Encuentro (+18)

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Los recuerdos se desvanecen lentamente al pasar los minutos, 
durante la noche caminaba en un mirador de la ciudad,
mis ojos solo miraban sin observar, mi cuerpo caminaba
solo por andar, mi mente estaba tan inquieta,  y daba rodeos
que dormir era imposible, de repente vi una silueta,
se parecía tanto a ti, y tú eras lo que daba vuelta a mi cabeza.
Sin miedo me acerqué y te hablé pero tu decías no conocerme,
fingías tan bien que llegué a pensar que eras otra persona,
tardé en entender el juego al que jugabas, me presenté,
era un placer conocerte, y no pude evitar las ganas de invitarte
a beber unas copas de vino  mientras veíamos la ciudad, aunque
en realidad lo único que hiciera fuera solo verte.
No parabas de hablar, y yo no paraba de escucharte, bebía tu voz
a grandes tragos como el vino que tenía en mi mano, jamás
pensé que por mi cabeza pasara el atrevimiento de invitarte a mi
departamento para escucharte mejor, y jamás pensé que aceptarías,
cuando entraste a mi habitación me empujaste sobre la pared y
con tus suaves manos agarraste mi playera y empezaste a besarme,
el sabor de tu saliva era mas  embriagante que el vino y cubría hasta
hasta mi barbilla, lo único que pensaba era beber sin parar
hasta perder la conciencia, al bajar hacia tu cuello, no era necesario
decir palabra alguna, tu piel hablaba por si sola,
con mis manos exploré la topografía de tu cuerpo,
con mi boca, jugaba a darte diez mil besos en todos tus lunares
pero a la vez, fingía que olvidaba la cuenta y volvía a empezar,
con mi lengua, surqué los canales de tu cuerpo que regaban
el monte al cual deseaba llegar, y cuando estuve allí, sediento,
bebí y me bañé en el manantial que allí emanaba,
posar mi cara para besar el suelo causaba temblores,
tus jadeos seguían el ritmo de tus contracciones,
mis besos ahora sabían a ti, y después, estuve dentro de ti,
cabalgar sobre los montes me hacía perder la noción del tiempo
sentir el calor del sol emanado por tu cuerpo me hacía
extraviarme en el momento hasta que desperté.

— Y solo me di cuenta que mis sabanas estaban mojadas.


 

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