RODRIK
El interrogatorio fue, como decirlo, extraño. Ese hombre había sufrido mucho, no le veía desde el entierro de Nicole. Eran una pareja increíble pero los médicos dijeron que le quedarían secuelas por el accidente. Se nota, se nota y mucho.
Cuando me llamaron para ser su abogado me negué por un momento pero luego lo pensé mejor. Pablo necesitaba ayuda y yo podría ganar el juicio, pero no sabía que le juzgaban por un cuádruple asesinato y un robo a mano armada a un banco. Lo peor es que no se acuerda de nada. Si no descubro que pasó en realidad, Pablo morirá en la silla eléctrica. Está en la lista negra.
Me dirigiré al banco, al lugar del crimen.
∞
Aquí es donde empezó todo, según la historia de Pablo, algo le atrajo hacia dentro. Así que yo también lo hice. Ese lugar me daba un poco de escalofríos, habían asesinado a cuatro personas, pero era un buen lugar donde empezar, era la escena del crimen. El banco estaba abierto al público, da igual lo que hubiera pasado, no podían cerrar y perder ingresos.
"Una niña estaba sentada en un sofá jugando con un juguete". En ese momento recordé las palabras de Pablo e intenté ver lo que me contó. Y sí, había un sofá negro en la parte izquierda del vestíbulo, al lado de lo que parecía ser una sala de estar para los trabajadores del banco. Me acerqué al sofá con intención de investigarlo por si encontraba algo relevante para el caso, pero un guardia se interpuso en mi camino.
- No puede entrar aquí señor, solo para gente autorizada.
- Solo quería sentarme un poco en ese precioso sofá de allí, me duele un poco la espalda, problemas de edad sabe –dije confiado para que no supiera que en realidad no me ocurría nada en absoluto.
- Lo siento señor, me parece que no será posible.
- ¿No tienen un lugar para que la gente como yo pueda relajarse tranquilamente? Con tanta cola tendré que esperar de pie y no puedo, me lo dijo el médico. Voy a tener que hablar con su superior. –contesté alzando un poco la voz.
- Por favor, le ruego que no grite, tranquilícese. Intentaré llevarle a algún lugar donde pueda sentarse.
- De acuerdo, es usted muy amable.
No había conseguido mirar el sofá pero este hombre podría colarme. Desde dentro intentaría recabar más pistas. El guardia me dirigió hacia una sala bastante decorada, con un ordenador y varias sillas, parecía un...
- Este es mi despacho, es pequeño, pero bastante confortable, puede estar aquí cuanto usted quiera, pero no toque nada. Yo me tengo que ir pero confío en usted, cualquier cliente es importante.
- Ok, muchísimas gracias, que tenga un buen día –respondí con una sonrisa de oreja a oreja, nunca viene mal ser agradecido.
El hombre dejo la puerta entrecerrada y pude oír sus pasos alejándose. Ahora tenía dos opciones: quedarme o ir a explorar.
No me puedo quedar aquí con los brazos cruzados. Tengo que salir de este despacho y recabar pruebas. Salí de la habitación y dejé la puerta como estaba. Caminé con cuidado fijándome en cada detalle. Nadie me tenía que ver, si no me echarían de allí. Entré en una sala, había un ordenador y unos uniformes de guardia. A la derecha, una puerta que dirigía hasta el vestíbulo, a la sala del sofá y los vestuarios de los guardias.
Decidí entonces mirar el ordenador. En él, salían los informes de cada trabajador. Miré cada informe hasta llegar al de los guardias fallecidos. Como ya sabía murieron tres guardias y una niña. Dos de los guardias eran hombres, la que quedaba era una mujer, Érica Flinn. Miré el informe de Érica. Tenía una hija de 8 años, al parecer eran familia. "Una niña estaba sentada en un sofá jugando con un juguete y al lado había una mujer, preciosa. Era una guardia de seguridad." Pablo había descrito a Érica y a su hija (las dos asesinadas). En lo primero que se fijó fue en ellas, ¿por qué? ¿Qué relación tenía con ellas? Érica también tenía un despacho propio, me acercaría a ver, todavía no habían recogido sus cosas, así que estaría todo como Érica lo dejó.
Tengo que tener cuidado, alguien podría verme. Entré en el despacho de Érica sin que nadie me viese. Su despacho era bonito y ordenado. Tenía una foto de ella y su hija. Me fijé bien, Érica tenía un gran parecido a Nicole, de hecho parecían gemelas. A lo mejor por eso Pablo se fijó en ella, todavía está afectado por el accidente. Registré a fondo el despacho de Érica, encontré un documento del gobierno. ¡Era una orden de alejamiento contra Pablo! ¿Pablo? ¿Por qué? ¿Qué la habría hecho?
Salí del despacho de Érica, cerré la puerta y me alejé rápidamente. Al ir a salir de la zona de "solo autorizados" un hombre me paró.
- No puede estar aquí señor, salga inmediatamente –estaba serio.
- Sí perdona, tengo ganas de ir al baño y creo que me he equivocado, ¿no?
- Señor, los servicios están al entrar a mano izquierda, ¿me está mintiendo?
- Ay, las cataratas me juegan malas pasadas. Cuando seas mayor lo entenderás –e intenté reírme, pero estaba tan nervioso que parecía que estaba jadeando.
- ¿Tan mayor es usted? Se conserva como una rosa, si me permite decir.
La verdad es que no era tan mayor, ¡tengo 67 años por dios! Pero casi siempre es una buena tapadera.
Cuando salí del banco miré mi reloj, era tarde. Me iría a dormir y mañana investigaría en otro lugar.
Me acabo de levantar. Pablo habló sobre el edificio de su trabajo, podría ir allí e investigar.
Busqué en mi móvil el expediente de Pablo, allí estaría el nombre de la empresa para la que trabajaba. Just call us... Lo busqué en Google Maps. Pedí un taxi y me llevó hasta la fachada principal. Era un edificio alto, pero no lo suficiente como para sobresalir de los que le rodeaban.
ESTÁS LEYENDO
En la lista negra
LosoweUna matanza de personas, un robo. Disfruta de esta novela detectivesca, de acción y con unos toques de humor y suspense donde nada es lo que parece. ❗NO se publicarán más capítulos de esta novela.