VIII.

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Narradora O.

Todos los libros de la señora estaban ahí, en un rincón, los leyó todos y eso le fascinaba.

—¡Buen partido!—Grito Harry  sonriendo, y acomodando su gorra.

—Okay, ire a casa a darme una ducha, adiós Hazza.—Louis volvía a su casa corriendo, hoy era el cumpleaños de Max.

—Adiós, Boo bear.

*

—¿Qué tal esta el día?—Max vivía en el sótano, ya que en algún momento podían venir a inspeccionar.

—Está nevando, y el cielo está gris, apagado.

—Gracias, con tus palabras me has hecho ver todo.

–Espero que sea así, será un buen regalo de cumpleaños.

—Calla, ¡no hay mejor regalo que sopa de Rosa!—Grito Max riéndo.

Louis.

Le susurré a papá mi idea sobre Max, le encantó y sería nuestro secreto.

El reloj marcaba las 17:30, cuando Rosa terminaba de planchar para concentrarse en la cena.

"Tengo una idea..." Pensé para mis adentros, era genial, o bueno, al menos eso creía yo.

Papá entro a casa con una sonrisa, lo quería cómo a mi propio padre, él era el mejor padre.

—Hola, pequeño Boo bear.—Beso mi cabeza y depositó un beso en los labios de Rosa.

—Papá, necesito tu ayuda.—Subí corriendo las escaleras y escuché los pasos de papá atrás mío.

—¿Necesitas mi ayuda para un plan malvado?—Sonrió levemente, mientras agarraba un autito de juguete del piso.

—A Max le gusta saber cómo está el clima...—Tal vez no recordaba que era su cumpleaños, o tal vez no sabía lo que yo estaría por decir.—Podríamos bajar nieve por la ventana que da al sótano, el puede saber que esta nevando en su cumpleaños.—Sonreí emocionado, seria una gran sorpresa para Max. Era tan simple, pero para él significaría un gran gesto.

—Vale.—Corrimos abajo y buscamos las palas al fondo de la casa, detrás de nuestra casa estaba la ventana, le daba un poco de luz a Max, pero no dejaba ver el cielo, por la cantidad de árboles, y porque estaba casi tocando el techo.

—¡Más rápido, papá, debemos hacer esto mientras está la cena!—Chillé entre risas, mientras me ganaba una bola de nieve en mi cara.

Luego de dos pesadas horas, cuando Max se despertó de su siesta, observó toda la nieve, no sin antes comer un poco de postre de chocolate que Rosa hizo.

Comenzamos a jugar, habia mucha nieve y jugabamos a las guerras.

Yo estaba en el equipo de mamá, y papá con Max, nuestro equipo gano cuando los hicimos caer.

Al otro día me desperte tarde, era Domingo.

Mamá había sacado toda el agua del sótano.

Papá estaba triste, ¿qué habrá ocurrido? Mi padre es feliz.

Bajé al sótano y vi a Max prácticamente agonizando. Estaba pálido, con un termo en su cabeza y sudando.

Dios mío, pero que mierda hice.

Shelling.  |Larry Stylinson fanfic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora