Todos merecen una segunda oportunidad, ¿cierto?
No fue todo su culpa, su mente fue débil y sucumbió ante la presencia de "su madre".
El intentaba buscar una señal de esperanza en medio de un mundo roto y corrompido. Y lo único que encontró fue malda...
Pasaron tres días desde el asalto en Sierra Leona, ahora el equipo estaba en Somalia donde también habían terminado otra misión que consistía en averiguar el origen de los ataques de gas por Europa.
El equipo acababa de rescatar a Nikolai de su estrellado Pave Low y huyeron a través de una tormenta de Arena.
Llegaron hacia un puerto, con la expectativa de irse por mar.
Para su suerte la gran masa de arena cubría su pequeña e improvisaba base.
Todos los vehículos terrestres habían sido cubiertos con mantas para aparentar ser contenedores.
El grupo se dispusieron en una casa de concreto de 2 pisos, suficiente espacio para 3 y un hombre herido. El resto se encontraba por instalaciones del alrededor.
Cuando finalmente la zona estaba asegurada, Price decidió informar a los Estadounidenses sobre nueva información recibida de los ataques de Gas. Pero no encontraba por ningún lado su pequeña computadora.
Esta era como una mini-laptop que al cerrarse parecía un maletín pequeño.
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Price dejó a Nikolai en el piso de abajo y al subir encontró a Yuri sentado en un sillón.
-Parece que le ganó, él se está tomando su tiempo y quiere privacidad-. Habló Yuri, ladeado la cabeza en la dirección de una puerta que estaba a su izquierda.
-Odio esperar-. Y se sentó justo al frente de Yuri para luego comenzar a fumar otro de sus varios puros.
En eso, mientras que Price miraba hacia otro lado, el soldado joven puso atención a su chaleco. Tenía una pistola 1911 45. que siempre lo veía en ese sitio, mas no apreciaba su uso.
-¿Te interesa?
El comentario de Price lo había despertado de su pequeño trance al mirar por demasiado tiempo la intrigante pistola.
Algún día tendrás que ir en contra de tu naturaleza, Price. Y espero estar ahí para verlo.
Yuri llevó a Nikolai al punto de extracción aún con todo y disparos. Tal vez no fue suficiente el accionar; pero parecía que era hora de dejar los malos ojos y empezar a confiar, solo esta vez.
-Esta pistola...-. Pero desafortunadamente o afortunadamente, Soap abrió la puerta de la habitación estando de pie en el marco de la puerta. Y le entregó a Price el dispositivo.
-Oh, por cierto-. Soap notó que el capitán estaba bajando las escaleras.-A quién tengas que llamar, te recomendaría que me esperaras.
Price asintió y siguió su camino.
-Ya puedes pasar, Yuri.
(...)
La habitación era muy pequeña: solo un par de camas chirriantes y una mesa de noche entre el par. Lo único de espacio que tenían era la división entre las camas que daba a la puerta, pero era suficiente para que no chocarán al levantarse.
