Lockers.

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—¿Qué tal si cantamos juntos?— se animó a preguntarme.

—No, no.—hablé rápidamente.—Yo solo canté como Felicity como Nina me siento muy expuesta y me da vergüenza.

—Pero lo importante es que te animaste, y sabes que eso no importa si fue Felicity o canta Nina, esa sos vos, son tus ideas y diste un gran paso mostrando quién sos.— me decía fijamente mientras agarraba nuestras manos.— En su momento creaste a Felicity porque la necesitabas, ahora déjala ir.

—A lo mejor deberías escribir vos.— le respondí con una sonrisa.

—No me cambies de tema, te conozco tanto.—él me lo decía mientras se iba acercando más a mí para darme un beso.

—¡Pará!— me acordé de las aclamadas cámaras.— Que la cámara nos puede ver.

—Dale, no te voy a poder dar ni un beso acá.—seguía insistiendo.

—Bueno, quizás solo uno.— respondí, normalmente nuestros besos eran eternos pero este parecía que sería algo especial.—Mira, estuve haciendo...

Y se empezó a reír, al parecer le causa risa todo lo que digo o lo que hago.

—No te rías de mí.— le dije mientras trataba de explicar en mi cuadernito lo que iba a decir.—Hay un solo lugar dónde la cámara no nos puede ver.— al parecer soy tan experta en estas cosas que estoy planeando un lugar tan secreto para poder tener un momento a solas con él.

—¿Dónde?

—Acá, justo acá.—y lo llevé a un lado de los lockers.

—Nah, pero sí...—y se quería acercar.

—No Gastón, Gastón.—lo detuve.—Es que el ángulo de ventilación de la cámara no nos llega a ver.

—No respiro... 

—Juntitos, juntitos.—digo aceleradamente.— Ahí no pasa nada.

Decidí mover mi brazo que estaba encima de su pecho y lo miré con una sonrisa algo especial, mientras que el hacía lo mismo.

Se acercaba más y más mientras que yo tenía mi cabeza recostada en los lockers y al mismo tiempo él tenía sus manos en mi cintura, pero no todo salió como lo esperamos hasta que llegó ella, al parecer era una chica rubia de algún lugar que justo llegó en el momento más oportuno que estábamos viviendo.

—Hola, ¿qué tal?—le hablé, y Gastón hizo un gesto de saludo con la mano.

—¿Cómo va?— habló el e inmediatamente nos miramos a los ojos y sonreímos, recordando este momento tan gracioso que pasamos.

Veíamos como la chica se iba hacia el otro lado de los lockers y él me empezó a hablar.

—No creas que de esta te vas a salvar, eh.

Yo solo atiné a reírme cada vez más.

—¿De verdad lo decís?—respondí quedando frente a frente queriendo desafiar su propuesta, aunque la diferencia de altura no ayudaba en nada.— Porque al parecer tu plan no salió como esperabas.

—Quizás, pero soy el Gastoncito y de mí nadie se salva y menos tú.— y empezó a hacerme cosquillas.

—No, Gastón.— le dije mientras me reía.— De verdad, te voy a dar un beso y ya.

—¿A pesar que la cámara de ventilación nos llegue a ver?

—Está bien, acepto.— y le planté un beso fugaz en sus labios que cada vez más querían ser una adicción a mi piel.

¿qué pasó después? |one shots| gastinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora