∅† SMILE †∅ [Rubiusplay]

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Esa noche, impaciente por sacar una buena fotografía o un vídeo, decidió esperar mientras miraba por su ventana y cuando llegase, acercarse lentamente mientras grabara

Se mantuvo en su habitación, expectante. Había pasado medía hora, a Raúl ya le pesaban los párpados y aquella persona con máscara no aparecía. En aquella zona solo se escuchaban los grillos y el agua del lago, creando una atmósfera relajante. No había ni rastro de él.

Sin estar convencido del todo, salió de su casa, cansado de esperar, esta vez con el móvil en la mano pero el artefacto se encontraba apagado. Ahora mismo el castaño solo deseaba que aquella persona estuviera allí, no le importaba si grabara algo. Al pensar en aquello se detuvo en seco y se dió cuenta de lo que le pasaba. Raúl deseaba que él estuviera ahí.

A Raúl solo le quedaba preguntar a uno de sus amigos y no es que le hiciera mucha gracia puesto que se comportaba como un niño pequeño. Reconoce que han pasado muy buenos momentos juntos pero en este tipo de temas está seguro que o no le interesará o no tendrá ni idea de lo que habla

– Calvo tóxico! Sé que estás aquí! – gritó el castaño mientras llamaba a la puerta de la casa en la isla flotante

– Se...ñor Au...ron? – preguntó la doncella de pelo naranja y ojos azules al verlo tras la puerta

– Nieves! Hola! Em... está... Rubius? –

– No se...ñor... Osito ha sal...ido con Veg...e...tta –

– Siempre están juntos esos dos – dijo con un poco de fastidio

– De hec...cho han id...o a fir...mar los pa...pe...les del div...or...cio –

– Que? Divorcio? Se han casado!? – la doncella asiente con la cabeza – Joder... – dijo asimilando las cosas – Y... porque se divorcian? –

– Pre...gun...ta...le a Osito – dijo divertida

El castaño, fastidiado, decidió quedarse en aquella casa a esperar al mitad oso.

Cuando entró a la casa, pudo darse cuenta de lo vago que era el rubio pues la casa no estaba ni amueblada, solo habían cofres, dos camas y escaleras hacia el segundo piso. Resultaba extraño no ver casi ningún cuadro pues Raúl recuerda que en las antiguas casas, el mitad oso tenía las paredes repletas de cuadros

– Hola Nieves! Ya he vuel... – el rubio paró en seco al ver al castaño allí parado