Capítulo tres

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(Rose)

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(Rose)

—No, no puedo —respondí casi tartamudeando.

Bobby frunció el ceño y se levanto para acercarse a mi, pero por cada paso quedaba yo retrocedía tres.

—Piénsalo bien Rose, ¿De verdad piensas rechazarme? —me cuestionó.

Mis ojos dejaron de hacer corazones desde su engaño, las mariposas las mato aquel día junto con la confianza que le tenía.

—Estoy segura que encontraras a alguien mejor que yo —le digo tratando de animarlo—. Ya me lo has demostrado —agregué. Veo que se aproxima un taxi y no dudo en hacer una seña para detenerlo, necesito irme pronto.

—Yo quisiera decírtelo lo mismo —añadió cortante.

—¿Qué quieres decir? —le pregunte seria.

—Soy el mejor partido que tienes y sin embargo me estas dejando ir —declaró con frialdad—. ¿Creí que eras mas lista?

Ahora si esta muy ofendida, ignore sus comentarios y abrí la puerta trasera del taxi. Justo cuando iba a ingresar me detuvo del brazo.

—¿A donde vas con esas maletas?¿Tienes acaso otro?

Ahora resulta que la que yo soy la mala de la película, simplemente por no seguir su juego.

—Eso a ti no te interesa —le digo enfadada.

Sentí como su mano apretó mas fuerte mi brazo por mi comentario, parecía que en cualquier momento iban a salir humo de sus orejas.

—Si tomas ese taxi será el peor error de tu vida —me advirtió antes de soltarme.

Bobby es un idiota pensé dentro del taxi con mis ojos rojos por lo enojada que estaba, un segundo y me derrumbaba en lágrimas. Soy muy sensible con las palabras y quedan grabadas en mí como un cuchillo profundo en mi pecho.

Con el poco dinero que tenía estaba decidida visitar la casa en la que tengo tantos recuerdos de mi infancia, quiero respirar aire puro y volver a sonreír.

Tengo suerte que en la carta este la dirección de la casa de la tía Clara, después de varios días pude llegar. Antes de ir a la casa hice una parada en una tienda del pueblo. Compre varios sobres de sopa instantánea para no morirme de hambre, había más gente en el pueblo de la que recordaba.

Siempre guarde las llaves de repuesto que me dio tía Clara cada vez que me quedaba afuera jugando, fue buena idea haberlas conservado todo este tiempo. ¿Tal vez las guarde porque pensaba algún día volver? ¿O tal vez solo quería guardar algo de mi tía?

Cuando llegue la casa estaba llena de telarañas y mucho polvo. El hermoso jardín de mi tía estaba completamente marchito y la fuente le había pasado factura los años. Pero aun así seguía siendo la casa de mi infancia. Mis tíos probablemente no la pudieron vender, porque siempre me negué en firmar documentos desconocidos.

Hacia mucho frio, recolecte algunas ramas y madera vieja y los puse en la chimenea para calentarme. De repente comenzó a nevar, ver los copos de nieve caer me daba mucha paz. Coloque mis manos heladas en mis bolsillos, fue ahí que recordé que tenía mi celular apagado. Al prenderlo vi que tenía muchas llamadas perdidas de mis tíos, una llamada de Kelsin apareció de improvisto.

—¡Rose hola! —Me saludo con entusiasmo.

—Hola —le dije con nostalgia, pues en el fondo extrañaba su voz.

—Sé que no te trate bien la última vez, ¿Pero adivina qué?¡Te conseguí un empleo grandioso!

Al final Kelsin me seguía apreciando y yo juzgándola mal. Muchas respuestas positivas cruzaron por mi mente, tengo el problema de ilusionarme demasiado rápido.

—¡Enserio!¿En que? —añadí muy alegre con mi sonrisa de oreja a oreja.

—¡De bailarina! El nuevo bar del tío de mi novio, necesita una y tú eres perfecta—respondió sin cambiar el tono de su voz.

He tenido muchos empleos, pero nunca como bailarina de un bar, creí que sería un trabajo cercano a mis sueños de ser actriz. Un silencio incomodo se hizo presente por unos instantes

—¿Qué pasa si no quiero el empleo? —confesé.

—¡No puedes rechazarlo!¡Ni lo pienses! —exclamó Kelsin a través de la línea—. ¡Ya les dije a todos que aceptaste!

Me sentía muy  incomoda y el ambiente se puso tenso, al menos para mí lo fue. Nunca le he fallado a mi amiga y he accedido a todas sus peticiones, pero ahora siento que debo ponerle un limite.

—¿Qué pasa con mis sueños?¿Aun te acuerdas cuales eran?—

—Rose debo ser sincera, tus sueños son imposibles, olvídalos de una vez.

Mi corazón se entristece y casi suelto mi celular. Ni el frío del lugar se comparaba a las frías palabras de Kelsin. Parece que he estado caminado sola todo este tiempo sin una persona que me quiera de verdad yo también me he fallado muchas veces, tantas veces que me he cuestionado si yo también me amo. Si me olvido de mis sueños me fallaría de nuevo y no quiero eso.

—Mis sueños son complicados, pero no imposibles —le murmuré antes de finalizar la llamada.

Apague de nuevo mi celular, tengo ganas de llorar pero no quiero llorar en esta casa que es tan especial para mi. No quiero deprimirme hoy aunque sea hoy. Suspirando fui a la cocina con el fin de encontrar un abrelatas, pero no lo encontré. Mi mamá decía que cuando buscas algo siempre encuentras otra cosa menos lo que buscabas y era cierto. Porque termine encontrando un vino que estaba casi lleno, para ahogar mi penas y a la vez lograr mi cuerpo caliente empecé a beberlo.

Cuando menos me di cuenta estaba completamente ebria y ya no me sentía triste si no muy feliz. Me puse mi corona de papel que hice cuando tenía siete, comencé a brincar y dar vueltas por toda la casa sintiéndome toda una reina.

Mi corazón se dio un gran susto, cuando me tropecé por accidente y sin querer termine cayendo en la fuente. El agua recorrió todo mi cuerpo haciendo que se me ericé la piel, causando que saliera rápidamente de ahí. En mi gran estado de ebriedad tropecé de nuevo había el suelo, mi vista se empezó a nublar.

Era extraño el clima se sentía cálido como por arte de magia, quería abrir mis ojos para comprobar que estaba equivocada y que en realidad estaba nevando. Pero mis ojos me pesaban, el sueño me venció y acabe durmiendo en el patio de la casa alado de la fuente.

La flor que tocó el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora