Cap7

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Hoseok había sido interumpido de sus tareas habituales para buscar por todo el castillo a la pequeña Sunhee, la cual debía de estar en su clase de piano y no merodeando por los alrededores.

Asi Hoseok recorrió todo un mundo en busca de esa pequeña. Hasta finalmente verla saliendo de la cocina, con un par de macarrones de fresa en las manos, una corona de flores muy bonita y un pequeño niño que la acompañaba escondido detrás de ella.

-Vamos, vamos, seguro padre no se molestará, ¡podrás jugar conmigo en mi habitacion!-parloteaba emocionada y el chico solo se encogia.

Hoseok suspiró antes de llamar a ala pequeña princesa.

-Princesa Sunhee-dijo acercándose a ella y tomandola de los hombros-Su padre le andaba buscando para sus clases de piano.

Sunhee bufo y refunfuño enfadada.

-¡Las clases de piano son aburridas! ¡Yo prefiero jugar!

A Hoseok no le importaron las protestas y solo apartó a Sunhee de aquel niño, y la tomó de la muñeca no tan fuerte pero si con la fuerza suficiente para que no se safara de el. Observó como el pequeño se encogia más en el lugar y miraba con duda a donde estaba la princesa.

-¿Tu quién eres pequeño? -preguntó Hoseok.

-Soy hermano de Jimin...

Hoseok asintió y le dio indicaciones para buscar a su hermano, el niño desapareció de su vista y prosiguió a arrastrar a la princesa Sunhee hasta la sala del piano, donde esperaban por ella. Después de un largo recorrido finalmente llegó a la sala, tocó antes de entrar a la sala pero nadie respondió y decidió entrabrir la puerta, primero asegurándose de que Sunhee estuviera a su lado.

Cuando asomó su cabeza lo que vio no le fue nada agradable. Una sirvienta, omega, estaba siendo acorralada por un alfa el cual no había visto antes por el castillo. Lo extraño, fue que su corazón palpitó con fuerza al ver aquel alfa moreno con un cuerpo estructural, y sentir su olor picante de chile, muy diferente al suyo.

-No pense que aquí habría mujeres tan...descaradas.

A Hoseok le asqueó la forma tan insinuante de coqueteo. ¿Cómo es que dejaban a Sunhee con este tipo de hombres? No estaba seguro, pero si estaba seguro que ese hombre no le daba buena espina. Carraspeo su garganta llamando la atención de los dos presentes, la sirvienta hizo reverencia y se marchó, en cambio el alfa moreno frente a el se le quedó mirando fijo con ojos entrecerrados y una sonrisa asomándose por su boca.

Oh, no, que ni lo piense.

-Disculpe la demora señor...

-John, para ti.

Mi estomago de revolvió de manera extraña, que quise interpretar como asco a ese hombre.

-Aquí está la señorita Sunhee.

La pequeña princesa al ser mencionada entro en la sala, de brazos cruzados aun y un puchero en su rostro. El rostro de John mostró una sonrisa de ternura y se acercó a la pequeña, yo me mostre a la defensiva mirando fijamente los pasos de John advirtiendole con la mirada, aunque no creo que sea capaz de hacerle nada a una niña.

-Hola preciosa, ¿por qué tan enojada?

-No quería venir a las clases de piano-respondió la pequeña haciendo un puchero mas pronunciado.

-Oh, ¿es que no te gusta pasar tiempo conmigo? Eso me pone muy triste.

-No, no, no-negó enseguida- Usted es increíble, pero no me gusta tener que practicar el piano.

-Oh, entonces tomemos esta clase libre y hagamos algo divertido ¿te parece?

Sunhee asintió. Bueno, al parecer este hombre es agradable con los niños. John y Sunhee sacaron unos planteles para que Sunhee pudiera pintar algunos garabatos y Sunhee se veía feliz con ello. Hoseok pudo respirar más tranquilo, tal vez había malentendido las cosas.

El hombre dejó a la pequeña garabateando colores y se acercó a el, quien estaba parado observandolos a ambos. John se sentó en un sillón y le miró tan insistentemente que tembló.

-Sobre lo que viste antes...-habló John- fue un malentendido, no quiero que pienses que soy un cualquiera, mucho menos que me gusta andar por ahí coqueteandole a lo primero que vea, no soy así si es que lo pensaste. Al contrario prefiero ser un caballero, y aunque algunas personas lo consideren ya pasado de moda un poeta romántico.

Hoseok se quedó sin palabras. Había malentendido todo. Sin embargo, el solo era un sireviente, ¿por qué le explicaba esto a el? si ningún derecho tenía a protestar o criticar algo de sus jefes.

-Te lo explico, porque me gustas.

El corazón de Hoseok, palpitó fuerte en la entrada de su boca. El hombre era demasiado directo. Y ademas el sólo era un sirviente, un mayordomo, jamás pensaría en estar con alguien de tanta clase como este pianista, ni en sueños. No respondió y John lo dejo pasar, pero ambos sabían ya que en la presencia del otro aparecían esas mariposas en el estómago y esos deseos de estar juntos.

Dulces para el Príncipe||Yoonmin||Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora