chaqueta y amarrarse los tenis, tomó las llaves de su moto y salió de la casa. Nunca antes había conducido tan rápido, nunca antes se había arriesgado a cruzar un semáforo rojo y nunca antes había llegado tan molesto a una fiesta. Caminó con fuertes pisadas entre medio de las personas y mientras estas despejaban su camino hacia Tony, varias charlas rumoreaban un romance. Se encontró con la escena de Tony bailando de una forma algo torpe y sensual mientras era rodeado y tocado por un alumno más alto, rubio y de ojos azules, lo que obviamente le generó celos. Jaló a Tony de la muñeca y lo sacó de en medio de las personas

—¡Steve, viniste!

—Lo siento profesor, yo estaba bailando con él— Interrumpió el joven, a quien reconoció como Peter Quill, que seguido se metía en problemas

—Él ya no bailara

—¿Qué? ¿Por qué?— Se quejó Tony

—Porque no

Se lo llevó de ahí agarrándolo fuerte de la muñeca, hasta que se alejaron de la música y llegaron al estacionamiento

—¿Donde está tu coche?

—No vine en coche, me trajeron

Steve suspiró y se lo llevó a la moto —¡Viaje en moto!— Se trepó Tony feliz

—No te emociones, te llevaré a tu casa— Dijo mientras subía

—No... No quiero ir a casa— Lo abrazó fuerte de su cintura y se recargó en su espalda —No me lleves ahí, por favor

Steve apretó los labios y arrancó, en medio del camino cuando pasaban por la isla de Manhattan Tony le pidió detenerse y bajar para ver el reflejo de las luces en el agua, deseo que cumplió, no quería ponerse a pelear con él

¡Esperaré tu SÍ! {Stony}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora