3 El reflejo del agua.

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Cuando entré a la habitación mi madre estaba hablando por teléfono, al ver su cara inmediatamente sentí una presión en mi pecho, casi insoportable y al instante comencé a pensar en lo peor, en la muerte, la muerte de mi padre, de mis hermanos, de muchas personas pero muerte al fin, luego de pensar todo lo peor me obligué a calmarme porque eso no podía ser, pero a pesar de los esfuerzos que hacía por ello, no lo conseguía, seguía imaginándome a mi padre muerto y el pensar en eso hacía que lagrimas fuesen las que moldearan mi rostro al andar.

Al terminar la llamada mi madre tenía la peor de las caras que le he visto alguna vez, y eso solo hizo que el dolor en mi pecho fuera a peor, nunca pensé que podría llegar a sentir un dolor tan profundo al escuchar unas palabras:

-Mi amor, tu abuela está muy mal, sabes que le hicieron una operación y todos pensaron que había salido bien, pero se ha puesto muy mal y los doctores ya están esperando su muerte- llegados a este momento no escuchaba nada, no quería seguir escuchando, mi abuela, mi amada abuela estaba a punto de morir y yo del otro lado del país- tu tía Blanca va a llamar dentro de media hora para que hables con tu abuela.

Escuchaba su voz lejana y no paraba de llorar, era mi abuela, no quería que muriera, menos estando del otro lado del mundo, no puedo ni imaginarme el hecho de verla en un ataúd, se me parte el alma tan solo con pensarlo.

Cuando mi  tía llamó y contesté fue la voz de mi abuela quien me habló, sentí una enorme felicidad al saber que me estaba hablando, que era mi abuela la que me decía que me amaba y que estaba orgullosa de mi, ya lo sabía pero escucharla decirme aquello me hizo llorar de felicidad al saber que era tan afortunada de tenerla, ella siempre sería mi más grande y puro amor.

-Todos me han dicho que estás en la orquesta de Mérida(1) como vocalista, sabes que te amo mucho, quería verte y hablar contigo, me haces mucha falta- no cabía en la felicidad que sentía al poder escucharla una vez más. Pasamos un rato hablando y empezamos a cantar- hay una canción a la que le cambie un poco la letra, donde nombraba las ciudades le puse el nombre de mis hijas 

Así pasamos buen parte de la tarde, cantando una para la otra y las dos juntas  a través  de un celular hasta que ya se sintió muy cansada y tuvo que colgar, sin dudas fue una de las cosas más difíciles que hice en mucho tiempo, pero no podía pasar toda la vida allí, tenía que encontrar la manera de volver a mi hogar a ver a mi abuelita.

Los siguientes dos días en lo único que pensaba era en llegar a la casa de mi abuela y abrazarla, no podía dormir bien, lo único que quería era en verla y decirle una vez más lo mucho que la amo. Ese día en la tarde mi tío que era con quien mi familia y yo vivíamos allí me dijo que él tenía que viajar al Zulia(2) y que yo me podía ir con él, esa noche hice mi equipaje para al día siguiente partir a mi hogar.

Al día siguiente llegó la hora de partir y la despedida ya no se podía retrasar más, mi mamá me dió la bendición y con un par de palabras de consuelo me fui con mi tío, luego de varias incomodas horas de viaje por fin tenía en frente mío la casa de mis tíos y del otro lado de la calle la playa de mi abuela, por fin podría verla y decirle lo mucho que la amo. Al bajar de la camioneta estaba en el porche gran parte de la familia y mucha gente más, mi papá y mi tía estaban allí esperándome.

Antes de bajarme con mis cosas mi padrastro que también viajaba con nosotros me dijo que pasara lo que pasara tenía que ser fuerte y seguir adelante, también dijo que estaría esperando un rato allí hasta que mi madre llamara, le di un abrazo antes de bajarme e ir con mi papá y tía que me esperaban impacientemente. Cuando los vi a la cara tenían el peor de los semblantes, mi padre tenía unas ojeras mucho más profundas de las que normalmente tenía y los dos se veían incluso un poco más delgados que antes.

-Mi amor, Dios te bendiga, mira tu abuela estaba muy mal y ya todos lo esperábamos- al oír eso ya sabía de qué se trataba, ya sabía lo que vendría, pero no quería escucharlo, sabía que dolería mucho y  no podría hacer nada por ello- ella murió hace dos días y no queríamos decirte nada hasta que llegaras, ella quería verte antes de partir, tienes que ser fuerte, tienes que seguir adelante, tu abuela dijo  que te ama mucho, tienes que pensar que ahora está mejor en el cielo que aquí, ya no está sufriendo.

La abracé, con mucha fuerza, no podía parar de llorar, si antes pensé que no se podría sentir un dolor más grande estaba equivocada, aquello que sentí en ese momento no se comparaba con nada, sentía mi corazón hecho trizas, sentía como el mundo a mi alrededor se derrumbaba sin que pudiera hacer nada, en ese momento sentí como mi alma terminaba de desmoronarse con esas palabras y desde ese momento supe que ya nada sería igual, ya no podría ver más a mi abuelita, ya no la escucharía cantar, ya no podría contarle mis avances en la orquesta, ya no comería de nuevo sus deliciosas hallacas ni volvería a comer uno de sus más que deseados postres, ya no tenía quien me cantara ni quien quisiera que le sacara las canas, ya nunca nadie volvería a decirme sus secretos de cocina, ya no tenía a mi abuela conmigo, ya no podría verla más.

Luego de bajar mi bolso con ropa y hablar con mi madre crucé la calle para ir a la casa de mi abuela, no podía dejar de llorar y al llegar allá y ver su perfecta y blanca piel dentro de ese cajón de madera mi llanto creció, no podía dejar de ver su hermoso rostro, parecía una hermosa árabe con el vestido que tenía puesto y su rostro demostraba que se había ido estando tranquila por haber podido ver y hablar con todos, su rostro solo me decía que por fin dejaría de sufrir, pero eso no disminuía mi dolor, no pude seguir estando allí viendo su rostro sin una señal de vida, no pude seguir escuchando los pésames y lágrimas de tanta gente a mi alrededor así que después de ver a todos mis tíos me fui a la playa, allí no había nadie y me permití sacar todo mi dolor, allí deje que todo mi llanto saliera, en medio de todas las matas de coco y uvita que tanto cuidaba mi abuela, dejé que la brisa se llevara mi último grito de agonía, allí bajo el cielo dejé que la arena absorbiera mis lágrimas y que el agua reflejara mi sufrimiento.

En esa playa me despedí por última vez de mi amada abuela.

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Mérida (1): es uno de los veintitres Estados que , junto con el Distrito Capital y las Dependencias Federales, forman la Republica Bolivariana de Venezuela.

Zulia(2): es uno de los veintitres Estados de Venezuela. su capital es Maracaibo.

Bueno, no soy la mejor dejando notas a los lectores pero lo voy a intentar.

Creo que hasta ahora esto ha sido lo más difícil que he escrito y no porque no tuviera inspiración sino porque esta es una historia real, es la historia de cómo perdí a mi abuela, y sinceramente no hay palabras que describan el dolor que sentí en aquel momento y que sigo sintiendo, créanme que lloré demasiado escribiéndola. Solo espero que les guste y que mi esfuerzo haya valido la pena. 

Gracias por leerme, te mereces un pedacito de cielo por ello.

Pd: la playa de la imagen es la playa de mi abuela. :)

5 Muertes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora