Capítulo 2

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—¿Crees que pueda cambiar de tamaño?

Levanto la mirada de las bolas de nieve para observar a la chica con una ceja arriba, ella me sonríe mientras espera una respuesta de mi parte. Suelto un suspiro. Tomo un vaso más grande y vacío la nieve en él para después dárselo.

—Gracias—me dice apenada y se marcha con su amigo.

Me recargo sobre la vitrina observando a las personas en el centro comercial, llendo de un lado al otro con bolsas en ambos brazos.

¿Debería simplemente resignarme a hacer lo que mi madre diga? O ¿Debería irme sin decirle nada y darle la sorpresa una vez que me encuentre allá? Así evitaría sus regaños. Quiero irme, pero al mismo tiempo me siento culpable por no seguir como a mi madre le gustaría.

Me sobresalto al sentir una mano en mi trasero, rápidamente le doy un manotazo a lo que ella se ríe y toma asiento junto a mí con su agua en manos.

—¿Qué tanto piensas?—pregunta aún con esa sonrisa gatuna en el rostro.

—En mamá.

—¿Ya hablaste con ella? Apenas salimos de vacaciones, ¿No crees que debiste esperar?

—¿Esperar a que se dé cuenta de que no me inscribí en ninguna universidad? No gracias, prefiero discutir con ella todo mi año sabático, sabes cómo es.

Ujum...

—¿Qué dijeron tus padres?—pregunto mientras tomo asiento junto a ella y robo su agua.

—Ya sabes, no importa, mientras me vaya de casa—alza un hombro restándole importancia al hecho de que no le importa a sus padres.

Suspiro de nuevo.

Ella tiene razón, no debería estresarme tanto, apenas comienzan nuestras vacaciones de verano, creo que tengo mucho tiempo para pensar en lo que haré o no con mi vida.

—Mira, creo que vienen por tí.

Volteo a verla confundida, sigo su dedo índice para encontrarme con mi hermano junto a mi abuela, ambos sonrientes al verme. O quizá por el helado.

—¡Nana!—exclama Stefan alegremente mientras saluda a mi amiga.

—Creo que es por tí.

—¿Cómo estuvo su día?—pregunta mi abuela con una sonrisa.

—Bien, es la temporada de los enamorados—respondo mientras les sirvo el helado de siempre.

—Todo el año es temporada de enamorados, cualquier excusa es buena para salir a tomar algo—me guiña un ojo.

Sólo sonrío y le entrego los vasos.

—¿Un gato?—escucho decir a mi amiga en la conversación que tiene con Stefan.—pero tu hermana es alérgica

—¿Y? El gato es para mí.

—¿Por qué hablas de gatos con Nana?—me cruzo de brazos, él sonríe.—te ves muy feo pidiendo cosas a la gente—susurro, me saca la lengua y se marcha con la abuela.

—Dejalo, es muy tierno—hace puchero.—quiere un gatito, ¿Crees que puedas soportarlo?

Ruedo los ojos.

—No tienes porqué darle algo.

—Pero yo quiero, tu hermanito es como mi hermanito también.

La miro con una sonrisa durante unos segundos.

—Claro. Bueno, me voy, ten cuidado con esos hombres de la noche—beso su mejilla.

—Sí, lo que digas. Nos vemos, iré a tu casa mañana.

Fall In Love [Arte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora