¿Por qué no jugamos a las escondidas?

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-¡Despiertah bella durmienteh eh horah!.-Unas manos movían la cama de manera desesperada.

Este era mi último día en cama, después de este día tendría una vida normal de nuevo, sin más reposo y sin tener a Rubén de esclavo personal...joder, seguiré usando las gasas durante un rato más, si mi cabeza fuera de goma, me caería más a menudo, así podría estar tumbada todo el día.

Abrí mis ojos encontrándome con Chetto.

-Jelou. -Mi voz era ronca, me estiré entre las sábanas.

-Pelirroja, vístete, alguien quiere verte.-Encendió la luz.

-De quien coño estas hablán... ¡Ay Gordo, perro obeso ven a mi!.-Gordo entró por la puerta alegre y se tumbó en mis brazos besando mi mejilla y la de Chetto.

-Estaré en la cocina.-Sonrió de lado y salio de ahí.

Hice la cama, acomode un poco la habitación, y me dirigí a nuestro baño.

Entré a la ducha, calentita como siempre, Madrid está frío, y demasiado, intento no demorar mucho en la ducha para no hacer esperar a mi amigo el barbudo. 

Me puse mis converse negras,  un suéter blanco con pequeños destellos dorados, unos leggins negros y mi gorro de lana negro.

-Lista, ¿Mangel y Rubius no vienen?.-Pregunté ladeando mi cabeza, a decir verdad no he visto a ninguno de los dos desde que desperté.

-Ellos van a otra parte, eres mía este día.-Sonrió y tomó sus llaves de la mesilla, estas tintinearon cuando él las tomó.

-Vale vamos.- Me encogí de hombros y comencé a caminar hacia la puerta.

-Gordo ven.-Dije antes de que Chetto cerrará la puerta, no me gusta dejarlo solo.

¿A donde habrán ido? Siempre me llevan con ellos.

(∩ ͡°  ͜ʖ ͡°)⊃━☆. * .

Subí al asiento de el copiloto y Gordo en mis muslos acostado, chupeteando el cinturón de seguridad, y nos encaminamos a nuestro desconocido destino.

Llegamos a un piso muy alto, decidimos creernos personas saludables y en lugar de usar el ascensor subir por las escaleras...mala idea, muy mala idea.

-Joder, que cansado.- Mi voz estaba ronca y la garganta la tenía seca.

-Y queh loh digah chicah, imaginah yoh que tengoh setentah añoh mah que tu.

Gire para ver a Gordo, el vago se cansó de subir, y ahora sin más se tumbó en plena escalera a querer tomar siesta, ¿Será joputa?

-¡Ay! Gordo por Dios ven acá, perro vago.-Tomé a mi peludo amigo y comencé a subir con el en brazos.

-Pisoh 23 deh 57.

-Madre mía.-Rodé los ojos.

Joder que esta pesadilla termine ya.

(∩ ͡°  ͜ʖ ͡°)⊃━☆. * .

-Ya...casi...Llegamos...¡Ahh!.-Dejé a Gordo en el suelo, este solo se tumbó en él y respiraba mostrándome su rosada lengua.

-Obeso... como si tu hubieras subido estas escaleras, no hiciste ni un puto cuarto.-Le regañé con mi respiración a mil, a lo que respondió mirándome fijamente y volver a su rol de "exhausto".


Y no no estamos hablando de cosas de el demonio, mentes sucias.

Comenzamos a caminar hasta la puta entrada de el piso 57.

Tomé la perilla y abrí la puerta, Gordo entró a paso veloz, pues el piso olía a que alguien estaba preparando algo de desayuno... que oportuno porque muero de hambre, Chetto yo nos dejamos caer en el piso dentro de la pieza, daba a un pasillo pequeño con piso de madera color claro.

Beyond -Rubius y Tu- [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora