◇capítulo 1◇

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Desde que asumió el cargo como líder de Konoha, nunca dejó de agradecer el día en que aprendió a usar el Jutsu Multiclones de Sombra.

Realmente aquella técnica lo sacaba de apuros, en este momento, el Séptimo se encontraba realizando cinco tareas distintas. El verdadero Naruto se encontraba en su oficina, distribuyendo las misiones por clases; un clon estaba haciendo una visita por las aulas de la Academia de Ninjas; otro se encontraba en una reunión junto a Shikamaru; dos clones cargaban y subían por la Torre del Hokage pergaminos encriptados; y el último clon caminaba en dirección al Hospital Central de Konoha.

Este último clon tenía el deber de recoger el informe presupuestal del Hospital, informe hecho por su mejor amiga y compañera de equipo, Sakura Uchiha. 'Uchiha', sonrió nostálgicamente, recordando la época en que una Sakura Haruno con ojos brillosos y larga cabellera rosa moría por llamar la atención del Gennin Sasuke Uchiha. Ahora estaban casados, con una hija que lo admiraba, que lo veía como un ejemplo a seguir, pensó modestamente. ¿Pero qué había de él? Él también estaba feliz; casado, con dos hijos, uno más complicado que el otro pero los amaba a ambos por igual. Y no solo eso, ahora se dedicaba a lo que tanto había soñado desde pequeño, protegía y lideraba la aldea que tanto quería, a pesar que el trabajo no era lo que esperaba ya que lo mantenía ocupado las 24 horas del día, ocasionándole problemas familiares ya superados, dígase Boruto.

Llegó al Hospital y se dirigió hacia la joven quien se encontraba detrás del mostrador que portaba un cartel con la palabra "Consultas", ordenando algunos papeles; Naruto recordó los que aún faltaba revisar en su oficina y soltó un bufido de resignación.

— ¿Dónde puedo encontrar a Sakura-chan?

La joven al escuchar su voz casi suelta los papeles que tenía en sus manos.

— ¡Lord Hokage!— exclamó sorprendida, un leve sonrojo empezó a aparecer en sus mejillas— Uchiha-sama se encuentra en el quinto y último piso, en la oficina de Dirección. Le anunciaré su llegada en seguida.

La joven tomó el comunicador del mostrador, pero Naruto se lo impidió, tomando el auricular y volviéndolo a colocar en su lugar. El sonrojo de la joven se acentuó.

— Quiero que sea una sorpresa, tiempo que no la veo— le comentó alegremente.

— Es mi obligación anunciarle las visitas, Lord Hokage, además ella…

— Nada. Es una orden del Hokage— fingió seriedad, pero al segundo le regaló una sonrisa cómplice, le gustaba jugar con el poder que había obtenido.

La joven asintió apenada y lo vio encaminarse hacia las escaleras. Naruto había decidido subir a pie a pesar que podía optar por el ascensor, quiso conocer el lugar donde su amiga laboraba ahora que Sarada era Chunnin y solía estar fuera de casa para realizar misiones más complicadas.

Supuso que en su casa se sentiría sola, su esposo e hija fuera… Rayos, hubiera deseado algo mejor para Sakura, aunque ella decía ser feliz. Y lo veía en sus ojos, ella era feliz, comprendía el camino ninja que había elegido Sasuke, el proteger la aldea desde las sombras; y también entendía que los niños crecen y que más pronto que tarde ellos dejaban de ser dependientes y partían. Pero él sabía que Sakura podía ser más feliz, porque los días en que regresaba Sasuke y se quedaba en la aldea, las personas que la veían comentaban que tenía un brillo diferente en sus ojos y hacían más comentarios con doble sentido, como si fueran testigos de su vida sexual.

Al fin y al cabo, siempre que ella mantenga esa amplia sonrisa en su rostro, entonces él estaría bien.

Al llegar al quinto piso notó que este se encontraba desolado; hasta llegó a pensar que se había equivocado, pero notó que ya no había más escaleras por donde subir y que por lo tanto, estaba pisando el último piso, es decir, el quinto.

Siempre equipo sieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora