◇Capítulo 3◇

4.1K 291 217
                                    

La torre de papeles por revisar crecía cada vez más verticalmente.

Estaba atrasando su trabajo, los acontecimientos ocurridos desde hace dos días influían en su rendimiento laboral negativamente. Las reprendas de Shizune se habían vuelto constantes, en ese momento ella se encontraba representándolo en una reunión a la cual debió asistir; Shikamaru por su parte no tenía cara para reprenderlo ya que a él mismo se le olvidaba hacer algunas cosas. Tanto era su retraso con los papeles que el mismo Nara —flojo por naturaleza—lo ayudaba en su papeleo, organizando y clasificando los papeles por nivel de importancia.

— Estos pergaminos están encriptados, iré a que los traduzcan. No holgazanees, Naruto.

Que sea su asesor quien lo regañara fue la gota que derramó el vaso, aun así, agradeció que este saliera de su despacho para poder sumirse en sus pensamientos.

Había tomado litros de café esta mañana para poder espabilarse un poco. Los sucesos de la madrugada estaban intactos, a pesar del alcohol digerido, la sensación de ansiedad-culpabilidad -excitación no salía de su cuerpo después de haber abandonado el local donde se había quedado su mejor amigo. Si le quedaba algo de vergüenza pediría disculpas en cuanto se le presentara la oportunidad, aunque, en todas las horas que no pudo dormir, no halló ninguna razón para justificar el actuar de Sasuke. Se había roto la cabeza toda la madrugada en busca de un porqué, estaba seguro que el Uchiha no era ningún pervertido como él (secretamente) lo era, en la propuesta que le había hecho no había ni un atisbo de morbo en su voz; pero sí tenía un pasado poco cuerdo, tal vez ese tornillo que le faltaba en la cabeza jamás había regresado, ni con su viaje de redención.

Tomó su celular y buscó entre los contactos, por naturaleza siempre había sido precipitado, y aprovecharía el buen tiempo que Shikamaru tardaría para quitarse la espina —o mejor dicho, daga— de la cabeza.

— ¿Hola?— preguntó una suave voz al otro lado de la línea— ¿Hola?— volvió a preguntar al no obtener respuesta— ¡¿Hola?!— estaba empezando a enojarse—¡¿Vas a hablar o…?!

— Sakura-chan— contestó antes que le colgara y se arrepintiera.

Echó un vistazo hacia la puerta, no había rastros de su asesor.

— ¿Naruto?— preguntó sin creerlo— Nunca llamas, ¡qué sorpresa! ¿Cómo ha estado todo? ¿Pasó algo?— soltó con preocupación.

No parecía nerviosa, ni ansiosa y mucho menos enojada. No sabía nada, concluyó. Agradeció al cielo por tal ventaja, lo último que quería era perder la amistad de su compañera pelirrosa.

— Necesito hablar con Sasuke, ¿está en casa?— preguntó cruzando los dedos.

— Está en el patio con Sarada, descuida, yo lo llamo. Espera un momento— le pidió.

La espera se le hizo eterna, podía escuchar el tic-tac del reloj de su oficina. Se preguntó qué ocurriría si en ese momento Shikamaru entrara, colgaría sin lugar a dudas.

¿Qué cara pondría Sasuke cuando se enterara que él lo estaba llamando? La misma de siempre, apostaba su alma. Bien, ¿cómo debía empezar?, tal vez con un 'Sasuke, creo que ayer tomamos mucho y…"

— ¿Ya te echaste para atrás?

Tal vez esa era la razón por la que Sasuke hablaba tan poco, su voz era escalofriante. Naruto se da cuenta que aun teniendo toda una vida atada a él, nunca lograría descifrarlo por completo. Carraspea un poco para aclarar la garganta, haciendo notorio su nerviosismo; se maldice por no pensar antes de actuar.

— De verdad estabas hablando en serio— le responde, intenta dar una voz clara y segura, aprovechando que esta vez no se encuentran cara a cara.

Siempre equipo sieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora