Ruedas

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Pensó que su día sería tranquilo, que no llamaría la atención de las personas de ninguna manera, su plan era mantenerse al margen de cualquier problema ya que sería demasiado malo que se dieran cuenta que él está repitiendo año.

Maldición, tampoco es que lo debí de haber dejado ahí sin poder subir esa rampa.

Las ruedas rodaban sin hacer mucho ruido, el chico sentado en la silla de ruedas se veía un poco sonrojado, ¿vergüenza? Probablemente fuese eso, pero el mayor no le tomó importancia.

— D-disculpa, creo que... te has pasado de salón. — Se atrevió a romper aquel silencio que por extraño que pareciera, no era para anda incómodo. — No te preocupes, yo también estoy nervioso, es mi primer día de instituto.

Giyuu se detuvo un momento despertando de sus propios pensamientos para prestarle atención al chico cuyo nombre aún no sabía y no estaba seguro si llegaría a interesarle pues planeaba solo ayudarle ya que esta ocasión se encontraron de casualidad y luego alejarse para poder pasar desapercibido de una vez por todas.

— Discúlpame, es que trabajo y estoy cansado. — Aquello lo dijo sin estar seguro del porqué le decía algo como eso. — En fin, entonces daré vuelta a tu silla y vamos al salón.

— Si, adelante, Gyomei-sensei ya debe estar en el salón. — Soltó una risa nerviosa, pero que a la vez transmitía confianza.

— Bien.

No respondió nada más, tiró de la silla hacia atrás para hacerla dar vuelta de la manera menos brusca posible y la volvió a empujar en esta ocasión, hasta el salón correcto, ese que sobre su puerta tenía el numero y división de clase; "1A".

Para su buena suerte, alguien fue tan amable que al verlos llegar les abrió la puerta y con una sonrisa y un simple movimiento de cabeza, indicó que debían pasar primero antes que él.

— Muchas gracias. — Dijo del pelirrojo quien sonrió agradecido, al menos así se veía.

— No hay de qué. — Le dijo en respuesta aquel joven de cabellos rubios que finalizaban en puntas naranjas.

Todos los que estaban presentes en el salón haciendo ruido, platicando, de pie bloqueando la pasada se quedaron atónitos, las chicas detuvieron sus murmullos y risas risueñas, los chicos fijaron su mirada en aquel joven y su extraña particularidad, los que bloqueaban el camino con sus cuerpos se apartaron dando paso libre a Giyuu quien fruncía su boca en señal de incomodidad.
Su idea de no llamar la atención se fue al caño llegando de esa forma.

— Puedes dejarme aquí, es mi asiento. — Habló el chico de la silla mientras giraba su cabeza para poder ver al joven que había sido tan amable con él y le había ayudado.

Y es que le sintió nervioso, pudo notar como el agarre en su silla comenzó a ser más fuerte y hasta cierto punto tembloroso, su aroma cambio de repente de uno de confusión lleno de dudas a un agrio aroma a incomodidad con leves toques de amargo enojo.
Lo que menos quería era que alguien se sintiera incomodo con su presencia, ahora por su culpa aquel que parecía ser tan callado, se sentía molesto.

— Bien. — Giyuu acomodó la silla de tal forma que al joven muchacho no se costara demasiado trabajo mirar hacia la pizarra. — Nos vemos. — Estaba dispuesto a irse, buscar un asiento en lo más profundo del salón y no hacerse notar.

— Espera. — Pero aquella persona le volvió a llamar y sería demasiado descortés de su parte ignorar a una persona que tenga problemas, más cuando muchas más le estaban mirando con atención dispuestos juzgar cada acción hecha por él para con el menor. — Por favor, no olvides que te dije que te compraría algo si me ayudas. — Le susurró lo suficientemente fuerte como para que él fuera el único que le escuchase. — ¿Gustas... ir conmigo a la cafetería en el almuerzo? — Aquella sonrisa volvió a hacer presencia, esa que debido a sus mejillas un tanto regordetas, le hacían parecer que sus ojos se cerraban, era el eye-smile más lindo que jamás haya visto en su vida.

I'm here [ GiyuuTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora