Capitulo 2 La propuesta

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La fiesta había comenzado muy pronto y Presidente Miau, mi querido gato, había desaparecido. ¡Qué inquieto podía ser! ¡La Fiesta es en su honor y se escapa! Ha recibido tantos regalos que de seguro disfrutará, claro, cuando decida aparecer... 


Todos los Submundos y Cazadores que asistieron a la fiesta saben que soy un Brujo con pareja y felizmente enamorado; pero esta noche tenía que ser especial, ya que había decidido proponerle matrimonio a Alexander. Ya es tiempo de formalizarnos para demostrarle a todos y principalmente a él cuanto lo amo. 


Verlo reunido con su familia, riendo, completamente feliz, hace que mi corazón se sienta plenamente ilusionado. Isabella, o como la llamábamos, Izzy, mi cuñada, no para de reír y su pareja Simón está detrás de ella protegiéndola y cuidándola. 


Su hermosura es completamente innegable, haciendo que los hombres heteros voltearan constantemente a verla, pero ella o no lo notaba o simplemente lo ignoraba, pues su corazón ya tenía dueño: su vampiro Simón. A pesar de todo, él seguía siendo inseguro. No se aparta de Izzy en ningún momento, siguiendo hasta su sombra y sin apartar la mirada de ella. No me queda duda alguna de que si alguien que no sea su hermano la toca, lamentablemente morirá, pero eso es algo que no puedo permitir. Nadie saldrá lastimado en mi Fiesta, y si alguno quiere pasarse de listo, pues, verá lo que soy capaz de hacer. 


Un lobo se me acerca. Alto, estimo que deberá medir cerca de 2.05m de altura, complexión atlética, y bronceado, tal como generalmente lucen los lobos, por lo que se me hace imposible no pensar en lo mucho que se parece físicamente a Wolsi. Sólo espero que no tenga su carácter, porque de ser así, vamos en muy mal camino. Se presentó como Maximiliano, Alfa de la Manada Garroway, y amablemente me pidió ir a un lugar más privado, como la parte trasera del Loft.


-¿Qué sucede Maximiliano? -Asiente una vez, y con voz profunda y preocupada, comienza a explicar el por qué de su visita. -Necesitamos un hechizo de protección. -dice de una vez, firmemente, con sus brazos cruzados por sobre el torso. 


-Muy pronto nacerán nuevas crías de lobos y como Alfa de la Manada de Londres es mi deber procurar que las crías nazcan a salvo. -la seriedad con la que hablaba y la necesidad de proteger a los suyos era algo absolutamente visible a través de sus palabras.


-Posiblemente sea necesario ir hasta Londres para realizar el trabajo, Gran Brujo. Estamos siendo perseguidos y yo mismo pongo en riesgo mi seguridad al venir hasta aquí, pero lo que pido es de vida o muerte. La seguridad de los Lobeznos durante su primer año de vida es lo más importante. Tras ese periodo de tiempo tenemos que dejar Londres, pero ellos estarán lo suficientemente grandes. -descruzó sus brazos, poniendo sus manos en sus jeans. -Por supuesto, será muy bien recompensado por este trabajo, Gran Brujo, especialmente por el inconveniente del traslado...


Detengo su discurso alzando mi mano, soltando un muy largo suspiro. -Mañana a medio día vendrás y me explicaras todo con lujo de detalles. -alivio y una sonrisa cruzaron su rostro de inmediato, haciéndolo parecer más joven y menos preocupado. -Aún no he aceptado, pero me has llenado de intriga, Maximiliano. 


-Magnus, ¿por qué has desaparecido de la fiesta? -volteo al escuchar la voz de Alexander a mis espaldas. Su ceño está fruncido, un claro indicador de lo molesto que se encuentra, sin embargo, se me acerca, rodando los ojos en dirección al Lobo, a quien apenas dedica una mirada. Comprendo todo de inmediato: está celoso de verme hablando con el Garroway.


-Amor, te presento a Maximiliano. Es el Alfa de la Manada de Inglaterra. -lo atraigo a mis brazos, sonriendo al tenerlo nuevamente junto a mí. -Ha venido a solicitar mis servicios. Alexander le da un rápido apretón de manos con innecesaria fuerza. Pongo su brazo alrededor de mi cadera, acercándome más a él, mientras una sonrisa baila en mi rostro, entretenido y absolutamente encantado por el celoso comportamiento de mi pareja, aunque claro, debería estar seguro que tanto mi amor como mi corazón le pertenecen exclusivamente a él. 


Tras finalizada mi conversación con el Alfa de los Garroway, tomé del brazo a Alexander llevándolo a la pista de baile, donde comenzamos a movernos al ritmo de la canción que hice sonar exclusivamente para nosotros. 


El elevado volumen de la música fue el ambiente perfecto para bailar como nos placía, moviéndonos en completa sincronía, como si danzáramos sobre las nubes... Sólo él y yo existimos en la pista. La forma en que Alexander baila puede ser perfectamente considerada como sensual. Es sincronizado y coqueto, sabe a la perfección el efecto que produce en mi cuerpo. Lo mejor, sin lugar a dudas, es que lo hace por y para mí. 


En un momento está en mi espalda, siento el roce de sus manos sobre el tatuaje del Tigre, no puedo evitar ronronear al sentir sus dedos delinear el contorno de este. 




-Me gusta mucho tu tatuaje, Magnus... -le escucho decir, con su voz ronca. -Sabía que te había gustado. -respondo en tono juguetón, sintiendo cómo pellizcaba mi nalga, sin poder evitar reír a carcajadas. En un minuto ya tengo sus labios en mi posesión, en un beso ardiente y lleno de deseo, mientras mis manos sostienen sus mejillas. Mi lengua se desliza al interior de su boca, saboreando. Me encanta el sabor de mi Nephilim, el ronroneo escapa de mis labios de puro gusto. Por último, mordisqueo su labio, a lo que él responde en un hondo jadeo que hace mi sangre hervir por completo. -Te amo mi amor... -el sonrojo de sus mejillas hace que luzca mucho más guapo, con esos ojos azules que tanto me hipnotizan. No deja de parecerme increíble que sin importar el paso del tiempo sea yo quien lo ponga así. Es mi Nephilim, todo mío, y no tengo ninguna intención de compartirlo. 


En ese preciso instante sé que el momento de la Proposición ha llegado. Tomo su mano dándole un beso en el dorso antes de empezar a caminar y le indico que me siga. Estaba esperando el momento perfecto, pero el momento perfecto es el que tú mismo creas. -1… 2… 3… Probando... -tomo el micrófono, dando golpecitos y verificando que todos los asistentes puedan escuchar. 


-¡Buenas Noches a todos! Gracias por asistir a mi fiesta en honor al cumpleaños de Presidente Miau, mi gato. -Alexander aprieta mi mano, por lo que sonrío aún más. -Sin embargo, ese no es el único motivo por el que estamos aquí. -volteo a ver a mi pareja, y con todo el amor del mundo me arrodillo frente a él, haciendo aparecer con un chasquido un cofre de terciopelo rojo en mis manos. Lo abro enfrente suyo, revelando un gran anillo de oro y plata que deja en el más absoluto silencio a mis invitados y al propio Alexander, quien además tiene una mano en su boca. 


-¿Quieres casarte conmigo Alexander? -jadea, sorprendido, dejándome mudo del puro nerviosismo. Lágrimas se asoman en sus ojos, haciendo que mis nervios aumenten de manera considerable, mientras que toda clase de ideas y sombríos pensamientos cruzan mi mente. -Alec, si crees que es muy pronto sólo tienes que decirlo, no quiero que te sientas incómodo o presionado... -digo con calma, mi voz, antes animada, ahora completamente apagada. Alexander niega con la cabeza.

El tiempo corre (Malec +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora