Capítulo 10 [Final] - Okami y para siempre

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Hanzo entró en la fiebre que anuncia el comienzo del cambio poco después de que el grupo regresara de Eichenwald. Ahora sabiendo qué esperar, Angela permitió que Jesse cuidara de Hanzo en su propia habitación, concediéndole que la mantuviera informada sobre la condición de Hanzo. Jesse no se ha apartado realmente del lado de Hanzo desde entonces, a menos que sea para comer con el equipo, momento en el que Genji o Zenyatta suelen vigilar a Hanzo.

––¿Como está él?

Jesse se sienta desde donde había estado inclinado hacia el lado de la cama de Hanzo y él, donde su amante yace inconsciente y febril. Genji está de pie en la puerta, con los ojos fijos en el cuerpo de Hanzo. Hay un surco en su frente que es similar al que tiene Hanzo cuando está preocupado. En cualquier otra circunstancia, a Jesse le divertiría saber lo similares que son en realidad los hermanos, pero en este momento es un recordatorio demasiado grande de que Hanzo no se ha movido en tres días.

––Todavía está caliente.––Jesse murmura en voz baja. Si bien desea que Hanzo se despierte, quiere que el arquero lo haga por su cuenta.––Angie dice que se parece mucho al que corrí cuando regresamos de la Selva Negra, pero...

––Pero te despertaste después de tres días.––Genji termina––Hanzo va en su cuarto.

Genji se acerca a sentarse en el extremo de la cama, las prótesis de Hanzo están en su lugar habitual al pie de la cama cuando Hanzo no las necesita, por lo que hay espacio para que el Shimada más joven se siente. Ni Genji ni Jesse hablan, ambos sumidos en sus pensamientos sobre lo que podría estar tardando tanto en dar vuelta a Hanzo. Jesse saca el paño húmedo de la frente de Hanzo y lo escurre para reemplazarlo con agua más fría antes de volver a colocarlo en la frente de Hanzo.

––Nunca me di cuenta de la edad que parece.––Genji dice después de un largo silencio.––O lo mucho que se parece a nuestro papá. Solo con menos grises.

––Ambos han pasado mucho, Hanzo simplemente tiene más grises para mostrar.––Jesse arrastra los pies para sentarse más cómodamente, tomando la mano más cercana de Hanzo en la suya.––Ninguno de ustedes lo tuvo fácil, y el estrés puede hacer que parezcamos tan viejos como nos sentimos.

Genji solo asiente, con los ojos todavía fijos en su hermano.––Esperaba que siguiéndome hasta aquí ayudaría a aliviar la carga que lleva.

––Han es terco, sabes que lo llevará hasta que lo engañemos para que lo deje ir.––Jesse sonríe un poco triste ante eso, dándole un apretón a la mano de Hanzo.

––O encuentra a alguien que lo ayude a cargar con ellos hasta que pueda soltarlos.––Dice Genji sabiamente, ahora mirando deliberadamente a Jesse.

––Lo estoy intentando.––Admite Jesse. Hasta el día de hoy, todavía está sorprendido de haber llegado tan lejos con Hanzo. Jesse nunca había tenido algo así con nadie. Su agarre en la mano de Hanzo se aprieta, otra ola de comprensión lo invade ante lo cerca que había estado de perder esto. De perder a Hanzo.––Quiero estar aquí para él, siempre. Ya lo sabes.

––Lo sé, y sé que él quiere hacer lo mismo por ti.––Jesse asiente y Genji mira a su hermano una vez más.––Nunca ha tenido a nadie como tú, Jesse, ¿lo sabías?

––Me lo ha dicho.––Dice Jesse en voz baja, colocando un cabello suelto detrás de la oreja de Hanzo. ¿El cabello de Hanzo había estado tan manchado de plata antes? Jesse no puede recordar.––Sabe cómo hacer que un chico se sienta especial.

––Ambos son buenos el uno para el otro, creo.––Musita Genji.––Nunca había visto a Hanzo sonreír tanto antes de que viniera aquí antes de conocerte.

El Lobo y yo. [Mchanzo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora