4. Mi fascinación por tu cuerpo (Vkook) [Parte 1]

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"Un jadeo de esos labios color carmín que tanto me atraen, mientras paseo la yema de mis dedos por la desnuda piel de tus omóplatos, trazando el camino que desciende por tu columna, tu cuerpo se estremece por mis caricias y eso me encanta.

Caricias de algodón y seda al tacto, piel suave en cualquier punto, agarre firme en tus caderas. La sola anticipación me tiene tan desesperado, la sensación es tan abrumadora que tira con fuerza del hilo del que prende mi cordura. Es tan peligroso, que entretiene.

Una aventura entre tus piernas, cuando te sostengo firme en mi mano, regálame el sonido de tu voz. Tu cuerpo tembloroso, todo tu ser se estremece y eso me fascina.

No temas, es momento de ser, sólo siente y déjate llevar. Permítele a tu cuerpo ser, sólo por ésta vez, no tengas miedo, ya no hay marcha atrás.

Es así como he de guiarme en ti, encontrando un lugar cálido entre tus muslos.

Sensación cálida, la manera en que tus paredes se ciñen a mi alrededor, tu cuerpo me abraza y tu interior me recibe, complacido, necesitado, al borde de la locura y el éxtasis.

Tu cuerpo tiembla, tu espalda se encorva formando una preciosa curva, visión perfecta, hermosos ojos miel entrecerrados y cubiertos por largas pestañas, labios entreabiertos, una fina capa de sudor y los sonidos forzados abandonan tu dulce boca.

Me adueño de tus labios sabor cereza, manjar prohibido, único en su clase. Mi cuerpo corresponde al estímulo y se mueve por sí solo, ahogando tus dulce voz con mis besos, mientras tu cuerpo me recibe, caliente, estrecho, sofocante y tan sublime.

Siento desfallecer unos segundos, pero a la vez me siento tan vivo, déjame ser tu primer y único. Déjame amarte como a ningún otro.

Ahogar tu dulce voz entre besos, jamás te conocí como ahora, de esta forma. Sólo déjame amarte, aunque lo nuestro sea imposible.

No los escuches, olvídalo todo sólo por hoy.

Sentir cada pequeña vibración, cada pequeño estímulo proveniente de la conexión entre nuestras anatomías, cada pequeño roce, hasta el más ligero movimiento, me deja sin aliento y con ganas de más. Es una sensación asfixiante, con el pulso acelerado y una familiar calidez en el pecho.

La noche perfecta, con la luna brillante iluminando nuestros cuerpos sudorosos, apasionados y sumidos en el éxtasis del momento.

Él recibía cada una de mis sacudidas con ímpetu y yo sólo quería llegar más profundo..."

—Cariño, te necesito aquí en el estudio para un pequeño trabajo.

El azabache se vio interrumpido, viéndose en la necesidad de abandonar la lectura que lo tenía tan abstraído.

Un castaño de andar animoso, se acercó y asomó su cabeza, tratando de saber qué era aquello que tenía tan absorto a su moreno.

—¿Qué lees, amor?

Más el contrario no parecía tener la intención de compartir su lectura con él. Haciéndose para un lado, dejándole una perfecta visión de su blanco cuello y piel tersa.

Aprovechó la oportunidad para asomar su rostro, respirando con calma sobre su cuello, embriagándose con su seductor aroma a colonia suave y un toque de limpio. Un escalofrío recorrió la espalda del moreno, cuando lo sintió tan cerca, repartiendo besos calientes por la extensión de su cuello y cruzando la frontera con sus hombros, trazando un tentador camino hasta su barbilla.

El joven se estremeció y cerró el libro, dejándolo en su regazo y procedió a quitarse los lentes de lectura, ignorando la pregunta del curioso muchacho de la melena dorada.

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