De aliados y esperanza

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Harry fue llamado al despacho de la mujer con el vestido azul. Su amiga y los chicos de Auradon también allí, junto a algunos médicos especializados. Le habían explicado a detalle lo que harían y las posibles consecuencias, constatando con datos para la mejor manera de calmar sus nervios. Tuvo que preguntar varias veces para asegurarse que entendía bien, pero manteniendo la cabeza agachada, tratando de pelear contra la urgencia de llorar. No estaba molesto con Uma por divulgar su dolencia; a pesar de todo, sabía que su amiga no tenía malas intenciones con ese acto. No sentía que se debía avergonzar, no era su culpa aunque en ocasiones lo pensara...ni siquiera estaba enojado consigo mismo por pretender que no estaba mal. No, Harry estaba agradecido. Estaba feliz de que pudiera volver a ser normal, que sus ataques pudieran terminar, para calmar su tormento y de aquellos que se preocupaban por el. Pero Harry olvidaba que había dos personas que lo conocían muy bien en esa habitación. Y ambos pensaban que ya era hora que todos conocieran al joven pirata de una vez.

—Harry, no te contengas... no hay nada de malo en llorar de alivio.

La suave voz femenina lo instó a alzar la cabeza y las manos grandes del árabe sobre su hombro le dio la confianza en externar lo que sentía.

—Gr-gracias a todos... y-yo... creí que viviría con esto toda mi vida... —y, abrazando a la morena, dejó fluir sus lágrimas.

El llanto contagio a Ben, Carlos e Evie, quienes sonreían por la tierna imagen de los amigos abrazados. Hada Madrina y Jane también portaban conciliadoras sonrisas, aunque la sorpresa se colaba en sus ojos ante la ternura con la que Uma trataba al joven en sus brazos. Bella y Bestia entendieron con este evento el error que cometieron al dejar a los niños de los villanos desprotegidos, preguntando para sus adentros cuántos más habría con situaciones difíciles.

—Ejem, —carraspeó el jefe médico, esperando la calma del paciente— creo que si el joven Hook ya esta mejor, deberíamos empezar cuanto antes. No es un proceso muy largo, pero tampoco será un paseo por el parque.

—Si, lo siento. Estoy listo.

La sonrisa radiante del joven adulto, le valió una mirada de aprobación de Mal.

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Estaba en un palacio hermoso, no sabia bien de qué material estaba hecho pero parecía cristal tornasolado o algo similar. El sol se colaba por una de las grandes ventanas detrás del imponente trono. Altas y elegantes columnas a los lados de la pequeña escalinata que llevaba al mismo, eran adornadas por luces pequeñas ¿o tal vez eran haditas? Gil no lo sabía. Pero era muy relajante verlas revolotear, creando con su estela imagenes divertidas. El salon, enorme y señorial, tenía pocos muebles: algunos bancos a los costados de la estancia, algunos escritorios al fondo, un órgano magnífico en una esquina y algunos candelabros de pie. Aparte de las puertas doble por las que había entrado, se encontraban otras tres: la de la derecha (entre el órgano y los escritorios) la que daba a un comedor para más de mil comensales, la del fondo a la derecha daba a un estudio muy acogedor y pulcramente ordenado, por ultimo la puerta del lado izquierdo daba al inmenso pasillo que conectaba el salón del trono con el resto del palacio. No es que el joven hubiese recorrido ese lugar, pero de vez en cuando extraños seres se paseaban por el salón hablando entre ellos y de esas conversaciones sacaba la información. Cómo podía él entender ese idioma, suponía que era por la conexión con la criatura del huevo; quien, a través de las memorias genéticas de sus progenitoras, le mostraba lo poco que sabía de su mundo. Todo eso era muy raro para el hijo menor de Gastón, pero al mismo tiempo se sentía muy honrado por haber sido elegido por la pequeña criatura que aun no nacia.

Fue caminando hasta detrás del hermoso trono, para ver si encontraba al ser que le mostraba todo esto. Y, en efecto, allí se la topó: una hermosa y encantadora niña, jugaba con unos bloques muy extraños pero bellamente labrados en madera cristalizada (si es que eso tenía algún sentido, aunque Gil razonó que como cada mundo tendrá sus propios materiales, la forma en que el los denominara no sería la acertada).

De Barcos, Garfios y NudosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora