Amor platónico

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No sé cuántos segundos han pasado. Quizá minutos, ya no lo sé.
Todo parece ir cada vez más lento mientras no dejo de ver
como tus labios se mueven furiosamente mientras que mi pecho empieza a arder.

Tus labios rojos están
porque ella no te ha parado de besar.
Tú. Ella. Todo es correspondido.
Y continúan, supongo que está bien.

Una pequeña parte absurda dentro de mí desea saber que es lo que estás sintiendo y poder beber
todo este dolor que me está consumiendo.
Pero tropiezo una vez más en esta realidad y siento que duele como el infierno.

Tú allá con ella.
Yo dos metros de distancia.

Eso no importa porque entonces sucede que veo tu mirada llena de satisfacción
y siento que se me corta la respiración.

Mi corazón deja de palpitar por unos segundos.
Oh, santo cielo.
Desearía ser yo la que ocupa su lugar,
quien pudo acariciar tus labios y beber de ti.

Pero eso no va a suceder.
Tú nunca supiste de mi.

Corazones en dueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora