Encuentro

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Esta historia se centra en un hombre desolado de su propia naturalidad, un hombre de contextura baja y ojos penetrantes que no eran de humanos, puesto que éste era un Espada, quien vivía en un mundo en particular, llamado El Hueco Mundo.

Por otro lado, lejos del mencionado mundo, existía una joven carismática, cuya belleza se reflejaba por su increíble amabilidad y por su agraciada apariencia.

Dos individuos totalmente diferentes, pero a la vez con un fuerte anhelo de permanencia, encontrados en mundos distintos.

Aquí es donde comienza la historia, reflejándose profundamente en los acontecimientos de estos dos seres. Quienes en algún momento, no pudieron comprenderse.

El indiferente hombre deambulaba por todo el desierto sin fin, pues, no había nada, no sentía nada. No había un rumbo, ni siquiera un destino al que llegar. Caminando entre las sombras no hallaba aquello que quería conocer, y al mismo tiempo, algo que lo hiciera despertar de su jaula.

Es así, que al observar el oscuro y tenebroso cielo, pareciera que Ulquiorra no se cansaba de caminar, como si necesitara que algún ser divino descendiera del cielo, pudiendo guiarlo a su destino. En un mundo tan silencioso y vacío, inexplicablemente, decidió ir al mundo humano. Quizá quería comparar lo tan vacío que éste estaba, observando los diversos comportamientos y sentires de las personas.

―Envidio a los humanos.

Ulquiorra nunca pensó en la posibilidad de ser guiado, dado que él no estaba hecho para complacer sus propios anhelos, ni mucho menos para sentir. Después de todo, eso era lo de menos.

La vista desde arriba era impresionante, nadie se daba cuenta de su presencia, parecía una vil criatura escondida.

Contentos, abatidos, alegres, desanimados, furiosos, emocionados, energéticos, cansados, afligidos, tristes, satisfechos, apenados...

Constantemente se hallaba a si mismo con un infinito de preguntas mientras observaba con análisis las reacciones de las personas, las cuales no dejaban descansar su mente. A pesar de eso, quería hallar una oportunidad única, ya que el Hueco Mundo no estaba siendo un lugar capaz de soportar tanta soledad.

Por ello, decidió darle fin a su inoperante vida, intentando camuflarse entre la gente, en busca de un ser divino.

¿Qué es una emoción? Quizá él quería comprender un poco más acerca de todo esto.

Y entre tanto conglomerado de personas, vislumbró a una mujer, quieta y serena observando las olas del mar. De repente, se había dado cuenta de que era la misma mujer que vio en aquel entonces, cuando fue capturada y llevada al Hueco Mundo.

Por él.

De alguna manera, Ulquiorra pensó en que, si estuviera allí con ella, podría saber más cosas sobre los SENTIMIENTOS. Aunque era probable que la mujer se atormentaría por su presencia, no le importó nada de eso.

Yendo tras ella, sin parecer extraño, tocó su hombro suavemente y le susurró:

―Eres tú. ¿Cómo era tu nombre?

La mujer pareció exaltada, atormentada por volverlo a ver después de tanto tiempo. Ella no sabía el por qué de su repentina presencia, no lograba comprenderlo. Intentó gritar, pero el joven tapó su boca, predeciendo lo que iba a suceder, así que, procuró calmarla para luego tomarla en brazos.

―¡Oye! ¡Que haces! ¡Suéltame! ―Gritó alterada observando sus blanquecinas manos.

―No quiero griteríos saliendo de tu boca, lo único que quiero son respuestas.

―¿Disculpa? ¡No tienes derecho a hacerme esto!

―Te he encontrado por fin. Así que, solamente ayúdame... ―Murmuró seriamente.

La mujer lo miró asombrada, ella tenía en cuenta de que era uno de los enemigos de Ichigo Kurosaki, pero, no podía dejar de mirar esos ojos en busca de algo. Tenía en mente de que en cualquier momento la asesinaría, pero había algo en él que le interesaba.

Un enemigo pidiendo ayuda.

Tal vez... Él quería cambiar.

La mujer invitó al joven a sentarse para empezar a explicarle que sería dificil ayudarlo sabiendo que, lo que él no tiene, no lo podrá obtener, y ella sabía que aunque le explicara, sería incapaz de asimilar.

―Así que, tu nombre es Ulquiorra. Yo soy Orihime Inoue, un gusto.

Ulquiorra no lograba entender sus intenciones, pero sabía que si ella le explicaría cosas que para él le resultaban difícil, lograría entender, aunque no sentir.

―El amor. Las personas sienten eso, así como el miedo, y otras emociones que seguramente ya sabes. Escucha, tu no tienes corazón, no sentirás lo que las personas sienten, los sentimientos no se pueden describir para que lo entiendas, solo debes sentirlo. ―Dijo francamente.

―No puedo percibir nada. Si encuentro un corazón y lo implanto en mi, ¿Podría sentir?

―Ulquiorra, no podrás aunque te pongas uno. Porque aquello es un órgano vital del cuerpo, y debe estar conectado a tu cuerpo mediante venas de sangre, tu lo sabes. Pero tu... no tienes sangre, ni órganos, eres como simple polvo.

De alguna manera, Orihime sintió lamento por alguien como él, estaba siendo encarcelado de sus pensamientos. Pero ¿Qué significaría todo esto?

Sin saber que hacer ni decir, Ulquiorra pensó en que ésta mujer podría ser especial para él, tal vez ella fuera la única en quien pudiera confiar. El amor es uno de los sentimientos más frecuentes en el mundo humano. Y Ulquiorra solo quería poder... sentir aquello.

Sin motivo alguno, Ulquiorra la miró fijamente y se acercó lentamente a ella, acariciando sus mejillas.

Orihime se sonrojó por lo inesperado, y aunque sintiera sus blancas y frías manos, sintió un hormigueo único en su piel. Hubo un momento en que Ulquiorra le dijo que, entre tanta gente despreocupada, ella era la única que se apiadó de alguien como él.

―Es ridículo, pero ¿Existe una manera de convertirme en Humano? ―Preguntó de repente el hombre.

Al escuchar esas palabras, ella no pudo creer en lo que había dicho, no supo que hacer, ya que era una decisión complicada, pues, durante toda su vida, creyó pensando en él como una amenaza.

¿Qué es lo que eres, Ulquiorra?

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¡Primer capítulo!

A pesar de que es una de las tantas historias ulquihime, no deja de ser una de mis parejas más lamentables en el universo de Bleach.

Así que intento añadir un poco más de consideración en estos dos personajes.

Gracias por leer :)

En el vacío mundo de UlquiorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora