EPÍLOGO

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OCHO MESES DESPUÉS

NORUEGA

El gorrito apenas se ajustaba a su cabeza, tenía las manos heladas y la nariz roja por el frío. En sus brazos sostenía la compra que había hecho en el pequeño mercado donde había estado haciendo lo mismo por ya ocho meses después de su huida de Madrid. Huyendo de aquella institución a la que había jurado proteger y que le había dado la espalda.

Y el aún recuerda ese día, donde le dieron solo 6 horas de gracia, después de eso, sería objetivo de cualquier otra institución afiliada al MIE. Ese día, en el que Rubén quedo a la deriva sin nada, pero lo que más le dolió fue quedarse sin él...

Sin Samuel.

Su pecho se oprimió ante el recuerdo en cámara lenta de él cayendo al suelo después de haberle disparado. Para ser honestos era el recuerdo que lo torturaba en sus días y atormentaba sus pesadillas.

Intentando desviar aquellos recuerdos, se apresuró a abrir la puerta de casa.

—¡Wilson! ¡Raspy! ...—llamo mientras cerraba la puerta de tras de el— ¡Kira! Os he traído comidita—canturreo.

El felino regordete llegó primero, frotándose en los pies del castaño, Rubén rio ante la acción. Raspy solo lo vio a lo lejos y regreso por dónde vino, pero Kira no llegó.

—¿Kira?—llamo de nuevo, pero la gatita gris no fue a su llamado.

Kira había sido lo único que aún le quedaba de él... Por eso se había vuelto mas cuidadoso en su cuidado además que fue difícil el recuperarlos a todos desde Madrid.

Extrañado, dejo las compras sobre la mesa del comedor para luego ir en rumbo al pequeño salón rústico del lugar. Su cuerpo se congelo totalmente al ver a la gata acurrucada en el regazo de Samuel mientras esté le acariciaba el lomo grisáceo.

Sus ojos se aguadaron un poco. Se los refregó para asegurarse de que lo que veía era real.

Lo era.

Él estaba ahí sentado, no había cambiado, las mismas facciones solo que ahora una barba algo crecida adornaba su mandíbula.

—¿Samuel? —murmuro adolorido. Pronunciar ese nombre le dolió en el pecho, hacía mucho no decía su nombre en alto.

Él musculoso le miro con una sonrisa.

—Me costó trabajo encontrarte, chiqui.

—Dijiste un lugar sin extradición...En Noruega no la hay... —balbuceo— Creí... Creí que... ¡Gilipollas! — bramo con rabia y las manos echas puños—¿Cuándo ibas a decirme que en tu puto plan de mierda debía dispararte en verdad?

Samuel quito a Kira de su regazo para erguirse e ir al lado de su marido enfadado.

—¿Me echaste de menos?

—¡Responde!

—No iba a hacerlo, no lo hubieras hecho si te lo decía.

—Eres un cabrón, es que no se para que me fio de ti...

Samuel tomo el rostro del castaño entre sus manos, lo acerco a sus labios en un beso exigente y hambriento.

—Yo si te eche de menos... —murmuro sobre sus labios.

—Imbécil... —sollozo débilmente.

Samuel limpio una de las lágrimas de su rostro y lo beso nuevamente.

Tomara algo de tiempo, pero ahora podían comenzar tranquilamente de nuevo, siendo libres de las mentiras y los secretos que pusieron en peligro a su relación y a ellos mismos.

Mr & Mr de Luque | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora