Dios no está aquí

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Las horas pasaron lentas en la carroza de Billy quién por fin pudo llegar con su sirviente moribundo a la casa del médico que sería capaz de atender a Adán sin muchos pretextos.

La lluvia caía a cántaros y Billy se bajó apurado de la carroza sin importar que se mojara o que estuviese en ropa poco presentable, sólo comenzó a golpear la puerta de aquel hombre que quizás yacía en su quinto sueño, pero Billy era alguien tan terco que con desespero seguía insistiendo.

¡Abra la puerta por favor! ¡Necesito su ayuda! — gritaba Billy hacia la casa de aquel médico—

No hubo respuestas ante los llamados en desesperación pero el decidió continuar.

— ¡Señor, por favor abra la puerta! ¡Soy el hijo de Pablo Rouse! ¡Mi amigo se encuentra muriendo y no tengo a donde ir, tenga piedad y Dios estará con usted!

La madera soltó un gran crujido desde dentro y al abrirse por fin la puerta se dejó ver un hombre de avanzada edad que apenas y camina arrastrando sus débiles pies para acudir a la emergencia.

Señor, estás horas no son para venir a molestar— dijo aquel hombre molesto que intentaba despabilar para poder atenderlo—

¡Mi amigo está muriendo y no quiero perderlo! ¡Se que usted ayudaba a mi padre con casos difíciles, tiene que hacer lo mismo por mí!— mencionaba Billy ya con los ojos inundados en lágrimas mientras señalaba su carroza—

Está bien, pase. Pero que quede claro que esta será la última vez que sirvo a la familia Rouse.— dijo aquel hombre con arrepentimiento en su voz—

— ¡Muchas gracias señor, Dios se lo pagará!— hablo mientras se secaba los ojos para poder ir por su amigo que yacía en el carroza—

Una vez dentro de la casa, Billy espero de pie en la puerta porque no quería dañar el piso de madera con su ropa mojada, debido a que esto podría generar humedad que dañaría la madera.

Después de unos minutos el médico hablo por fin pero sin mirar a Billy.

¿Que fue lo que le pasó a este pobre hombre? 

Pregunto el médico que por nombre llevaba Jhonatan mientras ponía su oído en el pecho del hombre moribundo en un intento de escuchar sus latidos.

Yo... — Billy se tocó la nuca con nerviosismo por no saber que decirle pero al final hablo con algo de tartamudez— Nos intentaron robar la casa y el metió las manos al fuego por nosotros.

— ¿Por ustedes? — Jhon dudo mirándolo mientras se separaba del pecho del hombre—

Billy optó por bajar la mirada como un niño regañado y empezó a jugar con sus dedos para después de unos minutos responder apenado.

Tengo esposa y un hijo, señor.

Aquel hombre soltó una gran y larga carcajada mientras se limpiaba las manos en un traste con agua.

Su padre aseguró que usted no tendría hijos porque ofreció sus nietos al diablo. Yo mismo le quite esa posibilidad, joven Billy.

Esas palabras fueron un balde de agua fría para él, quién subió la mirada hasta Jhon y se acercó hasta el mismo para tomarlo del cuello con molestia.

No se atreva hablar del buen hombre que fue mi padre

— Ese hijo de puta era tan egoísta como el mismo Lucifer, sólo pensando en él.

Jhon le escupió en la cara haciendo que Billy le soltará. Una vez sucedió esto el hombre de edad avanzada sólo se acomodó las ropas para mencionar con voz grave.

Larguese de mi casa ahora mismo y no vuelva jamás.

Billy con indignación cargo a Adán de la mesa donde lo había puesto para el chequeo y salió de casa para subir a su carroza nuevamente.

Hoy Dios no está de nuestro lado pero te apuesto que Lucifer sí.

Los caballos soltaron un relinchado fuerte mientras Billy cabalgaba colina abajo con la oscura noche cubriendo su camino.

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