Por la mañana, la idea que se me ocurrió por la noche me asusta. Aún con todo, no renuncio a ella. Cuando siento que me echo atrás, imagino a Todoroki mirándome de la misma manera en la que mira a Momo, lo imagino entrelazando su mano con la mía, sonriéndome con dulzura y viniéndome a visitar con cualquier excusa.
Quiero esas atenciones para mí, lo quiero a él para mí.
-¿Estoy haciendo bien, Afrodita?-miro a mi gata mientras termino de abrocharme la camisa.
Maúlla y se hace bolita en el edredón de mi cama. Pongo los ojos en blanco. ¿Qué esperaba? ¿Que de la nada hablase y me hiciera recapacitar?
Suspiro, nerviosa, y observo la chaqueta que Todoroki me prestó en la silla de mi escritorio. Acaricio la tela con la yema de los dedos y siento un escalofrío cuando el recuerdo de lo ocurrido ayer me invade.
Realmente me salvó la vida...de no ser por él, yo no estaría aquí...pensando en cambiar su destino y a obligarlo a enamorarse de mí.
Vale, ahora sí me siento rastrera.
Aparto esos pensamientos de mi mente como puedo, esto no es sano, soy consciente de ello, y sin embargo, ¿por qué no me rindo? ¿Por qué sigo adelante?
-No, no estoy haciendo bien, Afrodita...
Termino de vestirme el uniforme y bajo a desayunar algo antes de encaminarme al instituto. Afrodita me sigue, probablemente porque ella también tiene hambre, y las dos entramos en la cocina.
Cojo unas galletas, caliento el café que dejó hecho mi padre y enciendo la televisión. Como era de esperar, la noticia clave a tratar es el ataque de los villanos. Al parecer, siguen sin descubrir el objetivo de su aparición, y desde luego desconocen el repentino cambio de opinión. La buena noticia es que no ha habido heridos. En parte, es gracias a nosotros, y es un detalle que los presentadores pasan por alto, pues solo nos nombran de pasada.
Yo también estoy muy intrigada. Es cierto que distraje la mentalidad de su líder para obligarlos a marcharse, pero ninguna idea se me pasa por la cabeza para descubrir qué hacían allí y por qué.
Recuerdo haber visto a Shigaraki antes de entrar en la casa del terror, sería imposible borrar esa imagen de mi cabeza sabiendo lo que ocurriría después; y tampoco entiendo eso.
Por alguna razón, me asusta. Aunque, pensándolo bien, asustará a todos.
Pero lo que más miedo me da, es ese villano con singularidad de llamas azules. Estaba dispuesto a matarme sin ningún miramiento, y descubrió lo que había hecho a su jefe. Eso sí asusta, siento que ahora estoy en el punto de mira. Obviamente no van a dejar pasar esto por alto, y no me atrevo a hablar con mi padre al respecto.
Termino el café en pocos tragos y devoro las galletas en un minuto, tratando de alejar esos pensamientos para no ponerme eufórica. Agarro mis cosas, apago el televisor y desaparezco por la puerta lanzándole un beso a Afrodita.
-¡Buenos días, princesa!-me saluda Eijiro desde la verja, cuando apenas me ha dado tiempo a darme la vuelta.
-¡Vaya!-exclamo, sorprendida.- Buenos días, ¿qué haces aquí?
Me acerco a él, sonriendo. Desde luego, no podría haber deseado un mejor comienzo de mañana que ir caminando a la academia con mi mejor amigo.
-A ver, querida, teniendo en cuenta lo que ocurrió ayer, es normal que quiera ir contigo. ¡Necesito a alguien para comentarlo!
Cuando llego a su altura, me abraza con fuerza. Excusas. Ha venido porque está preocupado por mí. Al fin y al cabo, el hombre de piel quemada me dejó estupefacta.
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Eres Mía, Heroína | 𝖲𝗁𝗈𝗍𝗈𝖳𝗈𝖽𝗈𝗋𝗈𝗄𝗂 𝖷 𝖱𝖾𝖺𝖽𝖾𝗋
FanfictionLlevaba toda la vida entrenando alejada del resto de niños con singularidades porque, según mi padre, la que yo poseía era peligrosa. Estuve quince años sin tener ni un solo amigo, solo un objetivo en la vida: llegar a ser una heroína. Por eso, a l...