II

24 5 0
                                    

Cuando ya estoy listo son sobre las 21:30, así que obligo a Sergio a que coma algo porque si va a beber sin nada en el estómago le va a sentar mal. Comemos algo juntos, y yo cojo las llaves del cuenco del pasillo y salimos por la puerta, como vivimos en la primera planta no cogemos ascensor y llegamos al coche, lo abro y entramos, estoy buscando una buena emisora de música cuando llaman a Sergio, tengo que pararla para que pueda hablar por teléfono.

-Hola Luka, qué pasa?

Luka es uno de los integrantes del grupo de amigos de Ryan, y por ende, uno de los que viven con él en la casa.

Escucho varias palabras de Luka, pero no consigo entender bien lo que dice, y yo solo atino a callar y a tocar el volante con los dedos para pasar el rato, y pienso: ¿porqué no arranco mi Jeep y vamos ya a la fiesta?

Antes de poder arrancar Sergio me da un golpe en la pierna para avisarme por señas de que todavía no me mueva, así que no lo hago.

-Vale, bien, ahora pasamos, 20 minutos y estamos ahí.

Y cuelga. Yo me quedo con cara de: wtf, y él se ríe y me explica que hay que ir a por cervezas y a por Ginebra. Y me paro a pensar ¿tengo que meter Ginebra en mi coche? ¿Y las cervezas? ¿Quién paga toda esa mierda? Y él me explica:

-No pensaban que habría tanta gente y no hay para todos, pasaremos por el súper a comprar varias cajas de cerveza y 3 botellas de Ginebra ya que ahí tienen más. Me ha dicho que todo lo que paguemos nos lo devolverá y que gracias de su parte, Diego, que nunca aceptas estas cosas.

Esque no he aceptado, pero ahora ya no me puedo negar y hasta dentro de dos semanas Sergio no va a ir a ninguna fiesta ni va a conducir porque la Jeep se queda en el aeropuerto, así que le daré una fiesta sin problemas, y donde yo no pueda molestar en lo más mínimo. Le digo que vale, que acepto sus gracias y arranco el motor del coche.

A medio camino cojo de la guantera mis chicles de mora y sandía que son mis favoritos y me meto uno en la boca, le doy a Sergio pero lo rechaza. Aparco en la gasolinera y él se baja a por las cosas, yo me quedo en el asiento pero me doy cuenta de que él sólo no podrá con todo así que a regañadientes me bajo también y lo acompaño.

Vamos pasillo a pasillo buscando lo que necesitamos, lo cojemos todo y lo metemos en el carrito; vamos a la caja a pagar obviamente y cuando veo a Sergio mirar en su cartera, se gira hacia mí y me susurra al oído:

-No tengo nada, ¿puedes pagar con tarjeta y luego que ellos te paguen por favor?

Ya me estaba cansando de esta mierda, primero me espero en el coche al salir de la universidad, luego lo acompaño a esta fiesta aunque no debería, después lo llevo a comprar alcohol con mi propio coche y tengo que meterlo también en mi Jeep, y ahora me está diciendo que pague el alcohol que no voy a beber, y todo para que él esté feliz, pero bueno, todo sea eso.

-Bien, lo pagaré pero sólo porque es el último día que vas a hacer fiesta en dos semanas.

Él me agradece feliz y yo saco la cartera y pago, me ayuda a cojer las cosas y las metemos en el maletero, nos ponemos el cinturón y arranco, a los 5 minutos ya estamos saliendo del coche en la casa de Ryan y su grupo.
Él sale y nos saluda, y la verdad no tengo ganas de saludar ni sonreír a nadie, pero lo hago por simple educación, y Ryan me sigue hasta el maletero de mi coche. Lo abro, cojemos las cosas y le ayudo a llevarlo todo a la cocina, donde Luka y sus compañeros de casa ya están haciendo mezclas de lo que parece varias botellas de Vodka y zumos tropicales.

-Hey Diego, ya no te veo tanto por los pasillos, ¿dónde te metes?

-Pues la verdad desde que anunciaron que harían dos semanas de fiesta para descansar, no he parado porque lo he adelantado todo, lo que nos han puesto de deberes éstas dos semanas lo he hecho todo porque quiero pasarlas con la familia y sin presiones por parte de la universidad.

La miserable historia de un enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora