Algo De Mí | Emiliaco

08

Te Vas Amor Pero Te Quedas Porque Formas Parte De Mí.

La punta de su dedo índice remarcaba la curvatura de los pectorales en el pecho de su amante mientras éste consumía un cigarrillo, el humo y el aroma le hacían fruncir la nariz.

- ¿Por qué fumas?, Recuerdo muy bien que antes solías decir que lo detestabas... - Levantó su rostro para poder observar la expresión cálida que le regalaba Emilio.

- Es un vicio que tuve que hacer para poder saciar a mi vicio principal - Su mano grande fue a parar entre los glúteos de Joaquín, jugando con ese agujero tan apretado, provocando que el pequeño cuerpo entre sus brazos se estremeciera y ligeros temblores azotaran las extremidades de su vicio, de aquella adicción que lo hacía soñar e imaginar escenarios dignos de una película pornográfica.

- Oh... Emi...

- Y ahora que ha regresado es muy buen momento de terminar con el cigarrillo... - Bajó hasta la oreja de Joaquín y aspiró el aroma, ese pH básico que resaltaba el aroma dulce del perfume, el dedo en el interior de Joaquín se adentró más y por inercia un segundo dígito fue a dar dentro de la estrechez para ser apretado con delicia.

Joaquín buscó los labios de Emilio al girar su rostro, su nariz rozó con la de Emilio y unió sus bocas en un beso tan diferente a los que solían darse, fue un beso lleno de calidez, un sentimiento resurgiendo, ese sentimiento que llenaba sus almas y los hacía sentir que su hogar era a lado del otro.

Sus labios rozaban y sus lenguas danzaban, ambos pares de manos exploraban la piel contraria, sus piernas entrelazadas apretaban el agarre, la hiedra que ocultaba el sufrimiento de Joaquín deshacía sus ramas y empezaba a meterse de nuevo bajo la tierra.

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- Doy por concluido el proceso de divorcio y con ello todo lazo matrimonial queda deshecho - El juez dio un golpe con su mallete contra la superficie de madera y salió de la sala.

Tim y Joaquín cruzaron miradas mientras sus abogados se despedían cortésmente y las personas del jurado también abandonaban la sala, los dos se reunieron en mitad del pasillo y se miraron, Tim lucía cansado al igual que él.

- Podrás ser feliz con él - Tim habló, su tono fue dolido, él podría estar conociendo a Christian pero su corazón fue cautivado por la belleza y el buen corazón de Joaquín.

- Tim - Joaquín tocó la mejilla Tim, el ligero rastrojo picando bajo su palma, el dolor reflejado en los ojos azules del que fue su esposo - Ya no podré hacerte más daño... Busca al amor de tu vida y se feliz - Joaquín le dio una ultima sonrisa a Tim y besó su mejilla para después desaparecer de la sala.

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Joaquín se encontraba doblando sus prendas y metiendolas en una maleta, Tim lo observaba desde el umbral de la puerta, recordando la primera vez que estuvo con Joaquín... Esa sensación de deseo y amor, lo suave de la piel y esa lechosidad con ligeras marcas a punto de desaparecer, mismas marcas que ahora la teñían.

- En todo el tiempo que estuvimos juntos jamás te dejé una marca... - Tim habló al ver cómo Joaquín se despejaba de la playera que llevaba puesta, dejando que la piel de su cuello y clavícula resaltara con las marcas rojizas que Emilio había dejado la noche anterior - ¿Te mudarás ya?.

- Sí, Emilio ha comprado una casa en un vecindario tranquilo.

Tim asintió y salió de la habitación, a los pocos minutos Joaquín hizo lo mismo con maletas en manos y se detuvo frente a él, poniéndose en cuclillas y tomando aquel rostro entre sus manos, sus miradas conectándose, la hiedra del dolor había sido enterrada, ¿Cómo había decidido utilizar a este maravilloso hombre para olvidarse de Emilio?, Con sus pulgares acariciaba las mejillas de Tim, sintiendo la humedad de las mismas a causa de las lágrimas.