Capitulo 3 Celebracion

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Las palabras volvían a sonar en la cabeza de Alexander una y otra vez. El brillo metálico del anillo parecía herir sus ojos, era una pieza hermosa sin duda alguna, trabajada al más puro estilo del Brujo, convirtiéndola en la pieza más linda que jamás hubiesen podido regalarle. Entonces, ¿por qué las paredes parecían cerrarse en torno a él? Era como si sus pulmones de pronto fallaran y en lugar de ingresar aire lo expulsaran de su cuerpo mientras su cerebro le gritaba que contestara algo al tiempo que su mirada se desviaba hacia su familia y hacia los invitados. Quería gritar ¡sí, sí quiero! pero algo enredaba su lengua y no sabía si era pensar en la idea de estar casado, o en su familia, o en las tontas diferencias que siempre existirían, quizás en su trabajo como cazador, en lo que pensarían los otros, todas aquellas dudas, los miedos que poco a poco hacían que la felicidad se desapareciera de su rostro.


Contenía mi respiración, ya a punto de entrar en shock cuando Alexander me llenó de húmedos y deliciosos besos. -Eso es sí, supongo... -digo volviendo a respirar, exhalando e inhalando profundamente. Mi pareja sonrió totalmente emocionado, asintiendo. 

-Eres mi brujo, ¡claro que acepto casarme contigo! Magnus Bane, no te dejare para otro más. Eres mío y solo mío. -sin esperar más, saco el anillo de su estuche, colocándolo en su dedo anular. 


Las felicitaciones continuaron esa misma noche, cuando la Fiesta hubo acabo. La última persona en acercarse a nosotros fue mi grandiosa cuñada, quien, en su abrazo, se dedicó sólo a proferir amenazas. -Lastimas a mi hermano y explotaré tu clóset. ¡O mejor aún! Quemaré cada una de las Boutiques donde compras tu extravagante ropa. Ya lo sabes Magnus, estás advertido. -Alexander reacciona de inmediato protestando a Izzy, mientras yo le sonrío con cariño, a pesar de que su amenaza con respecto a mi ropa definitivamente no me gustara. 




-Será el hombre más feliz en esta Tierra, Izzy. -nuevamente se lanza a mis brazos, esta vez llorando. 



-¡Quiero ser la madrina de bodas! -dice sollozando. -Más bien, exijo ser la madrina de bodas. -limpia las lágrimas de su rostro con un rápido movimiento. -Y la organizadora del evento y fijen fecha pronto. -advierte alzando una ceja, señalándonos con su índice. Francamente mi cuñada ya se estaba extralimitando, ¡pero qué podía hacer! Estaba más emocionada que indio en New York. Río internamente por mi comparación, preguntándome qué opinaría ella al respecto. 



-Como quieras cuñada. Ahora, si nos disculpas, Alexander y yo tenemos que fijar la fecha a solas en nuestros aposentos. -guiño un ojo a mi pareja, notando como el carmín inunda sus mejillas de inmediato, mientras intenta disimularlo carraspeando y volteando su rostro. Isabelle entiende la indirecta, y se despide dejando un beso en mi mejilla, el detonante definitivo para que Simón salte y la tome del brazo, llevándosela a pesar de sus protestas; pero Izzy no opone resistencia, es más, se deja guiar por su vampiro. Mi prometido da un paso en dirección a ellos, pero lo detengo de inmediato, eso es algo que deben resolver entre ellos, además, tenía otros planes en mente. 

-¿Para dónde cree que va mi Futuro Esposo? -Alexander se detiene, girando su rostro en mi dirección.

-Aún no puedo creer que esté sucediendo esto Magnus. 

-Créelo mi amor, vas a ser mi marido. -ronroneo besando su nuca y escucho un débil jadeo de su parte: esta es mi señal. No espero más y lo cargo llevándolo a la habitación en brazos. -Tenemos que ir practicando, ya sabes, cuando seas mi esposo así es como entraremos a la suite en nuestra Luna de Miel. -fui diciendo mientras subíamos a la habitación. Una vez dentro, en vez de llevarlo a la cama como seguramente pensaba, lo llevo al baño, para tomar un delicioso baño en el Jacuzzi, donde ya todo estaba preparado para nuestra celebración.

 

Alexander se queda sin habla. Velas rojas permanecen encendidas rodeando el gran Jacuzzi, mientras pétalos de rosas del mismo color adornan la superficie del baño y flotan entre la espuma del agua del jacuzzi. La combinación de aromas existentes crea un ambiente exótico, mientras que la tenue luz de las velas completa el cuadro con tonos ambarinos. En conjunto: un lugar absolutamente romántico. 

-Así es como quiero celebrar esta noche mi amor... -Alexander permanece sin habla, pero ambos sabemos que eso no es ningún problema, ya que él tiene medios de comunicación mucho más entretenidos. Empieza a besarme deseoso y apasionado, y yo muerdo juguetonamente su labio inferior mientras empiezo a desvestirlo usando mi magia, chispas azules danzan en el aire como prueba de ello. Mis manos se niegan a abandonar su cuerpo, lo acaricio sintiendo como sus músculos y su piel se erizan bajo mi tacto. Aquí, en nuestro mundo, existimos sólo él y yo. La Sociedad puede pensar lo que quiera, pero eso no quitaría el hecho de que somos felices y afortunados de amarnos como nos amamos. 



Una vez dentro del agua, sentados y completamente desnudos, exploramos nuestros cuerpos con suaves caricias, sintiendo como todo a nuestro alrededor se había detenido, todo incluido el tiempo, pero sin afectarnos, sin detenerse para nosotros ni para la celebración de nuestro compromiso. Mientras estábamos bañándonos lo siento a horcajadas sobre mí, sus piernas rodeando mi cadera, y su miembro rozando con el mío bajo el agua, a lo que respondo con un involuntario respingo. Le miro fijamente a los ojos, demostrándole todo mi amor en aquella mirada, y lo atraigo más a mi tras sentir la rigidez de su miembro ya totalmente erecto. Por supuesto, yo también lo estaba, pero él se encontraba más necesitado. El delicado sonrojo que hace un rato tenía se volvió aún más intenso. "Es lo más hermoso que he visto" digo en mi mente, suspirando.



-Te he sentido... No trates de ocultarlo... -Una de las cosas que mas amaba de mi nephilim era lo fácil que su cuerpo se dejaba llevar. Nunca lo dice en palabras, pero sabía perfectamente cómo lo hago sentir. Que te amen como tú amas es una de las cosas maravillosas de la vida. -Vamos a resolver ese problema. -Antes de que pudiera protestar mi mano ya estaba alrededor de su miembro masturbándolo de arriba hacia abajo lentamente.



-Ma... Maag… nuussss... -escucho como jadea mi nombre, mirando cómo arquea su espalda con sensualidad. Continúo con mi trabajo de darle placer y beso sus labios ahogando sus jadeos en mi boca; uno mi lengua a la suya, haciendo que dancen descaradamente mientras siento sus manos aferrar mi cabello, acercándome aún más contra sí, aunque no parezca posible. Aumento la velocidad, subiendo y bajando mi mano por el eje de su polla. Al parecer, hoy está muy ansioso. Me quita de su boca, a lo que respondo con un gruñido rápidamente acallado por su mano en mi polla. Me quedo rígido, a lo que él sonría plenamente satisfecho por mi reacción; levanta su cadera con una gracia que me sorprende y empieza a empalmar mi miembro erecto y duro como la piedra dentro de su apretado culo. 

-¡Mierda! ¡Alexander! -dejo que él mismo tome lo que necesita, y al dejarse caer sobre mi, provoca que ambos demos un grito. -¡Ahhhh! -coloco una mano debajo de su trasero y aprieto una nalga sin quitar mi mano de su polla, mientras sigo masturbándolo. Cuando empieza a moverse sé que es momento de follarlo con ganas; muevo mi cadera y hago que me monte haciendo que el agua de la bañera salpique fuera del jacuzzi. -¡Ahhh! ¡Siii... mi amor! ¡Me encanta verte cabalgarme! -Dije con mi voz totalmente ronca, jadeando y sintiendo como los anillos anales me aprietan tanto que siento que me succiona por completo. Muerdo el torso de Alexander cuando me da oportunidad dejando una marca de mis dientes en la zona, da un grito y nuevamente vuelve a torturarme. Gruño sintiéndome volar al ver como mueve su cadera circularmente haciendo que mi polla ondee en su culo. Esto es lo que pasa cuando le dejo el control a mi nephilim, sabe como torturarme de la mejor manera. -Me voy a correr... Ahhh -muerdo mi labio inferior sintiendo como los espasmos de un orgasmo llegan.



-Llenaaa... meee... deee... tii... Maaag... nuss... -escucho decir a mi pareja, todo mi control desaparece y me corro dentro de él, eyaculando con grandes chorros, llenando con semen su interior. El orgasmo se extiende tan deliciosamente que me obliga a echar mi cabeza hacia atrás. Como quiero que mi Alexander se corra de igual modo, muevo agilmente mi mano alrededor de su polla cambiando el ritmo totalmente, llevándolo al mismo climax. Su polla palpita con fuerza tras cada chorro que brota, perdiéndose en el agua y sus aceites. Tras corrernos, y sin perder tiempo paso una mano por detrás de su nuca, estampando nuestros labios, transmitiendo mi amor y agradecimiento por cada momento compartido en ese beso. 



Después de tan espectacular noche consistente en hacernos el amor, chuparnos, lamernos por todas partes, tomando nuestro tiempo en cada momento, nuestras pieles unidas y nuestros cuerpos fundidos, tengo que dejar a mi pareja en la cama para atender una visita. Dejo un beso sus cabellos antes de salir y tomo una bata de colores, con guacamayos pintados, y pongo bajo mis pies pantuflas negras. Ya listo, bajo a atender a mi invitado. 



Al llegar a mi biblioteca veo a Maximiliano, quien se levanta al verme llegar abriendo sus ojos exageradamente al notar mi atuendo. Mientras me dirijo a mi asiento noto su mirada posarse en cada uno de mis movimientos, un comportamiento absolutamente típico de los lobos.

-Eres demasiado puntual, ¿sabías?-. Digo y me siento en mi amplia silla, escuchándolo carraspear mientras asiente.


-La situación no puede tardar más tiempo, Gran Mago.

El tiempo corre (Malec +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora