Demián

Manchado

Esperé pacientemente arriba mientras trataba de quitar la sangre de la ropa en el lavabo del baño.

La sangre ya se había manchado.  Tenía ganas de llorar, siempre lo cago todo.  Me apoyé contra la pared mientras perdía la esperanza de quitar la mancha.  Lentamente me deslicé hasta el suelo, mis manos ensangrentadas cubriendo mi rostro.

Una lágrima rodó por mi mejilla mientras negaba con la cabeza. 

De repente se abrió la puerta.

–Oh, estoy- 

-¿estás bien?– Kaylo notó mis lágrimas. –Oh sí, estoy bien–sonreí tan genuinamente como pude, secándome las lágrimas. 

–Estás llorando–parecía confundido. –¿Demian hizo eso?–
Kaylo casi sonaba enojado.

–No, él me ayudó–murmuré mientras me giraba y miraba al espejo. 

–¿Demian? ¿Demian Hernández te ayudó?– Kaylo se rió entre dientes.  Le fruncí el ceño con curiosidad.  –Debes confundirlo con alguien–Kaylo sonrió, sacudiendo la cabeza ante mi increíble frase.

–Demian nunca ha ayudado a nadie– Kaylo me sonrió.  –Conocí a Demian cuando tenía 15 años. Nuestros padres son mejores amigos, así que tenía sentido para nosotros ser mejores amigos. Ha sido así desde que tenía 15 años, tal vez incluso más joven. Frío, despiadado, manipulador, el diablo. Si Demian  te ayuda, él está obteniendo algo a cambio. Te lo advierto en este momento, Demian es la persona equivocada para todos y cada uno –Kaylo me gruñó casi amenazadoramente.

Me quedé congelada;  Conmocionada.  Es como si hubiera algo de ira oculta detrás de esa oración.  –Ok ..– Respondí en voz baja. 

–Sofia– oí decir una voz.

–Él es el diablo en forma humana, lo verás eventualmente– me advirtió Kaylo mientras salía. 

–Sí hermano, ella está aquí– Kaylo lo llamó.

Demian apareció, entrando al baño.  –Ella está molesta Demian, es normal–Kaylo puso los ojos en blanco. 

–No estoy jodidamente ciego, sé que está molesta– gruñó Demian molesto. 

–Dios, alguien está de mal humor– Kaylo se alejó lentamente.

–¿Qué pasa?–Demian me preguntó. 

–Nada, solo estoy cansada–dije. 

–Vamos, te llevaré a ver a tus hermanos ahora– ofreció.  Una sonrisa apareció en mi rostro.  Parecía feliz de haberme hecho sonreír.

_______________________________

Demian decidió dejar que alguien más condujera mientras se sentaba en la parte trasera de la limusina conmigo.

Demian me miró de vez en cuando, pero yo estaba demasiado emocionado para ver a mis hermanos como para darme cuenta. –¿Tienes hermanos?–  Me volví a Demian de repente. 

Pude ver a Demian pensando.  –Eso creo–respondió con un tono confuso.  Mi cara debió parecer confusa porque Demian lo explicó más.

–Mi padre engaña mucho a mi madre, así que supongo que en algún lugar sí tengo uno, de hecho sé que tengo uno–, se corrigió. 

–¿Cómo lo supiste?–  Pregunté con curiosidad. 

–Soy el líder de la mafia. Tengo todos los papeles transmitidos por mi padre y encontré el certificado de nacimiento en una gran pila de papeles que él pensó que nunca revisaría.

Las manos de Demian se entrelazaron, se sentó como un hombre de negocios todo el tiempo.

–Entonces, ¿alguna vez vas a conocerlo?–, Le pregunté. 

–No– respondió, sin rastro de incertidumbre ni su voz. 

–Oh– dije sorprendida. 

–No necesito hermanos–, se encogió de hombros.  Asentí con la cabeza, terminando la conversación.

Finalmente llegamos a la mansión. 

Salí del coche.

–Sof– escuché a alguien decir. 

–Sofiaaa– gritaron alegremente.  Fueron Diego y Javi. 

–Ahhh–grité emocionada, saltando a sus brazos. 

–Pensamos que nunca te volveríamos a ver– Diego se rió, solo encantado. 

–La casa no ha sido la misma– Javi me abrazó.  Escuché a Demian aclararse la garganta, mis hermanos se congelaron instantáneamente.

–Chicos ...– Me froté la nuca con torpeza mientras me alejaba un paso de ellos.–Este es Demian. Demian Hernandez– le presenté. 

–También soy su prometido– refunfuñó la voz ronca y profunda de Demian.  Mis hermanos le tenían miedo, me di cuenta y no los culpaba.  Demian se acerca para estrechar sus manos y ambos se estremecen. 

–Dale la mano, no seas tan grosero–, les espeté a mis hermanos.  Sé que solo estaban asustados, pero no necesitaba que se enojaran con Demian.

Diego fue el primero en estrechar la mano de Demian.  El siguiente fue Javi.

–Soy Javi– se presentó. 

–Soy Diego–, pronunció Diego quien se mostró claramente incómodo.

–La familia Díaz, he escuchado cosas sobre tu mafia antes–Demian era muy intimidante, mantenía el contacto visual y seguía siendo misterioso.

–Ojalá cosas buenas– escuché la voz que conocía demasiado bien;  Fue mi padre.  Instantáneamente me intente ocultar detrás de Demian, dejando apenas espacio entre nosotros.  Fue difícil para mí ocultar lo asustada que estaba de mi padre, probablemente se mostraba claramente en mi rostro.

Demian inmediatamente le lanzó a mi padre una mirada sucia.  Por otra parte, Demian no hace ninguna otra expresión facial además de una de enojo.  Todos están de mal humor.

Mi padre se acercó a nosotros, con cautela, pero tratar de actuar como  Demian no era intimidante.  –Soy Fernando–mi padre estrechó la mano de  Demian con bastante violencia. 

–Lo sé, nos conocimos antes–  Demian puso los ojos en blanco, ya molesto.

–¿Asumo que estos son tus hermanos?–  Demian  me miró con una ceja inquisitiva. 

–Dos de ellos– respondí. 

–Hay más– respondió  Demian sorprendido. 

–Sí– sonreí suavemente, tratando de hacer que  Demian se enojara menos y creo que funcionó en su mayor parte.

–¿Quién es el heredero?– Preguntó con curiosidad. 

–¡Raúl!–  Grité cuando lo vi salir de la casa.  Corrí hacia él. 

–Ahhh Sofia–me abrazó, haciéndome girar en sus brazos. 

–Te extrañé–dije felizmente mientras me reía. 

–¿Dónde están Marco y Stefano?– Pregunté mientras me alejaba de él. 

–Han salido–respondió Raúl con nerviosismo.  Asenti.

Raul y yo nos acercamos a Demian .

–Este es Demian , mi prometido– le presenté a Demian. 

–Raúl Díaz, heredero–respondió estrechando la mano de Demian. 

–Veo por qué ahora es el heredero y no ustedes dos– Demian miró a Javi y Diego.  Mi padre se rió entre dientes ante la broma de Demian. 

–Eso no fue una broma–, gruñó  Demian a mi padre, mi padre se detuvo poco después.

–¿Te gustaría entrar?–, Le pregunté a Demian .  Él asintió con la cabeza mientras me seguía.