13 - Sólo Tú (FINAL)

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Eres El Alma De Mi Vida...

Sus manos entrelazadas, una sábana de seda cubriendo sus cuerpos, una brisa fresca golpeaba ligeramente sus rostros.

- Buenos días - Esa voz adormilada, el cuerpo delgado removiendose entre sus brazos, los ojos desenfocados en busca de adaptarse a la iluminación.

"Definitivamente es un ángel", pensó el hombre mientras veía a su esposo parpadear varias veces para eliminar el sueño, sonriendo y estrechando su agarre en la cintura un poco más, el muslo regordete chocando contra la erección mañanera provocando que el glande se hundiera contra la piel, una corriente de placer recorriendo el interior de su espina dorsal.

- Alguien amaneció feliz... - Dijo con una voz seductora, la mano que mantenía entrelazada quedó libre y viajó hasta la extensión gloriosa que se molía en su muslo, acariciandola lentamente con la palma de su mano, prestándole sumamente atención al glande cubierto por el pre-semen - No puedo creer que tengas tanta libido después de anoche...

Las personas se divertían afuera, ¿A ellos qué más les daba dejar que siguieran con la fiesta?, El tipo de diversión que tenían en mente haría enloquecer a toda Adana.

Sus manos volaban por todas partes de ese cuerpo, las prendas salían disparadas hacia un lugar de la habitación, el sudor comenzaba a cubrir sus pieles, los dedos se torcían alrededor de los dobladillos de los pantalones para tirar de ellos hacia abajo.

Todo era exquisito y celestial, ambos adoraban al contrario con tal vehemencia que les provocaba el delirio, Emilio era la perdición, muerte y resurrección para Joaquín y viceversa, se entregaban mutuamente y uno saltaba al vacío el otro lo seguiría para así siempre estar unidos, todo el dolor era dejado de lado una vez sus labios se unían y sus lenguas luchaban por tener el control.

Hacían el amor... Lento y delicioso, un juego de azar para ganar el placer, mezcla maravillosa entre salvaje y tierno, infierno y cielo...

- No me dejes de amar - El rizado habló contra la piel sensible bajo la oreja de Joaquín, lamiendo el sudor - No te quiero perder jamás...

Esas manos grandes que lo hacían delirar ahora le otorgaban el mejor sexo de toda su vida, acariciando cada milímetro de su piel, esos pliegues exquisitos que le hacían temblar, el punto dulce en dónde un dedo empezaba a entrar para deleitarse con la estrechez.

- Eres una fresa salvaje... Y cómo un perro fiel ama a su dueño, yo te amaré - Su voz en un tono melodioso en la oreja del hombre grande encima de su cuerpo, sus manos enredadas en los rizos que sostenía con fuerza.

Algo De Mí | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora