HABITACIÓN PERDIDA

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El sueño de la razón produce monstruos. Francisco de Goya.

La lluvia tomó por sorpresa a más de una persona esa noche. Los días habían sido estables y soleados y la noche anterior había sido tranquila y despejada. Hoy era la noche más calurosa de todas –con temperaturas de 42 grados-, pero esa noche de verano traía consigo una lluvia torrencial digna de Nueva Orleans. Por suerte para Claire, esto la pilló resguardada en la habitación de Sophia. Realmente se sentía despejada desde su encuentro con ella en la cafetería. No había vuelto a su habitación, no sentía la necesidad.

Se comportaba como alguien que había cerrado una desgracia de episodio depresivo en su vida, lo había encerrado en un agujero y había tirado el agujero junto con la llave del mismo. No estaba sonriente, pero sí más en paz que de costumbre. Y la habitación ordenada y luminosa de Sophia ayudaba. Nunca pensó que un motel así pudiese contener una habitación semejante. Finalmente, Sophia llegó empapada a la habitación. Tras un sonriente recibimiento, le instó a Claire a que se sentase en la cama con tranquilidad mientras ella se secaba un poco y hacía una llamada.

Hart y Soovin se adentraron corriendo en la entrada del motel Soullost. Cuando él se acercó a ella en la cafetería, ninguno se esperaba que comentario tras comentario y mirada tras mirada saltaran chispas y ganas entre ellos. Hart ya no se molestó ni en respetar distancia ni en saber si ella era negativa o no. Había una orden que Sophia le había dado antes y era casi la única en la que estaba totalmente de acuerdo e iba a cumplir a rajatabla: echar una canita al aire. Ahora bien, cuando notó una vibración en sus pantalones que no provenía de su órgano sexual no pudo evitar sentirse algo decepcionado. Por suerte, la llamada fue breve.

Sophia le facilitó la dirección del padre de Ellen Creier, Mark, y se despidió instándole otra vez a pasar una muy buena noche. Para mayor fortuna de Hart, la dirección era fácil de memorizar. Cuatro veces repetida en voz baja, apuntaba a boli rápido en su muñeca por si las moscas y corrió a volver a pellizcar el trasero de Soovin y a subirla a su habitación.

Mientras que Sophia colgaba el teléfono y salía del baño más seca y sirviéndole una copa a Claire, asegurándola que sería toda suya como había prometido antes, Hart y Soovin subían las escaleras hacia la habitación que les aparecía como disponible en la reserva online del motel. Al efectuar la reserva, un contestador automatizado le explicó que encontrarían la puerta abierta y la llave de la misma en la cerradura por dentro. Pero ellos no necesitaron dar con la puerta abierta. El perro negro que Hart había visto en repetidas ocasiones estaba parado delante de la puerta abierta.

- Creo que no te he presentado a mi amiguito –Hart había estado tomando más chupitos de tequila de más y se notaba en su forma de hablar.

- ¿Es tuyo? –le preguntó Soovin.

- No, pero nos hemos encontrado ya dos veces... Si hacemos caso del destino, puede significar algo.

- Que tiene hambre.

Ambos reventaron en una risotada mientras se metían en la habitación –la cual estaba despejada de cualquier objeto externo, así como completamente limpia- y el perro quedaba estático junto a la barandilla, siguiéndolos con la mirada. Hart se tomó al pie de la letra lo que ella le había dicho y fue a la nevera a ver si había algo que pudiese dar al animal. Por suerte para él, había un plato cubierto de plástico protector con carne. Se lo acercó al perro, dejándoselo fuera.

- Te dejaría entrar, amiguito... Pero creo que aún no eres lo suficientemente mayor para ver lo que va a pasar aquí hoy.

Tras acariciarle el lomo y dejar el plato a sus pies, Hart pudo mejor el rostro del perro. Su piel era completamente oscura, el alcohol le subía a mayor velocidad cada segundo y eso no ayudaba demasiado, pero tenía la sensación de que sus ojos no cesaban de mirarlo. No obstante, Hart no le prestó demasiada atención. Sólo una vez Hart le dio la espalda, el perro se lanzó a comer vorazmente la carne. Si tan sólo Hart le hubiese echado una última mirada antes de cerrar la puerta, hubiese comprobado cómo el perro no dejaba de mirarlo mientras devoraba la carne casi de un bocado. Pero no miró. Prefería fijarse en la belleza que tenía tras de sí y cerró la puerta sin preocupaciones.

Cielo caído (Fallen Sky) (2020) - LAO #2   ⭐ GANADORA en Terror #PlutonAwards ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora