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El sonido había descendido bastante alrededor de las tres de la mañana y la mayoría, ya se encontraba lo suficientemente borrachos como para no interesarse lo suficiente más que sólo tratar de que sus cabezas dejasen de girar, mientras tanto, un pequeño grupo, que aun encontrándose mediamente sobrio, se había reunido en el piso del jardín trasero para encontrar un poco de aire y también para jugar un poco.

Pues, ¿qué es una fiesta sin juegos? Había dicho Johnny cuando tiró de Taeil hacía el grupo. Si, que era una fiesta sin ellos, seguramente algo menos humillante y triste, pues, cuando la afirmación del nunca- nunca "has sentido algo por una amistad", el mayor no pudo evitar mirar de reojo a su compañero y tirar de su vaso a sus labios, sabiendo que probablemente la mayoría estaría pensando en cómo años anteriores había salido con su amiga de la infancia.

Lo que el más bajo no sabía, era la forma tan disimulada en que Johnny tuvo que tomar su botella para darle un trago después de excusarse con "dios, esto está muy bueno", pues su mirada había estado desde hacía mucho tiempo sobre el chico junto a sí y el cómo sus orejas estaba levemente tintadas de rojos por el alcohol en su sistema.

― ¡Alegremos esto! ― Chilló Yuta, el japonés que había llegado al curso el año anterior tras una trasferencia, tomando de un sorbo el poco contenido de su botella para luego colocarla en medio. ― Juguemos a esto, quien elija la botella, tienen que besarse ¡sin excusa!

― Hombre, ¿te das cuenta que te puedes besar con Mark? ― Habló Johnny soltando una carcajada, codeando al pelinegro a su lado que hizo una mueca rara, pues, todos en el grupo sabían en Mark lo toleraba más que apreciarlo. Todos soltaron una risa, incluyendo a Taeil, debido a que realmente todos habían sido testigos de al menos una vez en las que el menor le gritara al japonés cuan irritante era.

― Yo digo que si juguemos, será divertido. ― Habló Sunny, inclinándose para tomar la botella y ser la primera en darle vueltas, soltando una gran carcajada cuando se detuvo en SeonHyun, su mejor amiga desde la infancia.

Quizá todos estaban lo suficientemente ebrios como para reírse de todo, sin embargo, la ebriedad bajó cuando fue el turno de Taeil. Le rogó a su suerte, el que no le fallara y que no le hiciera pasar vergüenza aun cuando probablemente ninguno recordara lo que estaban haciendo. La botella giró y se detuvo en una bonita chica, de la cual, genuinamente no podía recordar su nombre, pero sus labios tenían una mezcla cerezada con alcohol que no fue de todo en gracia para su boca. Sus labios eran finos, por lo que terminó besando más sus comisuras que sus labiales como tal; la chica alejándose un poco avergonzada mientras los demás sólo vitoreaban y animaban al siguiente a girar también la botella.

Su mirada se desvió de la misma, chocando con la oscura y brillante visión de los ojos de Johnny. Difícil de descifrar que habían dentro de la bruma caoba, y más con tanto alcohol rodeándole.

Si tan sólo...

El turno de Johnny llegó, y sonriendo giró un poco fuerte la botella. Taeil, empezaba a prepararse para excusarse e ir al baño, pues no estaba seguro de cómo podría sentirse junto al alcohol, el ver a su mejor amigo besar a alguien justo a su rostro. Pero antes de que las palabras salieran de su boca, la botella se detuvo en medio de ambos.

Sintió su cabeza palpitar de la misma forma que su corazón y las burlas a su alrededor no tardaron el hacerse notar, animando a Johnny en hacer el reto mientras éste se reía con cierta timidez, aun cuando se había impulsado para gatear hasta donde su mayor se encontraba, quedando a tan pocos centímetros de su rostro.

Podía oler su perfume mezclados con el dulzón olor de la bebida que tomaba, sus ojos estaban directamente en su campo de visión, brillando una vez más, sin embargo, estos se desviaron hasta quedarse sobre sus labios. Taeil no pudo evitar relamerlos, anticipando y además, demasiado nervioso para poder pensar en algo coherente, como en cualquier excusa.

Los labios de Johnny se presionaron en los suyos, un tacto suave, gentil, sin ningún tipo de prisa. Su cabeza dio vuelta. Sintió su respiración perderse en la manera en que sus labios parecían encajar perfectamente, en su sabor.

Necesitaba salir de ahí.

Una vez más su cabeza dio vueltas para cuando el menor se separó, mirándole con algo que no pudo descifrar. El alcohol le jugó un mal juego, llevando su mano hasta sus labios y así, levantarse tan rápido como pudo y correr al baño tras una nueva sensación nauseabunda.

afraid | johnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora