Con plena seguridad sé que puedo sostenerme y confiar tratándose de Flan, mi pequeña y linda hermana impredecible. Confío en que tarde o temprano terminaré por sucumbir entre sus frágiles pero temibles manos y logrará extenuar mi "vida". Viviendo hasta hace poco siempre al margen, apartada apropósito del resto, encerrada en una morada tipo calabozo apenas habitable para nuestro beneficio, o mejor, el mío. Sí, tirito al intentar visualizarla en completa libertad doblegándonos a su merced, porque tiene más que la capacidad necesaria para hacerlo.
Al principio me irritó creerme inferior o débil, pues soy la mayor y por ende tendría que ocupar un puesto superior al suyo en casi cualquier aspecto. Eso cambió demasiado pronto. Dormir una cama contigua a ese demonio genuino suponía ansiedades irrefrenables acerca de futuros desastres, incidentes, exterminio; la culpa recaía en mí, quien huía también del espectro encarnado, todo por dejar escapar a esa bestia imparable. De alguna manera conseguí mantener mi imagen de autoridad jerárquica como su hermana mayor, y gracias a la misma obedecía de mala gana mis exigencias (suplicas). Aproveché mientras pude para dejarle atrapada y aumentasen así los alivios. Así sería todavía de no ser por la intervención de la sacerdotisa Hakurei y a su zángano empalagoso, Marisa: vive libre ese demonio irrefrenable desde entonces.
Seguía irritada entre nubarrones del pasado y pulsaciones que colmaban mi corazón con dolor. Tenía miedo de salir a los pasillos y toparme con alguien, especialmente ver a Patchy de frente. De todas formas era aburrido jugar ajedrez sola, mirar a través de la ventana un mundo que no me pertenece, apreciar mi inexistente reflejo o releer los libros de mi estantería; buscar sociedad es lo mejor que puede hacerse en estos casos, no nacimos en soledad después de todo. Fui a buscar a Flan preguntando a las hadas mientras me peinaban o a la vez que me hacían el desayuno a mediodía porque, la primera comida al despertar, sea la hora que sea, debe ser el desayuno.
Caminé entre pasillos de color carmín apagado hasta llegar a ver una silueta proyectada entre uno de los corredores. Era ella sin lugar a dudas, sus alas son inconfundibles hasta para el más corto de mente. Estaba cerca cuando doble a la derecha y pude ver a mi hermana balanceándose con una soga entre el cuello. No se movía.
-¿Quieres hacerme el favor de bajar? Eso podría asustar a las otras - Espeté.
Portando una faz risueña, se esforzaba para no reír mientras estaba en lo suyo. Parecía divertirse. Accedió sin más remedio aunque haciendo berrinches. Agitó sus alas repentinamente rompiendo la horca y liberándose con estrépito.
-Eres mala. Sólo estaba jugando porque últimamente las cosas dejaron de estar animadas aquí.
Pretendí ignorar a lo que se refería y dibujé una media sonrisa mientras apretaba los puños -Sin duda alguna. Estoy muriéndome de aburrimiento, ¿me quieres acompañar afuera? Pienso hacer una visita al templo Hakurei.
Sonrió a la vez que sus ojos brillaban con ternura infantil. Se abalanzó contra mí, estrujándome con tal fuerza que pude morir de no ser vampiro. Vociferó: "vamos" hasta el aturdimiento. Mientras esperábamos al atardecer jugamos a perseguirnos alrededor de la mansión hasta saciar las ganas que tenía este pequeño demonio pícaro de jugar.
Aún siendo perseguida sintiendo el asecho cercano de la macabra criatura, me estaba divirtiendo de verdad. Llegamos a tal punto en nuestro juego que terminamos persiguiéndonos en la amplia biblioteca de la mansión. Yo misma desconocía que tan profundo podía llegarse por aquí, todavía no creo haber inspeccionado cada rincón. Finalmente consiguió atraparme, arrojándome sin contenerse a una de las enormes estanterías. Al caer ésta oímos un curioso chillido acompañándole.
Cuando me incorporé vimos que una pila de libros se movía.
-Juro que los devolveré, maldita sea...
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Enfermiza Eternidad
FanfictionEn ese camino hacia la única y segura muerte, ¿quién quisiera tenerle ventaja? Especialmente, aquellos incapaces de conocer su designio. Remilia Scarlet ha dejado de vivir hace poco. Quiere recobrar su "vida", encontrarse con ella o traerla de vuelt...