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Juró que nunca volvería a beber después de esa noche. Nisiquiera recordaba lo que había hecho, sólo despertó a las 12 del día en un sofá que no reconocía y con una resaca de los mil demonios. Parpadeo y busco algo por esa enorme habitación o a alguien...

Se sentó en el sofá y se desperezó. Se levantó y camino por un largo pasillo. Aquella casa se veía elegante, con pocos muebles pero los pocos que habían eran blancos y grandes. Llegó a la cocina pero tampoco vio a nadie, se asomó al comedor y vio a un hombre que reconoció rápidamente.

Era Snape, leía cómodamente "El Profeta" y bebía café, cuando la vio sonrió de medio lado.

-¿Como dormiste?- su voz era aterciopelada.

Hermione quedó en shock... Aún no se acostumbraba a que su profesor la tuteara pero fuera de eso una idea pasó por su mente dejándola más en shock... ¿Que demonios hacia en casa de Snape? ¿Acaso habrían...?

Oh no. No, no.

-Bien... Supongo... Dígame ¿que hago aquí?- intentó que su voz no temblara, pero fue en vano.

-Háblame de "tú" Sussana. Y pues dormiste aqui ¿que más sería?- hablaba con voz divertida. Hermione frunció el ceño.

-¿No habremos...? Ya sabes- las palabras salieron sin permiso, solas.

Snape soltó una carcajada.

-No, no ¿que clase de maldito me crees? Sólo bebiste mucho, te pusiste muy alegre y cariñosa. Tus amigos desaparecieron y te dejaron conmigo, te iba a llevar a tu casa pero te quedaste dormida y yo no sabía donde era así que te traje aquí.

Mierda. A saber que ridiculeces habría hecho, se sonrojo repentinamente al imaginarse borracha ¿que pensaría Snape de ella? Lo que parecía extraño es que sus amigos la dejarán sola, sobre todo Jamie.

-Siéntate y desayuna. Te vez pálida- dijo en tono preocupado.

Hermione resopló.

-Con la resaca que tengo no es para menos-dijo mientras se sentaba.

Él la miró fijamente y sonrió.

-Bien, ¿te gustaría salir a tomar un té o algo así?

Hermione abrió tanto sus ojos marrones que casi se le salían.

-¿Co-como...? ¿Usted y yo?

-Si, si. ¿Que dices? ¿Te gustaría? -Dijo Snape sonriendo.

Hermione se lo pensó mucho. Esto ya era algo muuuuy raro, no sabía que hacer. Claro, le apetecía salir con el pero era tan extraño que su amargado, regañon y agrio profesor de pociones le pidiese que le tuteara y la invitase a beber un té.

-Vale.

Si, cuando fuera vieja y amargada se arrepentiría, por el momento disfrutaría.

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-Llegamos- Dijo Hermione al bajarse del automóvil de Snape.

Antes de ir a cualquier parte Hermione le pidió que la llevará a su departamento para bañarse y vestirse. Severus acepto sin problemas.

-Pintoresca...

-Vivo sola, no te burles- tutearlo sería difícil.

Snape bufó.

-Vale, mientras me baño puedes ver la tv, escuchar música, navegar por Internet o lo que quieras. Estas en tu casa.

El profesor soltó una carcajada, no pudo evitarlo. Ver a Granger decir eso mientras caminaba apresurada de un lado a otro le hizo recordar lo mandona y testaruda que era.

-Bien, sólo no tardes mucho.

Hermione frunció el entrecejo pero sólo asintió y entró al baño.

Severus llevaba más de 20 minutos esperando a la castaña. Estaba viendo un programa de animales salvajes cuando un grito lo sobresalto.

-¡Fraaank!- la escucho gritar desde el baño.

-Susana- susurro antes de salir corriendo hacia donde provenían sus gritos. Se detuvo en la puerta del baño.- ¿que sucede?

-Trae un vaso de agua! Rápido, corre!- Dijo con voz desesperada.

- ¿Para que? - Pregunto preocupado- ¿estas bien?

-Sólo trae el puto vaso de agua- la escucho toser.

Severus salió como bala hacía la cocina rápidamente tomó un vaso, lo llenó y corrió de nuevo al baño.

-Aquí lo tengo...

-Entra...- Dijo la castaña en casi un susurro.

- ¿Segura...?

-Si, sólo no mires mucho porfavor.

-Bien..- y entró. Ahí estaba la delgada figura de Hermione, el vidrio se veía borroso a causa del vapor. Alcanzó a notar que hacía un esfuerzo por taparse el pecho.

-Aquí está.- metió la mano por un costado y le entregó el agua.

-Gracias- ella asomó su mojada cara.

- ¿Que te pasa? - Pregunto con voz suave.

-Algo entró en mi garganta e iba a vomitar, mi fobia es vomitar.

Bebió el agua y cabezibaja miró a Severus...

-Bien, ahora vete.

Snape la miro confuso, ¿acaso no podía beber de la regadera si tanto le urgia? ¿Fobia a vomitar? ¿Pero que...?

Salió del baño confuso. Si, definitivamente tenía que descubrir el misterio que la rodeaba.

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-Bien, ¿nos vamos?

Snape volteó la vista hacia ella y se quedó petrificado. Era realmente preciosa, natural, casual pero extraordinaria, su belleza clásica y su inteligencia la hacían aún más atractiva.

-Vamos.

Severus decidió llevarla a su café favorito, un lugar pequeño y pintoresco. Ahí podrían hablar tranquilamente. Al llegar sólo platicaban y bebían café. Hasta que Hermione pregunto algo.

-Oye, ¿porque Frank Prince?

¿No puedes evitarlo verdad?- Siseó el hombre.-Tan curiosa, tan malditamente Gryffindor.- Escupió con veneno Snape.

-Sólo tengo curiosidad- repuso la chica.

-Bueno mi segundo apellido es Prince y Frank... Bueno ese solo se le ocurrió a Victoria- al mencionar ese nombre, una sonrisa se le formo en sus delgados labios.

-Pero porque nunca había escuchado de usted? ¿Porque cambiarse el nombre y ser invisible? - preguntó la joven ignorando ese gesto raro de Snape.

- Porque, si aquí fuera Severus Snape los mortífagos me encontrarían, le contarían todo al Señor Tenebroso y sería mi fin. Por eso nunca escucho de mi. Sabes, soy como un espía doble pero eso te lo explicaré luego.

Al ver la mirada calurosa y prometedora que le dirigía el hombre decidió no insistir y cambiar de tema.

-Y... ¿Quien es Victoria?- quiso saber.

Snape sonrió.

-Luego la conocerás-

¡Luego, luego y luego!

-Y como se yo que me contara todo "luego".

-Confíe en mi, Señorita Granger-

Confiar en él... ¿que más daba? Con lo ocurrido días anteriores y con lo de esa mañana misma no le quedaba de otra. Resopló con fastidio.

-Por supuesto, Profesor Snape- Hermione le dedico una sonrisa de medio lado que el pelinegro le devolvió rápidamente.



Un hombre diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora