9. Tengo que volver con él

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Harry

Recostado en la cama me dí cuenta de lo importante que era para mi que él estuviera conmigo, verlo acostado sobre mi pecho, con su pelo que rozaba una parte de mi cuello y me hacía sentir cosquillas y aun así no quería correrlo, podía apreciarlo perfectamente, apreciar lo hermoso que era y lo pleno que me hacía sentir, la paz que me daba su presencia y la felicidad que provocaba sobre mi persona sin importar que estuviera pasando. Su cuerpo daba calor, su pierna que estaba sobre la mía hacía sentirme protegido de alguna manera, cuidado, mi brazo que estaba por debajo de él, ya empezaba a sentir esa sensación de cosquilleo, pero no quería correrlo era un momento perfecto, en la oscuridad de la habitación, con solo una leve luz que entraba desde la ventana con los rayos de sol de temprano, los dos juntos en la misma cama, tapados por una colcha, acurrucados y abrazados el uno al otro y a él se le notaba esa sonrisa en la cara, aunque estuviera dormido, esa que a mi tanto me gustaba y me hacía sentir mariposas en la panza cada vez que lo veía. Era un momento increíble, que iba a quedar para siempre y solo entre nosotros dos, porque lo que había pasado en la noche... mejor quedarnos callados y tenerlo como secreto, que fuera un momento del que cuando nos acordáramos nos hiciera sonreír sin importar el lugar en el que estuviéramos y nos hiciera felices. Me dí cuenta, con tal solo verlo en ese instante, que en serio añoraba que fuera la persona que me acompañara por el resto de mi vida, que estuviera cerca mío para todo lo que me pasara, bueno o malo, pero que estuviera ahí para mi, para tan solo darme un abrazo y hacerme sentir como en casa. Estar yo para él en todas las que me necesitara, para protegerlo en mis brazos y cuidarlo cada vez que pudiera. Definitivamente, lo quería a mi lado y para siempre.

Después de estar un rato analizando la situación o mejor dicho pensando la forma de propuesta, me levanté de la cama despacio para no despertarlo sino mi plan no iba a funcionar mucho. Me destapé, saqué mi brazo debajo de él, que ahora casi ni sentía, despacio y me levanté, le dí un beso en la frente y me lo quedé mirando unos segundos, una sonrisa se dibujó en mi rostro de forma automática. Lo volví a tapar y salí en puntitas de pie de la habitación. Se me había ocurrido escribirle a Eleanor para pedirle ayuda con los anillos, porque a mi me podían encantar pero esto quería hacerlo realmente bien y ayuda iba a necesitar si o si. Le escribí y a los pocos minutos ya estábamos hablando a través de una llamada. Quedé en pasarla a buscar, así íbamos hasta la joyería y también comprábamos algunas cosas para decorar todo cuando le propusiera pasar el resto de la vida conmigo a Lou. A eso de las 11 llegué a su puerta, se la notaba contenta y eso me gustaba, aunque no tuviéramos una gran relación, era una persona que quería un poco también y a parte debía aceptar que ella también conocía bastante a mi chico.

Llegamos a la joyería y cuando el vendedor me empezó a preguntar como las quería, de que material, oro o plata, de que tamaño, finas, gruesas, de mujer, de hombre, con piedras, sin piedras, con algo escrito o sin nada, no supe que responderle, menos mal que había llamado a El para eso sino no iba a saber qué elegir. Ella se encargó de buscarme algunas opciones que, mas o menos, nos representara, o tuviera algún detalle por fuera que sabía que nos gustaría a ambos. De todos los que trajo, elegí unas plateadas, que cada uno, tenían la mitad de un corazón, dibujado por una línea negra que estaba trazada de una manera muy delicada, uno la tenía en negro y el otro en dorado, y que al juntarlas se formaba un corazón por completo, me encantaron y no dudé en elegirlas. La primera parte ya estaba hecha, ahora faltaba la decoración para la propuesta.

Volvimos al auto y comenzamos camino hacía la próxima tienda, en el auto le conté todo lo que había pensado y como planeaba pedírselo, se vé que le gustó o la puso feliz todo lo que estaba pasando porque al bajar del auto, me abrazó y me dijo que me felicitaba y que estaba muy contenta por lo dos. Llegamos a la tienda y no nos pudieron atender porque ya estaban cerrando, pero Eleanor se acordó de otra que quedaba un poco cerca y podíamos ir a ver si encontrábamos lo que quería. Nos quedaban solo unas cuadras o casas, no se, yo solo la seguía a ella, pero una señora apareció corriendo como loca, pidiendo ayuda, nos dijo que su nieto estaba dentro de la casa, que se estaba incendiando, y no podía sacarlo, era mayor y no podía volver a entrar, por lo que no dudé y le pedí a Eleanor que se quedara ahí fuera, mientras que yo entraba pero en cuanto me dí cuenta, los dos estábamos dentro. Comencé a preguntarle cosas cosas al niño, que me dijo que se llamaba Mike, así me respondía y podía seguir su vos. La casa estaba llena de humo, era imposible respirar sin ahogarse. Le pedí a El que se quedara agachada en un lugar así cuando pudiera le pasaría al niño a ella, cosa que pude hacer después de 3 minutos de entrar y salir de habitaciones sin saber donde estaba parado. Comenzamos camino hacia la salida pero en cuanto me quise dar cuenta el humo me tapó por completo y no ví nada más.

A Tu Lado {LARRY STYLINSON}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora