1. Rumores y sueños imposibles.

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"¿Qué tiene de malo soñar? Al fin y al cabo sólo son eso, bobos y absurdos sueños que nunca se cumplirán

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"¿Qué tiene de malo soñar? Al fin y al cabo sólo son eso, bobos y absurdos sueños que nunca se cumplirán."
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CALÍOPE DERRICKS.

“¡Renunció al fútbol porqué sus padres se separaron!”

"Es bulímica, por eso se está quedando sin cabello. Siempre la oigo llorar en el baño. Pobrecita, mírala parece un palillo."

"Escuché que tiene esa libreta desde que era niña y que ahí tiene anotados los nombres de toda la gente que ha matado. Por eso se viste de esa manera tan gótica, le gusta que la miren para tener motivos y matarlos

En los pasillos de Pacific eran los rumores que más retumbaban en el momento, aunque casi todos los días salía alguno diferente. Por si aún tenían la duda, ellos hablan de mí. Pueden creerles o no. Eso de manera simple, dejó de importarme hace mucho tiempo, o eso me gusta creer. Aunque para ser sincera con ustedes y empezar esta relación de protagonista-lector con el pie derecho, les confesaré que todo lo anterior no son más que chismes inventados por gente sin oficio.

Y es algo que abunda en todos lados, en cada parte del mundo y existe en todos los idiomas.Una cosa tan ridícula, pero tan necesaria al mismo tiempo que no puede faltar en ningún lugar, por lo que Pacific High School no es la excepción. Estoy más que segura que si en algún momento hicieran un concurso de "¿En qué lugar de Nashville está el récord por los chismes más potentes?" Definitivamente Pacific se ganaría el primer lugar, por no decir que también sería el primer premio en una década desde los juegos intercolegiales que ganó Amanda Crowells. Por qué sí, son muy buenos para crear rumores como si no hubiera un mañana, pero perdemos para cualquier otra actividad que requiera de uso intelectual.

Me dediqué a seguir mascando mi chicle luego de cerrar la taquilla negra con el pequeño candado, cerré mi mochila después de verificar que tenía todos los cuadernos correctos para seguir mi camino hacía la primera clase del día. La burbuja de chicle que comencé a formar, explotó haciendo un pequeño ruido inaudible ante todo el bullicio que reinaba en los pasillos del Instituto. Podía sentir las miradas sobre mí, pero evite prestarles atención y seguí caminando con la frente en alto. Odiaba que me mirarán, pero no podía bajar la cabeza. No les había dado el gusto antes, menos ahora.

—Señorita Derricks.

Me detuve, sin darme la vuelta y seguí masticando mi chicle, esperando que el profesor Roger hablara al fin.

—Está prohibida la goma de mascar en Pacific —pronunció con su voz grave. Fue cuando me di la vuelta para mirarlo a los ojos.

Leucemia: Una Historia Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora