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Había una sola cosa que a Steve le gustaba hacer cuando llegaba a la escuela, esa era, sin duda alguna, pasearse por el pasillo del salón en donde iba el chico más popular del instituto y a la vez el chico que le gustaba. Tony Stark era el hijo de uno de los hombres mas ricos del país y quizá del mundo, pero eso no le importaba a Steve, lo que el veía era esa sonrisa y esos ojos tan llamativos, que sin duda, lo sumía en un sueño romántico y sin aceptarlo, lujurioso. Esa mañana Steve había llegado un poco tarde, en camino a la escuela los bravucones de ahí, lo habían detenido para golpearlo y quitarle su comida y dinero, y aunque era poco se lo quitaban; no lo golpearon mucho, en realidad nada, les entregó sus pertenencias y después de unos empujones pudo seguir su camino. En cuanto llegó, corrió hacia el pasillo de Tony, pensó que quizá ya no lo encontraría ahí, pero sí, ahí estaba, rodeado de gente que le hablaba, le sonreía, lo agarraba de su ropa o de sus brazos y él estaba sonriendo, Tony sonreía como siempre, de esa manera tan linda que algunas veces le obligaba a cerrar sus ojos por sonreír de ese modo. Steve se había quedado en medio del pasillo viendo como el grupo de Tony platicaban acaloradamente, recargados en uno de los muros del salón.

No pasó mucho para que Tony dejara el grupo con quién hablaba, pues una chica alta, esbelta y de pecas rojizas se acercó para jalar a Tony fuera de su plática; parecía que lo regañaba u ordenaba, caminaban rápidamente en dirección contraria a la de Steve y por alguna razón, por algún momento impulsivo, las piernas de Steve se movieron hacia ellos y no sólo eso, sino que se impulsó y se hizo chocar fuertemente con el hombro de Tony; no tenía idea de que estaba haciendo hasta que sintió el golpe del suelo contra su cadera, dejando caer su cuaderno y hojas de dibujo; al principio estaba bloqueado por lo que acababa de hacer y estaba muriendo de vergüenza, hasta que la voz del chico con el que se había chocado le habló extendiéndole la mano

—¿Estás bien?

Steve no estaba muy seguro si tomarle la mano, sería la primera vez que se tocarían, pero aún así, con nerviosismo y miedo, la tomó y fue ayudado a levantarse

—S-Sí...

El tacto de la mano de Tony le parecía suave y dulce, le generó un escalofrío que probablemente le erizó los bellos de sus brazos. Tony se agachó para levantar lo que se le había caído al niño por su culpa y entre esas hojas vio algunos dibujos

—Toma— Steve tomó sus cosas rápidamente —¿Dibujas?

—No...— Lo miró algo dudoso —¡Digo! Sí...

Tony sonrió —Lo siento, debí de fijarme

—E-Esta bien... Fue, fue mi culpa

—No, fue mía. ¡Ya sé! Qué tal si saliendo de la secundaria vamos juntos a comer hamburguesas

—¡¿D-De verdad?!

—Sí. Como disculpa, para que veas que soy buena persona. Además te vez muy delgado— Steve sonrojo rápidamente, le dio vergüenza que Tony dijera que estaba delgado —Así puedes enseñarme tus dibujos, ¿vale? ¿Qué dices?

—Ah... Yo...— ¡¿Cómo era posible?! Hace menos de un minuto, él era nada para Tony y ahora irían a comer hamburguesas, no podía perder esa oportunidad —S-Sí... Quiero ir

—Bien. Soy To...

—Tony Stark— Steve le interrumpió y al darse cuenta se puso rojo nuevamente —Lo siento, ya... ya lo sé

Tony rió. "Su sonrisa es más bella en persona" pensó

—Está bien. ¿Tú como te llamas?

—Steven Grant Rogers. P-Pero puedes llamarme Steve

¡Esperaré tu SÍ! {Stony}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora