◇Capítulo 5◇

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Su reloj biológico envió señales de alarma a su adormilado cuerpo; sus grandes ojos se abrieron de par en par, acostumbrada a despertarse a primera hora para prepararle el desayuno a su hija.

Se levantó y la sábana se deslizó hasta su cintura. Avergonzada, cubrió su cuerpo desnudo con la tela blanca; los recuerdos de la noche anterior golpearon su cerebro cual fría ráfaga.

Una noche de pasión, una inoportuna confesión, un doloroso beso.

Sakura volteó para mirar la 'escena del crimen'. En su cama, no había nadie más que ella… ni Naruto ni Sasuke estaban allí. Una persona en lugar de tres. No había sucedido lo que en las novelas románticas era un factor repetitivo, cuando el amante esperaba a que su mujer abriera los ojos para darle los buenos días.

¿Cuántas veces le habían roto el corazón y aún seguía manteniendo viva su cursilería?

De Naruto tal vez se lo hubiera esperado, tenía obligaciones que cumplir mucho más importantes que el preocuparse por ella; pero Sasuke…, ¿y si se había ido de misión sin despedirse? ¿Acaso le había molestado el beso que le había dado a su mejor amigo?

Sacó una bata del armario y se la colocó, salió del cuarto con prisa, en busca de su esposo. Un ruido en la cocina le llamó la atención, el sonido de metales chocarse.

Se aproximó rápidamente y vio la espalda de Sasuke frente a la cocina.

— Querido— lo llamó, Sasuke giró aún con la mano en la sartén. La ansiedad acumulada en su pecho le hizo hablar— Lo que pasó anoche, yo…

— ¡Mamá!— la interrumpió Sarada, quien aparecía con unos platos en la mano— Estamos haciendo el desayuno. Papá no me dejó despertarte, ¿te duele la cabeza?

Sakura se halló confundida, ¿Sarada no había partido de misión? Entonces, ¿qué hacía allí cocinando con su padre? ¿Acaso la noche anterior no fue más que un traidor y malicioso sueño húmedo? ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Aún no despertaba?

— Sarada acaba de regresar, hubo un error en catalogar el rango de la misión, enviaron unos jounins como reemplazo.

— ¿Puedes creerlo, mamá? Viajamos por gusto. Apuesto que esa misión me hubiera ayudado en mi camino para convertirme en Hokage.

Ese tipo de equivocaciones solían ocurrir, pensó Sakura; a ellos les había ocurrido lo mismo cuando partieron como guardaespaldas del señor Tazuna, de eso hace muchos años.

Entonces no había sido un sueño.

Sakura se dio cuenta que su hija no despegaba sus oscuros ojos de ella, y que tenía las mejillas levemente sonrojadas. Recordó que tenía puesto una bata pequeña de seda y que seguramente su aspecto no sería el mejor, después de todo, se sentía físicamente agotada.

— Me alegra que hayas llegado bien, Sarada. En un momento regreso para acompañarlos a desayunar.

Partió rumbo al baño, llegó a escuchar un pícaro comentario de su hija intentando tomarle el pelo a su padre. Se miró al espejo mientras se quitaba la bata. Su cabello estaba despeinado y sus ojos brillaban ansiosos… qué desvergonzada se sentía.

Abrió el grifo de la ducha y entró a la bañera, el agua no lograba disipar sus dudas.

.

Al llegar a su despacho, Shikamaru le informó sobre el problema con la categorización de las últimas misiones; entre ellas se encontraba la misión que le habían encomendado a su hijo y a Sarada. Resopló con alivio, una suerte había resultado haberse marchado antes que amaneciera.

Siempre equipo sieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora