Capítulo uno

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(Rose)

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(Rose)

Debo resistir, debo ser fuerte, me digo a misma mientras me quiebro con cada regaño, para luego yo misma recoger y pegar mis pedazos por el amor que siento por los seres que amo.

—Otro error y estas despedida —me advierte entre dientes mi jefe.

Dicen que el cliente siempre tiene la razón, pero pienso que hay limites en ese lema, solo porque soy la chica del aseo de este restaurante no significa que soy menos persona, si un cliente trata de propasarse conmigo no puedo evitar ponerlo en su lugar. Al paso que voy creo que voy a terminar siendo despedida si es que no renuncio antes.

Doy un suspiro mientras  intento terminar de limpiar para poder ir a mi otro empleo como repartidora de comida, cuando era pequeña creía mucho en los cuentos de hadas. Una vez escuche a mi mamá quejarse por su soltería así que le traje un sapo con la ilusión de que cuando ella lo bese se transforme en un bello príncipe. Mi tía Clara solía contarme cuentos para dormir, amo los cuentos. Pero mi preferido sin duda alguna era la doncella y la fuente mágica, en la que la doncella saltaba en la fuente y conocía un mundo mágico.

Para mi suerte mi tía contaba con una fuente en su patio, pero al saltar en ella me di cuenta que esta no era mágica, por lo que termine con un buen resfriado y un gran regaño de mamá. Con el tiempo me di cuenta que la vida no es un cuento de hadas y que debo luchar mucho cada día en ella.

Después de dejar los baños y el piso como un espejo voy a mi otro trabajo, mi jefa tiene cara de pocos amigos. Por el tono de su cabello veo que el tinte que le regalo su novio, no cumplió con sus expectativas.

—Bobby no vendrá hoy —dice mi jefa—. ¿Lo vas a reemplazar en su turno nocturno de nuevo?

—Si —respondí, mientras me dirijo al baño a ponerme mi uniforme.

Bobby y yo hemos estado saliendo desde que trabajo aquí, es muy considerado la otra vez me dio chocolates porque estaba con cólicos por mi periodo. Últimamente tiene que cuidar a su abuela por lo que tengo que reemplazarlo aunque eso signifique que salga muy tarde de aquí.

Quisiera poder ayudarle con el dinero de mi paga para pagar los medicamentos que su abuela necesita, pero no puedo porque tengo que pagar el alquiler de mi amiga Kelsin. La cual cuido desde hace unas semanas, luego de que se fracturo la pierna, se me hizo difícil decirle que no, cuando me pidió ayuda.

Mis tíos aun siguen enfadados conmigo por decidir mudarme con ella, lo único malo de vivir con Kelsin es que su departamento no es muy económico y yo soy la única que paga por él. A pesar de que le aconseje que nos mudáramos, para no gastar tanto dinero. Ella se negó y a cambio dijo que si la ayudaba, cuando se recupere lo primero que haría seria ayudarme a cumplir mis sueños de ser actriz.

—¡Rose apresúrate! —gritó mi jefa.

Mi uniforme esta algo arrugado pero no me importa, rápidamente tomo el pedido y con prisa conduzco una motocicleta vieja la cual debo cuidar como un tesoro ya que le pertenece al novio de mi jefa y si la daño la tendré que pagar con mi salario.

Sigo la dirección del pequeño papel que me dieron, cada vez estoy cerca, por el ruido es una fiesta. Me estaciono al frente de la gran casa y me cuesta trabajo que me escuchen, al fin alguien me abre y me invita a esperar a dentro mientras busca el dinero por la comida.

Había mucho ruido, la luz no era muy buena, había muchas personas y sin embargo mis ojos lo encontraron a él. Bobby estaba besándose con una chica y este llevaba la camisa que le di por su cumpleaños. Toda la confianza que le había depositado se rompía como el cristal.

Furiosa tome una bebida y se la tire encima. La chica que lo acompañaba me empujo delante de todos, pero yo logré mantenerme firme.

—¿Estúpida sabes el valor este vestido? —exclamó ella pues algunas gotas habían caído en su vestido plateado.

Bobby me miraba sorprendido no esperaba verme aquí, no era el único sorprendido yo tampoco esperaba verlo aquí.

—Valor, ¿Qué sabes tu de valor? —comente con mi voz entrecortada—. El tipo que acabas de besar, ¿Sabes cuanto vale? —añadí agitada—. ¡No vale nada!¡Es un cretino! —Grité en voz alta.

—¡No conozco a esta lunática! —se defendió él tomando fuertemente del brazo conduciéndome hacia la salida.

—¡Suéltame!¡Me lastimas! —me quejé.

Las personas de la fiesta solo observaban como me sacaban de ahí bruscamente, cada paso me sentía mas decepcionada por la persona que tenía a mi lado.

—¿Creí que me amabas? —le dije cuando estábamos afuera de la casa.

—Ella es más bonita, tiene dinero y me ama —agregó —. Ella es perfecta, lamento no haber terminado esta relación antes—confesó—. Te amo, pero no lo suficiente para quedarme contigo.

—Si me dejas por esas razones, significa que nunca me amaste —dije al escuchar sus palabras, con mis ojos rojos por contener mis lagrimas.

Mi brazo me dolía, pero mi corazón dolía más. Cuando das lo mejor de ti esperas recibir lo mismo, yo creí que recibía el mismo amor que daba ya veo que no. Di la vuelta y me fui de su vida. No merece que llore por él me dije a mi mismas, mientras irónicamente lloraba sola en un rincón de esta enorme ciudad. 

La flor que tocó el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora