Mi último recuerdo antes de atravesar aquel halo de luz fue la corta vida de una chica normal.
Días tranquilos y pacíficos, eso era para los espectadores.
¿Quien hubiera pensado que me encontraba en medio de una batalla de supervivencia?
Mis padre murieron a temprana edad, mis tíos era muy estrictos, más que con sus propios hijos.
Al final no me quedó de otra que irme de casa y sobrevivir por mi cuenta, cosa que salió mal.
Y eso me llevó a ser a cuchillada intentando resistir un asalto.
"Si tuviera otra oportunidad..."- Fue mi único pensamiento.
Y antes de saberlo, ya me encontraba en los brazos de una criatura verde. Extrañamente pude sentir tanto afecto que me tenían que llore, llore como nunca antes.
Había pasado por mucho.
"Esta vez lo voy a hacer mejor"- Con esa promesa no desprecie ni un segundo en mi nueva vida.
Con el pasar de los años aprendí mucha cosas. El lugar donde me encontraba era un laberinto, ella era la madre de nuestros ancestro, no muy diferente a nuestro Dios.
Ella nos da refugio, comida y materiales a cambio de seguir unas órdenes y protegerla.
Más tiempo pasó y no tarde en ser la ms destacada entre mis 20 hermanos. Ya sea fuerza o inteligencia, pocos lograban compararse.
Esforzandome al máximo seguí las órdenes de nuestro Dios, y lo protegi de los atacantes, de los invasores. Mientras lo hacía conocí a otro goblin que luchaba a mi lado.
Poco a poco fuimos entendiendonos, nos fuimos relacionando.
A los dias me entere de que él era el genio número uno de una tribu inferior. Un campeón entre campeones.
Antes de darme cuenta, nos habíamos casado.
Era un sueño hecho realidad para mí.
Mi vida anterior llena de problemas se había convertido en una donde podía ganar lo que quisiera, solo debía ser fuerte.
Portegiendo lo nuestro, eso era lo unico que debíamos hacer.
Pequeños detalles como ser un goblin, ser pequeña y de piel verde, tener que manejar una espada, masacrar enemigos, etc, no era más que algo segundaria frente a la felicidad que ganaba.
Mis padres murieron, muchos hermanos fallecieron, pero eran cosas que no se podían evitar. No me arrepentí sabiendo que hice todo lo posible.
Al menos mis padre murieron de vejez.
El único momento donde me preocupe, donde tuve insomnio, fue cuando iba a dar a luz mi hijo...
"¿Ellos vas a poder resistir? ¿No será peligroso si su destino es pelear? ¿Y si mueren?"- Mi esposo solo me pudo tranquilizar mientras hablaba con calma.
Por primera vez me di cuenta del cruel destino que era vivir en el laberinto para un padre. Pero sin poder hacer nada proseguimos y nos esforzamos lo mejor posible.
A cambio de lo pensado, la nueva aldea dio frutos inimaginable. Eramos los dueños del piso.
Hasta que fuimos traicionados.
Todo pasó de repente, inundaciones de monstruos nos atacó de todos lados y fuimos dividos.
Nosotros no sabíamos nada, nuestro dios solo nos dijo que debiamos mudarnos a otro lugar y obedecimos. Estábamos confiados de que nuestra aldea sobreviviría a cualquier cosa.
No fue sino hasta que en una de mis rutinas decidí ir a ver como les iba, a escondidas de mi Dios. Al final todo lo que observe eran ríos de sangre.
Llore, esa noche llore y llore. Mi esposo fue impotente.
Después de los días llegó un mensajero, diciendo que lo que había pasado era necesario.
Los goblin no se pueden expandir demasiado, sobrecargan la mazmorra. Por ello sus números deben ser controlados.
Lo que paso aquel día fue el control.
Llorando, solo pude volverme impotente mientras entendía. Valorando lo que me quedaba protegi a mis hijos sobrevivientes.
Y así paso el tiempo, cada determinado momento nuestra tribu pasaba un 'control'. Con el tiempo me fue doliendo más.
No podía dormir, y eso afectaba mis batallas. Poco a poco fui decallendo.
Pero a diferencia de mí, mi esposo se volvió cada vez más agresivo.
Un día solo dijo que no aguantaba más, no podía resistir más. El iba a encontrar la manera de salir del laberinto y llevarnos a él exterior. Para que podamos prosperar.
Lo intente detener. Salir de nuestra zona seria traicionar a nuestro Dios, traicionar sus órdenes.
Pero el solo me sonrió y dijo.
"Por eso te vas a quedar. Confía en mí, lo conseguiré."
Dejando aquellas palabras se fue.
Aquel que fue considerado un genio entre los genios, quien sólo tenía el 'goblin' de raza, aquel que fue alabado como el señor del piso, partió.
Y pasó mucho tiempo sin ninguna noticia.
Frente a mi yacía el poco equipamiento que conseguí con el pasar de los años, las recompensa de los pequeños aportes que hice a lo largo de mi vida obedeciendo a mi Dios.
Y ha pesar lo que mis hijos decían, me arme y salí en busca de mi pareja, dejando a mis hijos detrás.
Esto era algo que nunca antes había pasado.
En todo lo que llevo de vida, y en todo los cuentos de mis abuelos y ancestros, esto no debería ser posible.
En la mazmorra, nuestro Dios, nadie nunca ha ido contra su palabra.
Era imposible, porque estaba en nuestra naturaleza.
Pero mi esposo no era alguien normal, era un genio entre genios.
Y yo tampoco soy normal, ya que no fui un goblin todo el tiempo.
Esto nos permitió ir contra nuestro instinto, esto nos permitió desobedecer.
Y sin más, me convertí en una traidora.
Partí en busca de mi esposo, es busca de un lugar donde podamos seguir nuestros días de tranquilidad.
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¡Reencarne en un calzado! (OneShot)
FantasíaToda mi vida fue tranquila... Y justo cuando hago algo mal. *PUM* Derechito a la muerte. Cuando desperté ya era un calzado... ¿Esto es karma?