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Un suave rayo de Sol chocó contra su rostro, haciendo que frunciera el ceño y se removiera entre las sábanas tibias, despertándose de un profundo sueño. De vuelta a la realidad.

Bostezó frotando sus ojos con sus dedos para retirar las molestas lagañas, y pestañeó un par de veces para aclarar su visión.

Aturdido y con los sentidos adormilados, sonrió al sentir el peso de dos fuertes brazos alrededor de su cintura, un olor masculino y familar envolviéndolo de manera agradable. Un cuerpo detrás suyo abrazándolo posesivamente sin intención de soltarlo.

Suspiró por el gusto y se apegó más contra él. No tenía ánimos de querer levantarse y abandonar la cama.

JiMin dirigió una fugaz mirada a la ventana, dándose cuenta de lo claro que estaba. Calculando, debían pasar las nueve de la mañana y él todavía ahí echado sin comenzar su rutina diaria. Pero si era sincero, prefería quedarse allí, enrollado en el cálido nido que habían formado él y su Alfa la noche anterior. La esencia de ambos mezclándose, flotando en el aire, calando dentro de sus fosas nasales. Era una mezcla que simplemente le hacía sentir en paz y en calma.

Reconoció que tenía cierta flojera de hacer cualquier cosa ese día.

Aunque sabía que "el deber" llamaba y él como buen omega, debía de cumplir con los oficios del hogar, preparar la comida y demás.

Se quedó quieto, relajado, peinando su cabello revuelto y enmarañado, distraído sumido en sus pensamientos un rato.

Al sentir a Daniel moverse un poco y gruñir inconscientemente a la vez que el agarre sobre su cintura se volvía más firme, supo ya que era hora de levantarse y activarse. Sin importar las ganas que tuviera de seguir durmiendo un cuarto de hora más.

Exhaló aire con pesar.

Se daría un baño, cepillaría sus dientes e iría a preparar el desayuno antes de que el Alfa dormilón despertara también. JiMin sabía que a su novio le gustaba todo a la hora. Y él quería evitarse malentendidos, como otras veces.

Retiró las sábanas mientras salía con cuidado de la cama, quitándose los brazos de Daniel de encima lentamente, se escabulló hacia al baño.

Se aseó a un tiempo récord y salió sigilosamente de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí.

A paso tranquilo, caminó por el pasillito que lo llevaría a las escaleras. Sujetándose del pasamanos bajó todos los escalones hasta llegar a la planta de abajo, y estiró sus brazos mientras cruzaba la sala acercándose a las ventanas para abrirlas y ventilar un poco la casa, estaban en pleno verano y a JiMin lo agobiaba el calor, así que se preocupaba por mantener la casa fresca.

Marchando con pereza hasta la cocina, encendió la luz y se acercó a la despensa para sacar lo necesario para hacer un rápido desayuno. Montó agua para calentar en la estufa para preparar café en tanto revolvía unos huevos en la sartén. Unas buenas tostadas, huevos revueltos, tocino y café serían lo suficientemente buenos para comenzar el día.

Dulce Hogar © VMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora