Las cuerdas de la guitarra se rompen

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Tratando de afinar mi guitarra, se rompió la única cuerda que la hacía ser lo que era. Déjame explicarte por qué.

Era una guitarra vieja, cansada de ser tocada, llevaba medio siglo siendo, pero diez años de esos cincuenta había permanecido siendo sin ser.

Su sonido no era tan melodioso como antes, debido a que tenía pequeñas fisuras en su cuerpo; por ello, se veía desgastada. Como si no fuese suficiente para ningún guitarrista, se sentía.

Pequeñas manitos tocaban sus cuerdas y le hacían ser estridente, cosa que la envejecía cada día más y más.

Su pintura llegó a ser café, pero ahora tenía tantas tonalidades grises y sepia, que no podías distinguir si era alguna pieza del museo, de esas antigüedades que alguien rescata porque la ha encontrado de tirada tristemente o enterrada en algún lugar remoto, llena de mugre y tierra. O por el contrario, si era víctima de un descuido fatal por parte de manos sudorosas.

Más de cincuenta fueron las manos que pasaron por sus cuerdas, pero su destino final quedó, como siempre, a "manos" del último par de las mismas que la llegó a tener. Un descuido y un alivio.

Con el deje del pasar de los años, esa melancólica guitarra había sido cruelmente aporreada, por lo que, podrías ver que su mástil era la obra de arte más descompuesta. Porque, vez de parecer madera, su estructura se asemejaba a los cristales rotos de un vidrio que todavía logra mantenerse a pesar de daños y años.

Fue una buena guitarra, que servía como lo que era y otra cosa que ya no logro recordar. Pero que si eras ágil y hábil, darías un concierto con ton y son.

Puede que ese instrumento fuese tan viejo como yo. Pero ni siquiera logro percatarme de si yo he vivido más que él, o él que yo.

En fin, cuando ya no habían más que cristales rotos con forma de ella, sin serlo, claro está. Decidí tocar para un grupo de amigos, y en un momento de euforia, mientras afinaba sus cuerdas, viendo a esa muchacha hermosa que pasaba delante de mis ojos, estaba firmando su sentencia de muerte.

No lo negaré.

Fue mágico ver cómo una pieza que parece estar completa, comenzó a desmigajarse debido a que una cuerda traviesa se reventó para nunca más ser arreglada. Como cuando un corazón ya está roto, pero le falta que ese "algo" que no se puede decir, o que ya está dicho, se rompa.

Había que buscar esa cuerda desgastada, tenía que romperse, su ciclo estaba terminado.

Al final de todo, siempre habrá algo roto. Pero no puedo dejar de pensar que la muerte de una guitarra se asemeje a la muerte humana.

¿Morirás destrozado?

O

¿Te gusta saborear el dolor?

O

¿Ya el dolor no se siente, solo quieres irte en paz?

Probablemente nada de esto sea verdad.

Jamás quise destrozar a esa guitarra.
Pero al final, un año después me doy cuenta que, murió el mismo día en que su dueño partió, y sus dedos jamás flotaron por ella y para ella. Los dos sufrieron un paro, solo que ella lo vivió por diez años más.

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2020 ⏰

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