III

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Desde que llego a su "hogar" se había encargado en tratar de eliminar todo lo que podría tener rastro de él, hasta hace unos momentos donde se encontraba metiendo los últimos documentos importantes, pasaportes y dinero de emergencia que había colocado en el escondite en la cocina, esperando acabar antes de la llegada de Samuel.

Y ahora estaban uno enfrente del otro con el desayunador separándolos, llenándose de miradas retadoras y atentas a los movimientos del otro.

—Contesta... —reclamo.

—Si ya debes saberlo, agente De Luque del SSI.

—Pues vaya, sí que lo sé, agente Doblas del SDI. —acuso.

—¿Quieres que te dé un premio por ello? —respondió sarcástico.

—Vaya rata asquerosa con la que me case...

—Lo mismo digo, de Luque...—reprocho.

Samuel empezó andar a por la cocina y en reflejo el castaño retrocedió, estando más alerta.

—Estoy curioso, en verdad...

—Ni un paso más... —advirtió y el musculoso se detuvo justo en un extremo del desayunador, cerca de la puerta, si quería escapar no lo dejaría, no tan fácil.

—Dime, esposo mío— menciono con sorna—¿Fue difícil mentirme todos estos años?

—¿Lo fue para ti? — reprocho de vuelta.

Ninguno contesto.

—Entonces, ¿solo era tu tapadera?

—¿Lo fui yo?

Otra vez el silencio reino.

Rubén suspiro.

—Hagamos un trato, saldré de esta casa y...

—Eres consciente que según las normas debo matarte ahora, ¿no? —interrumpió el musculoso.

—Y se supone que yo debo hacer lo mismo contigo, pero estoy tratando de demostrar algo de clemencia...

—No la necesito...— se jacto y comenzó a rondar lentamente por la cocina en busca de su presa. El gato y el ratón. Sus sentidos alerta a cualquier movimiento que el otro hiciese.

Los vellos de los brazos del castaño se erizaron, había estado muchas veces en situaciones peligrosas y de muerte, pero nunca ninguna se sintió como aquello, acorralado.

Se veían fijamente, esperando a que alguien hiciera el primer movimiento.

Y todo paso rápido.

Rubén corrió con dirección a la puerta, pero Samuel llego antes interceptándolo contra un muro, clavando su antebrazo izquierdo entre su torso y su cuello, le arrebato el bolso que llevaba lanzándolo a algún lugar de la cocina.

—¿Vas a hacerlo sucio, cabrón? —pregunto el castaño con la adrenalina disparándose sobre su cuerpo.

Samuel no contesto, lo cual para él fue un "Si".

Una de sus piernas atesto contra el estómago de Samuel, sofocándolo por un momento. Aprovechando la ventaja intento echarse a correr, pero Samuel fue más rápido y tomándolo del jersey haciéndolo tropezar para caer al suelo. Rápidamente se incorporó.

—¡Doblas! —bramo el musculoso, cuando el castaño lanzo un plato el cual apenas pudo bloquear con el antebrazo por acto de reflejo y en respuesta un puño fue a parar a la cara de este desorientándolo por un momento. Su cerebro aun no procesaba el golpe que su "marido" le había dado, pero fue el motivo suficiente para no echarse para atrás.

Mr & Mr de Luque | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora