**Err, sí. Debería estar terminando, o al menos avanzando, mis otras historias, pero no me pude contener.
Hana= Flor
Haki= lit. Vomitar
Hanahaki= literal Vomitar floresEs una enfermedad ficticia, se desconoce el origen de la idea, pero se cree que es de un manga llamado Hanahaki Otome.
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Uno pensaría que morir de amor era una frase sin ningún significado más allá de una expresión figurativa. Eso era lo que Julián pensaba. Lo que la mayoría hacía, en realidad. Julián pensaba que morir de amor era solo un sentimiento pasajero, no una enfermedad.
Últimamente, Julián no se sentía bien, o como normalmente se sentía. Había una extraña opresión en su pecho. A veces, tenía que detenerse porque el aire se le iba. No pensó que era grave hasta aquél partido en contra de los halcones.
Julián se detuvo, sintió la misma opresión en el pecho que lo aquejaba desde días atrás. Se recargó sobre sus rodillas. Escuchó las indicaciones y gritos provenientes de Félix, pero, cada vez se escuchaban más lejos. Vio a varios de sus compañeros a su alrededor, también a varios jugadores del equipo contrario.
Entonces, cuando Martín apareció en su rango de visión, Julián escupió un pétalo azúl y el dolor en su pecho se intensificó. Escupió otro pétalo de diferente color. Y de nuevo, la sensación de que le faltaba aire se instaló en él. Cayó de rodillas. Sintió las manos tratar de mantenerlo de pie, pero no fue posible. Pudo sentir el golpe de su rostro contra la tierra pero no el dolor. Pudo escuchar murmullos y gritos, pero no con claridad. Martín era lo único que podía ver con claridad, y solo veía sus medias a la distancia. Lo más probable era que el colombiano ni siquiera tenía interés en lo que a él le sucedía.
Como era de esperarse, Julián despertó en una cama de hospital. Sus padres estaban allí y no tardaron en acercarse a él y abrazarlo, con los semblantes llenos de preocupación. Su madre rompió en llanto cuando le acarició el cabello. Julián pensó lo peor.
—No voy a poder jugar más, ¿verdad?— Julián preguntó. La sensación en su pecho se había desvanecido casi por completo. Sin embargo, tenía la sensación fantasmal del dolor.
No recordaba mucho. Solo medias rojas. Sabía que algo había sucedido, pero su cerebro no podía ofrecerle recuerdos de ese día.
—No, tranquilo. Vas a estar bien. Te lo prometo.
De alguna manera, Julián sabía que su mamá estaba ocultando algo. Julián asintió. Seguía estando cansado, así cerró los ojos de nuevo.
Al abrirlos otra vez, sus amigos estaban allí. Reconoció a Gabo y compañía entre los rostros de sus amigos. En cuanto lo vieron despierto, los chicos hicieron comentarios de como estaban preocupados por él. Les pidió que le contaran lo que había sucedido. Le dijeron que solo se había desmayado. Tenían la teoría de que había sido por insolación, pero no. No sabían la causa con exactitud. Llegó la hora de despedirse y Julián se quedó solo en la habitación. Tenía la esperanza de que Martín cruzara la puerta, pero eso no pasó. Se alarmó cuando de su boca salió un pequeño pétalo amarillo. Volvió a sentir el dolor nacer en su pecho. No entendía lo que ocurría y fue por eso que al ser dado de alta, la doctora lo sentó en el consultorio. Sus padres no estaban allí porque su mamá creyó conveniente que la situación fuese explicada a él a solas.
La doctora le hizo un chequeo rápido. No había nada fuera de lo normal, a excepción del pétalo que Julián guardó en su puño. Julián no sabía cómo ordenar la pregunta, pero no fue necesario.
—¿Has escuchado hablar de la enfermedad de Hanahaki?
Oh, entonces se trataba de una enfermedad. Julián negó. Sus manos temblaron un poco, por miedo a lo desconocido.
—Es una enfermedad no muy conocida. Afecta entre el 25 y 40 por ciento de la población.
—¿E-es muy grave? ¿Me voy a morir?
En ese momento, le hubiese gustado tener la compañía de sus padres, para así no sentirse como si se estuviera ahogando. Las lágrimas estaban listas para salir.
—Es operable. Pero, primero te voy a explicar lo que significa. Es una enfermedad que tiene su origen en, cómo decirlo, el amor no correspondido. Surge cuando el sentimiento es muy grande.
Al escuchar amor no correspondido, Martín invadió su mente.
—Lo que causa que dentro de vos crezcan flores y después escupas pétalos. Podés llegar incluso a vomitar pétalos.
Su lado racional no podía creerlo. ¿Cómo era posible que dentro de él crecieran flores por sentimientos ocultos? No. Eso parecía una idea proveniente de ciencia ficción no de la vida real.
—Es una broma, ¿no?
La doctora apretó los labios en una línea recta.
—Me gustaría decirte que lo es. Pero no es el caso. Como ya te dije, si no conseguís la cura, es operable.
—¿Cuál es la cura?
—Que la persona regrese tus sentimientos.
Imposible. Eso jamás iba a suceder.
—¿Y si no consigo la cura?
El pétalo en su puño cayó al piso. Y en el piso estaba su esperanza.
—Se interviene quirúrgicamente. Pero, los sentimientos que tenías por esa persona desaparecen en su totalidad. Además, hay un porcentaje alto de probabilidad de que no vuelvas a amar jamás.
—¿Y si no quiero operarme?
Julián dedujo la respuesta, pero, necesitaba confirmación.
—El camino final es la muerte.
Julián asintió. La boca se le secó y sintió su interior revolverse. Las ganas de vomitar eran fuertes. La doctora le pasó la bolsa a tiempo.
Cuando era niño, jamás le cruzó por la mente que iba a morir de amor.
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Esto es como una introducción.
Gracias por leer ʕ ꈍᴥꈍʔ