minghan

238 23 1
                                    

Bendito el dios que le brindó la paciencia suficiente para trabajar con Kim Mingyu sin ahorcarlo con el cable del secador de cabello. Quién quiera que haya sido, nunca dejaría de agradecerle.
No quería tener cargos por asesinato.

¿Dónde diablos se había metido el desgraciado?
Su equipo estaba buscándolo, su manager llamándolo desesperado, su seguridad de buscándolo incluso buscando debajo de las rocas e incluso él, su estilista, había tenido que emprender su búsqueda.

Cómo lo odiaba.

Su sesión de fotos con una de las más importantes revistas del momento estaba a menos de 2 horas de comenzar y no estaba. Cómo si la tierra lo hubiera devorado.

"bien" pensó, "me quedé sin trabajo". Lamentándose más por la perdida de su trabajo que por la del grosero modelo, dejó de mirar por las numerosas salas y suspiró. No le estaban pagando por buscarlo.

- al diablo con kim.- dijo para sí mismo, frunciendo su ceño mientras caminaba hacia una máquina expendedora y metía un par de monedas en ésta.

Estiró su mano para pulsar los botones, pero antes de que pudiera hacerlo alguien ya lo había hecho. Se giró para mirarle de mala manera, pero se sorprendió al ver qué se trataba del estúpido desaparecido.

- ow, Hannie, gracias por pensar en mí y mi bebida.- Su sonrisa socarrona, dios, como la odiaba.

Acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz antes de responder.

- Tómalo como cuando dejan a los presos elegir su último menú. Si no te mata tu manager lo haré yo.

Pudo ver perfectamente como su manzana de Adán subía y bajaba, tragando saliva por la amenaza.

- ¿Porqué?- Cuestionó incrédulo, incluso algo aterrado.

- una hora y treinta minutos.

- ¿de qué hablas, Hannie?- ahora estaba nervioso.

Uno de los placeres de la vida era poner a la gente nerviosa.

- Tengo una hora y treinta minutos para arreglar esa estúpida cara que tienes, y el reloj corre, espero que tú también empieces a hacerlo.

Mingyu se cuestionó porque alguien con una carita y apariencia angelical podía sonar como sacado del infierno, y también se preguntó cómo alguien como él podía gustarle tanto.

- ¿Qué tanto miras, imbécil?, no te veo moviéndote.

Volvió a tragar saliva y empezó a caminar seguido de Jeonghan.

Siempre le habían dicho que los carita de ángel eran peores que el diablo, y nunca lo había confirmado hasta que consiguió un nuevo estilista hace 4 meses.

Los mejores 4 meses de su vida, no lo dejarían mentir. Fastidiar a Jeonghan era su pasión, y el contacto que tenían gracias a su trabajo era lo mejor. ¿Ser maquillado por esas manos tan bonitas?, La mayor de sus fortunas.

El regaño que recibió de su equipo quedó en segundo plano al tener a Jeonghan de frente, utilizando el maquillaje suficiente para hacerle lucir mejor con el atuendo de la sesión. Desde ese ángulo podía ver sus bonitos ojos centrados en su trabajo, sus largas pestañas y sus rojizos labios, era un infierno no poder besarlos porque se trataba de él. Había escuchado tantas veces maldecirlo que dudaba que en algún momento pudieran llevarse bien.
No quería comportarse como un tonto, pero era su impulso de idiotez.

En su defensa podía decir que su comportamiento había cambiado y solo le gustaba molestarlo a él incluso si terminaba ganándose su rencor. Había dejado su vida de mujeriego por él. Era la primera vez que se obsesionaba tanto con alguien, su manager le dijo que probablemente era un capricho, pero ningún capricho duraba casi 5 meses.

- Hannie.- le llamó, sabiendo que detestaba que le llamaran así. Adoraba ver cómo su ceño calmado se fruncía.

- No te muevas.- Advirtió, aplicando con una precisión digna de admirar la sombra en sus párpados.

- Deberías modelar conmigo algún día.

Los ojos de Jeonghan se abrieron sorprendidos, ¿Ahora a qué estaba jugando?

- No digas tonterías y déjame trabajar.

Mingyu abultó sus labios en un mohín.

Maldito fuera el dios que le había dado el don de dar ternura cuando quisiera.

- Si te quitaras los lentes todos podrían ver lo bello que eres. Mi manager te reclutaría de inmediato y podríamos trabajar juntos, ¿No sería increíble?

- Mhm, Yupi.- sin disimular que la idea no le alegraba, Jeonghan terminó de aplicar los últimos detalles y se alejó limpiando sus brochas.

Mingyu por dentro se desanimó por dos razones, la primera, había terminado con su trabajo y solo lo podría ver entre retoques, y la segunda; el si quería modelar con Jeonghan. Le parecía un desperdicio no tener a alguien como él de modelo, tenía todo lo necesario. Pero quizá no le gustaba estar debajo de los reflectores, al contrario de él que amaba ser el centro de atención.
Suspiró con pesadez.

- Oye.- Lo llamó una voz que adoraba, como un cachorro que reconoció su nombre se giró hacia él y lo primero que vio fue una lata de jugo, la misma que había pulsado en la máquina expendedora.- Si no te lo tomas te mato.

Tomó el jugo entre sus manos y asintió, demostrando más de lo que debería su felicidad por ser amenazado.

Jeonghan alzó una ceja, nunca entendería porqué Mingyu parecía alegrarse cada vez que lo insultaba. Y bueno, a él no le fastidiaba seguir haciéndolo.

I was made to love you. [Mingyu Centric]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora