Es re fácil

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Es re fácil hablar y reír cuando la felicidad te moja cada poro, cada mueca de tu cara. Siempre la vida tiene otro nivel de dificultad vista desde la felicidad. Pero por alguna razón, ya sea ideológica, impuesta o mal interpretada, el dolor fue tan mal visto, que es una obligación camuflarlo de la manera que sea. 

Es re fácil hablar del dolor estando en paz, con un plato de comida, con alguien que te quiera, sin ningún hueco en el pecho. Es re fácil decir "me pongo en tu lugar". Como si eso fuese posible, cuando el barro y el miedo te hunden día a día. En un silencio monstruoso e indiferente que debería ser declarado un crimen sobre todas las vidas de este planeta. Es re fácil decir "si te duele, llorá" cuando llegas a tu casa con una seguridad  e inmunidad a esas soledades nocturnas que no hacen otra cosa que amaneceres insoportables. Es fácil hablar desde ahí, cuando se está sano. Querido y protegido. La idea de escribir sobre el dolor, es poder sentirlo cada vez menos, y no por el hecho de que esté mal sufrir, si al final todos los sentimientos son justos, pero escribir para escupir algo de esa sangre endurecida que te corta el aire de a ratos. Y por eso uno también tiene esos suspiros que son bocanadas y manotazos pidiendo unos ojos que vean lo que te pasa. Que el simple hecho de que te acompañen en cada instante, a uno lo alivia. Que un saludo con buena cara te  puede significar el día. Que tengas en cuenta y te acuerdes donde duele, para que no me metas más el dedo ahí, porque te dije que me duele. ¿No ves como me duele? Porque me tocas ahí. Acaríciame la herida por los bordes, acércate con amor, despacio, yo no voy a responder con furia a nada de eso. Que seas más cuidadoso y memorioso me puede llegar a curar. Sabés que podés tener lo mejor de mi, es la única verdad que tengo. Devolverte algo de lo que me das. Es re fácil hablar cuando uno está sano, cuando el día significa algo. Es fácil. Otros días no tanto, hay otros donde encaras ciego y no por no querer ver, sino porque ya no hay luz. Ya no hay casi ni pulso, solo queda la mecánica e inercia de lo natural. Dolor, olvido y soledad. 

Es re fácil hablar cuando uno está sano.


cielojoaquincastro

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