Dejo que mi piel llore
porque mis ojos se cansaron de hacerlo.
Las lágrimas que tú conocías se tiñeron esta vez de rojo,
y siguen fluyendo
con el grito sordo que jamás llegaran a tus oídos.
Dejo a mi piel sentir
todo lo que mi pecho padece
cuando no te tengo.
Dejo que la poesía de tu cuerpo
me siga llamando
cuando tus labios insisten en que no lo haga.
¿Qué me pasa?
Dejo que todo tú me confunda,
porque ya me he acostumbrado
a la sensación de tenerte cerca
y de sentirte tan lejos.
Estoy bañándome en tus recuerdos
que siguen lastimándome.
me sigo bañando
en la eterna espera de tus promesas invisibles.
Tú puedes
hacer cualquier cosa conmigo
porque ya no tengo auto-control.
Tu puedes destrozarme
con una sola mirada.
Tú puedes mucho,
sin hacer nada.
Tienes ese poder
y no te das cuenta.
Te sigo llorando en silencio,
como siempre.
Me sigo bañando con sangre
pero cada vez siento menos,
y tal vez al fin esté libre
de la catarsis que provoca el hecho de solo pensarte.
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Corazones en duelo
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